X V I I

116 14 0
                                    

Taeyong.

En algún momento de las primeras horas de la mañana, los dos habíamos logrado levantarnos del suelo y meternos en la cama. Ahí era donde nos encontrábamos ahora, con las sábanas alrededor de nuestros tobillos, el fuego crepitando y manteniendo la habitación calentita, Jaehyun de espaldas y yo tumbado boca abajo con una pierna sobre la suya.

Él tenía una fina capa de sudor brillando sobre su cuerpo bajo la luz parpadeante, y uno de sus brazos estaba envuelto libremente a mi alrededor. Estaba en el cielo y no me importaba si no me volvía a mover de aquí.

—Estás muy callado, presentador. ¿Todo bien?

Sonreí y recorrí con mi dedo el centro de su cuerpo. —Estoy demasiado cansado para hablar.

—Ah... te agoté. —Jaehyun me dio un beso en la cabeza—. No te preocupes por mí. Me voy a quedar aquí tumbado y estaré muy orgulloso de eso por un segundo, ¿de acuerdo?

Me reí y giré mi cara hacia su pecho, besando y lamiendo la piel salada. —Está bien.

Podía sentir sus dedos acariciando el centro de mis omóplatos mientras inhalaba y exhalaba. Era una respiración uniforme y constante que era tan relajante como el resto de la habitación, y me di cuenta de que, por primera vez en semanas, no había pensado en acosadores, apuñalamientos...

—Oye, ¿crees que podrías enseñarme ese movimiento que hiciste donde lograste relajar tu garganta lo suficiente para...

Le empujé el brazo y me levanté para verlo todo somnoliento y satisfecho. Una amplia sonrisa dividió esa boca sexy, pero no me hacía ilusiones sobre lo que estaba haciendo.

Jaehyun era demasiado inteligente y vio demasiado. Me estaba distrayendo, y yo iba a dejarle.

—Te reto a que termines esa oración con una cara seria. —Sus labios se fruncieron como si lo estuviera pensando detenidamente—. Estoy bastante seguro de que cada una de esas cosas niega a la otra.

Pensé en mis palabras y me reí mientras mis dedos bajaban a su flácida polla.

—Eh, mmm... Pero para responder a tu pregunta, se necesita mucho tiempo y práctica.

—Eso es lo que pensé —dijo Jaehyun—. Por suerte para nosotros, tenemos tiempo.

Negué con la cabeza y dejé que mis ojos vagaran por su cuerpo. Cuando llegué a la cicatriz dentada en su costado, pasé mi dedo sobre la incómoda incisión rosa. —Suerte es la palabra correcta.

—Oye. —Jaehyun envolvió sus dedos alrededor de los míos y se los llevó a los labios—. En mi línea de trabajo, ese tipo de cosas viene con el territorio.

—Sí, pero no suelo ser el responsable.

Jaehyun me tomó la barbilla en la mano y me inclinó la cara para poder mirarme a los ojos. —Y no eres responsable de esto.

Dejé escapar un suspiro, y fui a mirar hacia otro lado, pero Jaehyun negó con la cabeza.

—No, no vamos a hacer esto más. —Se levantó hasta que su espalda se apoyó en la cabecera, y luego me jaló a su lado, agarró la sábana y nos cubrió con ella—. Tienes que dejar de castigarte. El trauma viene en muchas formas, físicas, emocionales y mentales, y aunque no has sufrido ninguna lesión externa, tu mente ha recibido un gran golpe.

Abrí la boca, a punto de responder, pero Jaehyun presionó un dedo en mis labios.

—Sé que hemos hablado de lo que pasó. Que pasaste por cosas con Yuta y sientes que eso debería ser suficiente. Pero estoy aquí para decirte que no lo es, y no hay que avergonzarse por ello. Mi capitán tiene todo preparado para que vaya a ver al médico de la compañía a partir de la semana que viene, y creo que tú también deberías ir a hablar con alguien.

2 | Hallucinate | JaeyongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora