Dormí toda la noche como un bebé. No hubo sueños, todo era oscuro y frío. Me desperté a causa de la alarma, me levanté para la apague.
Me sentía cansada como sí no hubiese dormido toda la noche. Aún era temprano, faltaban 40 minutos para que las clases empezarán. Con pésame me dirigí al baño para tomar una ducha.
El agua caliente realmente no me ayudaba, las gotas tibias hacían mi mano arder y a pesar que el cielo estaba oscuro y amenazaba con llover tenía calor. Dejé correr el agua fría lo cual realmente mejoró mi estado de animo. Cuando terminé, volví a vendar mi mano, me vestí con calma y dificultad ya que sólo podía usar una mano. Me puse una camiseta ligera de mangas cortas color azul rey y sobre ella la cazadora de mi hermano, unos jeans que doble hasta una cuarta debajo de la rodilla, y las vans. Mi cabello no cooperó así que volví a atarlo en un moño, saqué las gafas del cajón donde las guardaba y me las puse. El gato estaba sobre la cama, observandome.
-Oye, tengo que irme, nosotros los humanos solemos asistir a algo que se llama escuela. - el gato ladeó la cabeza - Lo sé, se escucha aburrido pero es obligatorio. No tienes nombre y no pienso llamarte Gato siempre, en casa tenía un ave, se llamaba Sparky pero creo que ese no es un nombre para gato, que te parece... Norris.El gato maullo en tono de desaprobación. - De acuerdo, tienes razón, la señora Norris nunca fue tan amable con Harry, además no sé sí eres Gato o.. Gata. - El gato se levantó y estiro el cuello, algo plateado brillo alrededor de su cuello. Me acerqué a él y revise que era. -Un collar.. No recuerdo haberlo visto antes.
Era un lindo collar de plata, con un pequeño círculo de bronce,
era muy curioso, tenía una grabada una "M". Fruncí el ceño, al reverso venía escrito un nombre.
- Gyllenhaal.. ¿Gyllenhaal? ¿Es tú nombre? -el gato maullo. - que nombre tan raro. De acuerdo, te llamaré así..- ¡Bell! ¡Baja a desayunar!.
Demonios, había olvidado que mi madre estaba ahí. Me despedí de Gyllenhaal, aunque estaba segura de que seguramente el no me entendía. Tomé mi bolso, bajé las escaleritas de mi cuarto y me dirigí a la cocina.
Mi madre estaba ahí esperándome, había terminado ya su desayuno. Me pidió que me sentara y así lo hice, tomé el tenedor con la mano derecha mientras ocultaba la otra bajo la mesa.- ¿Por qué llegaste tarde ayer? Tú nunca llegas tarde - preguntó, pensé que estaría malesta pero sonaba más bien preocupada.
-Lo dije anoche, estaba en la biblioteca y dejé el móvil en vibrador. Se me pasó el tiempo y para cuando revise el móvil vi que era muy tarde y tenía llamadas perdidas de ti -tomé un trago de zumo para aclarar mi garganta, la cual se sentía aspera. Mi madre frunció el ceño. Aguanté las ganas de rodar los ojos. Primera vez que llegó tarde y salgo castigada, ni siquiera hice algo malo como beber, fumar, enrollarme con alguien o lo que sea que hagan lo adolescentes cuando sus padre no los ven yo sólo estuve en la biblioteca haciendo mi tarea.
Mi madre abrió la boca para decir algo, estaba segura que sería "Estas castigada por el resto de tú vida jovencita" pero antes de que soltara una sola palabra, sonó el Claxon de una auto. Mi corazón dio un vuelco mientras trataba de mantener la calma.- Lo olvidé, un amigo me llevara a la escuela. Bien será mejor que me marche o se hará tarde - me levanté de la mesa y salí rápido de la cocina. Para cuando abrí la puerta y salí de la casa, Leo estaba recargado en el capo del auto.
Su piel se veía más pálida en la mañana y su cabello más rojo por los pequeños rayos de sol que se filtraban de las nubes. Llevaba unos vaqueros desgastados de las rodillas, botas, una camiseta blanca y una cazadora negra. Joder, se vía extremadamente sexy... Lo cual era malo, muy malo.
Leo no era el tipo de chicos que las madres aceptarían ser amigo de sus hijas. ¡Demonios! él ni siquiera era mi amigo, él más bien parecía ser el tipo de chicos malos que va por ahí faltandole respecto a las jovencitas.- Hola imbécil, te vez linda hoy... Me gusta como se te ven esos gorros de lana, te hacen ver más adorable.
-Cállate y sube al auto - murmuré y abrí la puerta del copiloto. Leo se levantó pero en vez de caminar en dirección al su lugar, camino hacia mi casa. - ¿qué demonios haces?
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Experimento 234
Fiksi Umum¿Crees que eres especial? Yo también lo creía. Pero todo resultó ser una mentira. Nadie nace siendo especial, lo especial se crea. "En ocasiones es mejor no saber la verdad"