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Jaehyun.

—Esta bien, estoy en tu coche, está oscuro afuera, y todavía no me has dicho a dónde vamos.

Miré a Taeyong y sonreí. Con un par de sandalias de cuero, pantalones cortos planchados y una camisa abotonada, estaba tan informal y relajado como nunca lo había visto, pero, por otra parte, acababan de dar las cinco y media.

Después de que finalmente lo convenciera de que se levantara de la cama , Taeyong había empacado -muy meticulosamente, debo agregar- la maleta que había traído de su casa el otro día.

La ropa que llevaba dentro no era la habitual para el lugar al que íbamos, pero no pensaba dejarle que la llevara puesta tanto tiempo, así que no creí que le importara. Además, le había prestado un par de pantalones cortos y camisetas, por si acaso.

—Entonces, ¿este lugar es local?

Me reí entre dientes, amando que, en vez de estar enojado por haberlo despertado al amanecer, se subió al auto y al instante se volvió curioso.

—¿Cuál es tu idea de local? —le pregunte.

—Mmm, —dijo Taeyong—. Cualquier cosa a una hora.

—Entonces no, no es local.

—Bien. ¿Es un lugar donde hemos estado juntos antes?

—¿Cómo?

Taeyong frunció el ceño. —Oh, vamos, sabes que he ido a un par de vacaciones familiares contigo. ¿Es uno de esos lugares?

Me devané los sesos tratando de recordar cada una de las vacaciones que Taeyong había tenido, y cuando empezó a reírse, lo miré fijamente.

—No las recuerdas todas, ¿verdad?

—Recuerdo algunas de ellas.

Taeyong se burló. —No me sorprende que lo hayas olvidado. Eras mayor que yo, más genial que yo, y yo estaba allí como el mejor amigo de Doyoung y...

—Novio —Agarré el volante un poco más fuerte—. Guau, estoy tan jodidamente feliz de que me hayas recordado esto.

Taeyong me apretó el brazo. —Vamos, no seas así. Es parte de nuestra historia. No podemos cambiarla.

—Lo sé. Pero no quiero pensar en ello ahora.

Taeyong asintió. —Me parece justo. Entonces, ¿qué tal si me dices a dónde vamos en vez de eso?

—Buen intento. Pero no funcionará.

—¿No? —Taeyong apoyó su mano en mi muslo—. Apuesto a que podría convencerte de que cambies de opinión.

—Ah sí, ¿y cómo vas a hacer eso, presentador?

—Bueno... —Taeyong recorrió su mano por mi muslo, y justo antes de llegar al punto de inflamación entre mis piernas, quitó su mano—. Tal vez no la apague una vez que lleguemos a donde sea que me estés llevando.

El comentario fue tan inesperado, y tan diferente a Taeyong, que no pude evitar reírme. —¿No vas a apagar?

Asintió. —Mmm. Has sido muy prepotente y mandón últimamente, y yo sólo... he rodado sobre ti.

La imagen que acababa de plantar en mi cerebro no ayudó en nada a la erección que tenía, y a juzgar por la sonrisa de Taeyong, lo sabía.

—¿Te estás divirtiendo? —Le pregunté, moviéndome en mi asiento, mi polla ahora haciendo todo lo posible para romper mis pantalones cortos.

—Tal vez algo pequeño.

Agarré su mano y deslicé su palma sobre la polla dura que había molestado para llamar la atención. —No hay nada de pequeño en eso, y espero que vuelvas a rodar sobre mí muy pronto.

2 | Hallucinate | JaeyongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora