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Taeyong.

—¿Cómo está tu caldo?

Jaehyun sopló el líquido de su cuchara y luego me miró por encima de la mesa.

—Nunca pensé que diría esto, pero... bueno, comparado con lo que estás comiendo.

—Tendremos que estar de acuerdo en no estar de acuerdo en eso. —Mezclé una enorme porción de wasabi en la salsa de soja que había puesto en un tazón, luego tomé un pedazo de sashimi y lo sumergí dentro.

—¿Qué es eso que acabas de poner ahí? —Jaehyun se apretó la nariz.

—Wasabi. A la mayoría no les gusta mucho como suelo comerlo, pero como no estás comiendo nada, puedo hacerlo tan picante como quiera.

—¿Y qué tan picante es eso?

Alcé los palillos y miré para ver a Jaehyun mirando mi boca con gran interés. —Cuanto más picante mejor.

Los ojos de Jaehyun se alzaron, y las llamas que parpadeaban en sus profundidades azules no eran las de un hombre enfermo que sanaba, sino las de un hombre que deseaba estar lo suficientemente bien como para actuar según sus deseos.

Sabiendo que teníamos mucho que discutir y superar, antes de ir allí, me metí el atún en la boca y lo mastiqué.

Claramente de la misma manera, Jaehyun tragó una cucharada de su caldo, y cuando hizo una mueca, me reí.

—Sabes, creo que incluso podrías soportar algo de sushi si eso significara tener algo de sustancia en la boca.

Los labios de Jaehyun se estiraron en la esquina, y la malvada curva de sus labios era algo que no se podía ignorar. —Si no lo supiera, pensaría que estás coqueteando conmigo.

Sumergiendo la otra mitad del atún en la salsa, miré a Jaehyun y me permití un momento para mirarlo como realmente quería, con su chamarra, camiseta y gorra de béisbol, se veía cómodo e informal. Tuve la loca necesidad de querer ir a sentarme en su regazo.

—¿Y qué te hace pensar que sabes más?

—Absolutamente nada —Jaehyun recogió la última cucharada de caldo. —Tal vez sólo estoy siendo optimista.

—Y por esa razón, creo que deberíamos cambiar de tema.

—Ah, ¿sí? ¿Y eso por qué?

Finalicé del último pedazo de atún y me limpié la boca con una servilleta. —Porque ahora me das esperanzas.

Jaehyun soltó una carcajada. —Bueno, gracias por eso. Odiaría sufrir solo.

—¿Y eso es lo que estás haciendo? ¿Sufrir?

—Bueno, no voy a mentir. De todas mis citas, llegar a la tercera base contigo ha sido la más peligrosa para mi salud.

Como un cubo de agua helada, el recuerdo de esa noche y lo que había sucedido al final de la misma llevó a todo coqueteo a un abrupto final. Pude ver que Jaehyun estaba bromeando, pero la idea de que su vida casi había terminado porque había salido conmigo -protegiéndome a mí- me hizo sentirme mal del estómago.

—¡Hey! sólo estaba bromeando contigo. Olvídalo.

Deseaba que fuera así de simple. Pero ahora que lo había dicho, no podía quitármelo de la cabeza.

—Está bien. —Me aparté de la mesa—. Déjame limpiar esto. Debes estar cansado.

—Estoy bien. —Jaehyun me alcanzó la muñeca mientras recogía su tazón. Cuando me quedé helado y lo miré, me dijo: —Tienes que hablar de esto. Conmigo. Y con Yuta.

2 | Hallucinate | JaeyongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora