Echándote de menos

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Anhelo encapsularnos en una eternidad
y que la melodía de tu rostro la abrace.
Quiero susurrarte al oído que en mi alma yace
rutilada llama, reflejo de inmensidad.

Deseo escabullirme de la realidad
y que tu fulgurante sonrisa la remplace.
He soñado con el momento del desenlace,
con tenerte a mi lado y verte con claridad.

Cada día te pienso, porque el alma me pesa.
Llévame por tus jardines, deja que me pierda,
embriaguémonos con brujería y dócil lírica.

Cada día te escribo, así sello mi promesa.
La fragancia de tu pelo mi espíritu recuerda,
la siento acariciándome en esta noche onírica.




De los peores tipos de dolor emocional: echar de menos a una persona, independientemente de que su presencia física esté o no.

No encontraréis una extensa reflexión bajo este poema, a diferencia del resto: esta es una representación de un alma cristalina que llora en forma de lírica, que desea escapar de la realidad, indiferente al tiempo, para poder apaciguar su dolor y descansar en brazos de otro ser. Es el querer dejarse llevar en todos los sentidos y poder querer en calma, pero al fin y al cabo, esto no es más que una fantasía romántica y un recuerdo que florece bajo la piel.

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Charlas, una colección de poemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora