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Rosé Pov

Jisoo intenta sonreír como si todo estuviera bien mientras preparo la cena, pero sé que está pensando en Jade.

Es un fenómeno con el que estoy familiarizada, una vez que las personas se enteran de tal pérdida. Una que hace mucho tiempo me encontró evitando casi todas las menciones del nombre de mi niña. Hace que la gente se sienta incómoda. Lástima, simpatía... Hay una delgada línea entre las dos.

No quiero ninguna.

—Está bien. Puedes hablar de ella —digo mientras pelo las zanahorias.

Ella hace girar su vaso de jugo vacío en la mesa.

—Yo solo... no puedo imaginar el dolor...

—Ojalá no tengas que hacerlo nunca —el pelador funciona tan metódicamente. Levanto mis ojos de la creciente pila de palitos de zanahoria—. Fue hace mucho tiempo.

—Aún así. Es tan horrible... Debe haber sido...

—Malo —murmuro—. Fue malo. Espero que sea suficiente. No tengo ningún deseo de desenterrar las largas noches de desdicha, las innumerables horas de terapia o el vacío que dejaron Jade y Talia en mi vida.

—Lo siento mucho —me dice, y le creo.

A esos ojos vidriosos y melancólicos, a la tristeza escrita en toda su cara bonita

—¿Es por eso que me rescataste? ¿Por Talia?

—No. Te rescaté por ti.

Ella asiente.

—Estoy tan contenta de que lo hicieras.

—Yo también.

Jisoo sonríe y su sonrisa es triste y al mismo tiempo hermosa.

—¿Qué aspecto tenía? —pregunta—. Jade, quiero decir.

Dudo por un momento, el tiempo suficiente para terminar una zanahoria y sacar mi billetera de mi chaqueta. La abro y saco la pequeña foto. La dulce y pequeña sonrisa de Jade, sus coletas rubias. Tan feliz.

Ella se ve realmente feliz en esa foto.

Jisoo me la quita con delicados dedos.

—Era muy bonita. Una niña tan hermosa.

—Sí, lo era. Un pequeño ángel rubio —hago una pausa, mirando a Jisoo que sigue viendo a Jade. Me entrega la foto y la meto dentro de mi billetera—. Talia era semi pelinegra como tú.

—¿Me parezco a ella?

Hay algo en su tono, un indicio de falta de aliento, y esa torpeza que le sienta tan bien. Su dulce autoconciencia es adictiva.

Sé que debe estar tan confundida como yo, girando en espiral alrededor del mismo dilema, solo tratando de manejar esto de la mejor manera posible.

Amante o niña pequeña.

Talia o Jade.

Siento que su cerebro hace tictac. Lo veo en sus ojos, tal como lo siento detrás de los míos.

—Me recuerdas a ella a veces. Solo un recuerdo fugaz aquí y allá —continúo pelando las zanahorias—. Pero tienes una inocencia que Talia no tenía.

—Irene dice que soy muy inocente, dice que soy un bebé grande. La inocencia es estúpida, siempre dice.

—La inocencia es una cosa hermosa —le digo—. Muy entrañable.

Jisoo sonríe.

—¿Lo es?

—Sí. Mucho —y entonces sé que es hora de ponerlo en la línea—. Talia no me dejaba cuidarla, no de la manera que necesitaba. No en la forma en que debería haberlo hecho.

Call me Daddy || Chaesoo (Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora