Louis observó desde su escondite a Harry, vestía un lindo traje caro, zapatos lustrados y el maldito cabello corto. Aunque se le veía bien, Louis casi lloró porque amaba los rizos largos del chico.
Por lo menos tres guardaespaldas estaban a su alrededor mientras salía de su auto para ingresar al edificio en donde trabajaba.
Aun no podía creer que llevaban tres meses sin contacto.
El corazón de Louis probablemente ahora estaba en su garganta, o en algún lugar de su estómago, no lo sabía con exactitud. Lo único que sabía es que había un horrible hueco en el lado izquierdo de su pecho, y que éste ardía de una manera insoportable.
Harry, su mejor amigo, su "en las buenas y en las malas..." lo había hecho a un lado como si nada.
Al parecer esto, ser dejado de lado por la persona que es tu vida diaria, tu mano a tomar, era sin dudas más doloroso que nada que Louis hubiese experimentado antes.
Intentó acercarse con rapidez a donde estaba su mejor amigo, ignorando por completo la seguridad.
—Harry —murmuró, Harry levantó la mirada y uno de los gorilas del chico lo tomó con fuerza para alejarlo. Harry lo miró, intenso y sin emoción aparente.
No me mires así cuando me estás dejando de lado, por favor.
Parecieron mirarse por horas, días, Louis tampoco estaba seguro de eso. Solo era consciente del picoso deseo de acariciar la mejilla de su amigo, ocultar el rostro en su cuello y respirar.
Esto era sumamente difícil. ¿Cómo hacían las personas de esos libros que Gabby leía para vivir por años enamorados de una persona? Louis llevaba como día y medio (un mes y 18 días) enterado de sus sentimientos y ya quería arrancarse el cabello de la impotencia, de la dolorosa angustia que le embargaba el cuerpo al no poder decirle a Harry que ya no quería a Diana, ni a ninguna otra chica, sino a él.
Pero no pudo porque el guardaespaldas lo había empujado y Harry había entrado al edificio. Su cuerpo impacto con fuerza contra el pavimento y el gorila le gritaba cosas que su cerebro no lograba procesar.
(...)
Harry nunca se había enamorado.
Obvio, sí, había sentido alguna atracción hacia Tom (un viejo novio), y a Andy lo quería como a pocas personas, y por supuesto que las personas con las que tenía sexo tenían que ser de su gusto. Pero no se había enamorado, la expresión la sentía profundamente radical.
El amor. Vaya sentimiento problemático, pensó mientras recogía sus cosas.
Harry amaba muchas cosas. Amaba a su madre, amaba el jardín de la mansión y, aunque a veces lo negara, amaba a su complicado padre.
Y claro, amaba a Louis.
Pero ahora... se sentía como si todo el inmenso amor que le tenía a Louis se volviera en su contra, gritándole en la cara que lo había arruinado todo.
Él no debería haber aceptado la propuesta de Louis, el sexo era una cosa tan contraproducente de vez en cuando, que él tuvo que detenerse a pensar por solo dos segundos antes de acceder, todo por querer tener a Louis aunque fuera solo de esa manera.
Él de verdad había sido tan idiota para creer que un gay podía tener relaciones con su amigo sin enamorarse. Iluso, era tan iluso. Un iluso con el corazón roto en la mano.
Viendo hacia el pasado, quizás nunca debió permitir que Louis fuera tan afectuoso con él, por donde lo viese no resultaba seguro. Pero Harry no había podido hacerlo. Al principio no hubo ningún problema, Louis era empalagoso, pero su afecto desbordaba ese sentimiento de amistad que difícilmente te permitía verlo como algo más sin importar su físico. Así que Harry ilusamente —tontamente, estúpidamente— decidió dejarlo así escudándose con que no sería el típico chico gay que se enamora de su muy simpático mejor amigo.
Noticia de último minuto: él lo era.
Se limpió las lágrimas antes de salir de su oficina. Aún estaba en el trabajo y no quería...
—Styles —fantástico—, ¿estás bien?
Harry se aseguró de haberse quitado las lágrimas y, poniendo una inestable sonrisa en su rostro, se giró para encontrarse con la preocupada mirada de Ben.
—Obvio, ¿por qué?
Ben frunció los labios tanto, que su boca terminó pareciéndose a un triángulo.
—Estás llorando —observó inseguro.
Harry se mordió el labio inferior. Optó por hacer cualquier broma.
—Es que tengo una crisis. Cosas de gays, ya sabes.
Ben no se rió.
—Harry, hablo enserio. Te ves... no muy bien.
—No quiero hablar de eso, Ben —murmulló, sosteniendo la tira de su maletín con más fuerza—. Es muy cliché: un gay necio enamorándose de su mejor amigo heterosexual. Ya sabes, como una típica historia de libros.
Ambos ingresaron al ascensor
—¿No te parece un poco contundente comparar tu vida con una historia donde el protagonista pasa capítulos y capítulos sufriendo por una sola persona que supuestamente nunca le prestará atención?
Harry se encogió de hombros. Aunque sí resultaba bastante contundente.
—Es realmente dañino, pero supongo que no encuentro mejor comparación.
—¿Debo recordarte que en esas historias siempre terminan correspondiendo los sentimientos del protagonista? Es igual que esos donde la chica se enamora del tipo popular que tiene millones de chicas tras él, pero que mágicamente se involucran, y terminan encontrándose una y-
Ben de repente guardó silencio, con un pico disgustado en sus labios. Harry le miró con curiosidad.
—¿Qué tienes?
—Me estoy dando cuenta por primera vez en mi vida que realmente estoy obsesionado con lo cliché.
Harry dio rienda suelta a una carcajada, una verdadera.
—¿Y hasta ahora es que te vienes dando cuenta? —cuestionó divertido.
Harry sonrió, sintiéndose un poco mejor. Mirando al chico que le sonreía con dulzura desde el otro lado, se preguntó: ¿por qué no pudo ser de él? ¿De verdad su mundo tenía que girar en torno a Louis?
—Gracias —susurró, asegurándose de que Ben le escuchara—. Hablar contigo siempre me sube el ánimo.
Ben sonrió y le guiñó un ojo.
Cada vez parecía que había tomado la mejor decisión al cortar todo vinculo con Louis.