¿Qué pasaría si luego de casarte con un completo desconocido, tienes que mudarte a su país y dejar tu zona de confort?
Peor aún, casarte en el día en que sepultaste a tu primer amor, porque el destino les jugó una mala pasada.
Charlize Olsen, aceptó...
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El viernes llegó más rápido de lo previsto, pero al parecer no todos iban a salir de acuerdo a lo planeado, ya que Troy se había enfermado y no estaba mejor. Me esperaba con la nariz roja y los ojos llorosos por la tremenda gripe que había contraído recientemente.
—No puedes llevarme así, Troy. —admití dejando mi equipaje en el lobby de la villa.
Mi amigo estornudó y limpió su nariz roja con el pañuelo desechable. Iba con un abrigo de lana, guantes, gorro, bufanda y cubrebocas.
—A la mierda, no te dejaré ir sola. —refutó con la voz ahogada por el moquillo.
—No es una discusión, es por tu salud, además, podré tomar un taxi y hablaremos todo el camino.
—Perdon por interrumpir, pero si me lo permite, yo podría llevarla. —pronunció Nevin, mirándonos desde el umbral de la sala de estar.
Le sonreí con cariño.
—Te lo agradecería muchísimo, iré en taxi por unos documentos con Han, asegúrate de llevar mi equipaje, te veré en la empresa.
—Claro señora, me envia la ubicación y allá la veo, por lo pronto le prepararé sopa y té caliente para su amigo.
—Gracias, Nevin, eres un Ángel. Y tú —señalé a mi mejor amigo con el índice —, cuídate mucho, te llamaré en cuanto este allá.
No muy convencido se quedó y cuando salí de la villa y el taxi llegó, le pedí que me llevara a la empresa para recoger los documentos que eran importantes para Han. Cuando subí por esos papeles, me encontré con el diablo en persona, cuando iba de vuelta al ascensor.
En ese momento, recibí una llamada de Nevin, en la cual me dijo que Troy tenía mucha fiebre y que el doctor apenas iba en camino, así que me mandó un taxi para llevarme con todo y equipaje. Aunque al final y de un tedioso tira y afloja, finalmente Zehir logró subir mis maletas a su deportivo. El trayecto inició bien, según Han, serían tres horas de camino hasta la villa de Bürack, de los cuales llevábamos aproximadamente cuarenta minutos.
