XIV.

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P.O.V SONIA STONE

Dos meses después…

Tres meses de embarazo, eso tengo y ya escuché el corazón de mi bebé, ese día lloré como nunca antes y Alfredo está muy feliz, hasta los momentos ya amo a mi bebé y no veo la hora de tenerlo, los primeros meses no han sido fáciles, es tener sueño, son las náuseas, mis humores cambiantes, es todo a la vez.

Con Alfredo todo va bien, es un hombre muy dulce y es feliz de saber que será papá, con sus hijos al principio Juan no lo aceptaba pero ahora está más tranquilo y siempre me escribe para saber como va su hermanito, eso en parte me da tranquilidad y con Alondra casi siempre viene a mi apartamento, ella a diferencia estuvo muy feliz desde el principio y me hacía feliz el hecho.

En el trabajo todo va relativamente bien, cuando se trata de ver a Sandra mando a Franco o algún otro compañero de la sala, todo con tal de no verla. Hace días sin querer nos vimos y fue algo incómodo, ella iba con Pamela y yo con Alfredo, sentí una rabia inexplicable y también lloré por lo mismo, odio verla con ella y es egoísta que lo diga cuando yo estoy embarazada pero es que la quiero y no puedo aceptar que están juntas.

-¿Amor? – preguntan y reacciono –
- Habitación – chillo y escucho los pasos de Alfredo –
- Hola hermosa – saluda y se acerca para besarme –
- ¿Cómo te fue? – pregunto y se aleja sonriendo –
- Muy bien – responde y sonrío – ¿salimos a cenar? – pregunta y lo pienso –
- Vale, me arreglo – respondo y asiente emocionado –
- Te espero afuera – susurra y me lanza un beso –

Alfredo se marcha y me pongo de pie, por un segundo me mareo y me siento de nuevo en la cama, respiro profundo y me espero unos minuto hasta que vuelvo a ponerme de pie y voy hasta el baño para echarme una ducha.

Veinte minutos después estoy lista y me miro al espejo, opté por un suéter negro cuello uve, un pantalón alto color azul y unos tenis negros, agarro mi celular en la mesita de noche y salgo de la habitación, veo a Alfredo en la cocina y sonrío, nota mi presencia y deja el vaso en la alacena para entonces salir de la cocina, agarra su billetera junto a las llaves y se acerca a mí, toma mi mano y salimos del apartamento.

Un mes después de saber mi embarazo Alfredo se vino a vivir conmigo y me gusta, es un hombre sumamente ordenado, tranquilo y sabe como sobrellevarme con el embarazo así que fue una buena decisión. Salimos de casa y camino hasta el ascensor mientras Alfredo cierra con llave la puerta, se da la vuelta y se acerca, yo en cambio toco el botón y espero a que abra sus puertas cuando suba.

Unos minutos después estamos saliendo del edificio y caminamos hasta la camioneta, nos subimos después de que baja el seguro y cerramos las puertas, nos ponemos los cinturones de seguridad y Alfredo enciende la camioneta, en cambio yo estoy en el celular hablando con Miranda que me conversa de la mujer con quien ha pasado los últimos días encerrada en su departamento, mi amiga es una cosa seria.

Después de un rato llegamos al restaurante, Alfredo apaga la camioneta y nos quitamos los cinturones de seguridad, nos bajamos y rodeo la camioneta para acercarme a mi novio, agarra mi mano y caminamos hasta entrar al restaurante, un chico se acerca y Alfredo le pide una mesa para dos.

-Síganme – pide y asentimos –
- Es un restaurante muy bonito – susurro y asiente para besarme –
- Aquí – dice el chico y agradecemos para verlo irse –

Alfredo me abre la silla para sentarme y le agradezco, se sienta frente a mí y llega una mesera con dos cartas, después de leer toda la carta y no decidirme, logramos pedir y vemos a la chica marcharse, veo a Alfredo emocionado pero también nervioso y estoy confundida.

Comenzamos a hablar y reírnos por todo, la mesera llega con nuestras comidas y le agradecemos, pasamos una velada preciosa y entre risas, todo iba bien hasta que la vi con ella y mi humor cambió totalmente, Alfredo se da cuenta pero supone que es el embarazo, ojalá fuera eso y no que Sandra esta con Pamela entre besos y caricias unas mesas frente a mí, tenso la mandíbula cuando la pelinegra agarra su mano y Sandra sonríe encantada, volteo la mirada y ya se me quito el hambre aún así trato de prestarle atención a Alfredo que no merece que pague con él mi rabia.

La amante de mi marido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora