La Luz de Mi Vida | Jujutsu Kaisen° Nanami Kento

Capítulo 4: Una Promesa de Amor Eterno

El sol se ponía lentamente en el horizonte mientras Nanami y Akami caminaban por el parque, sus manos entrelazadas y sus corazones llenos de emoción. El aire estaba lleno de la calidez de la tarde, creando un ambiente íntimo y romántico que envolvía a la pareja en un abrazo reconfortante.

Nanami se detuvo de repente, mirando a Akami con determinación en sus ojos. Sabía que había llegado el momento de dar el siguiente paso en su relación, de comprometerse por completo el uno al otro en cuerpo y alma.

—Akami, hay algo que quiero decirte. Algo que llevo mucho tiempo queriendo expresar —comenzó Nanami, su voz resonando con sinceridad y amor.

Akami lo miró con curiosidad y cariño, esperando con anticipación sus palabras. Sabía que lo que sea que Nanami tuviera que decirle sería importante, y estaba lista para escucharlo con el corazón abierto.

Nanami tomó una profunda bocanada de aire, reuniendo todo su coraje antes de continuar. —Akami, desde el momento en que te conocí, supe que eras especial. Eres la luz en mi vida, la razón por la que cada día brilla un poco más. Llevamos juntos hace mucho tiempo y no puedo esperar para decirte esto. Hoy, en este momento, quiero pedirte que seas mi esposa —declaró él, su voz llena de emoción y ternura.

— Akami. ¿Quieres casarte conmigo? — pregunto poniéndose de rodillas en la entrada se la casa que compartían juntos.

El la conocía, sabia que las cosas elaboradas o citas muy extravagantes no eran lo suyo, ella apreciaba la intimidad, la cercanía y el estar juntos, después de un dia perfecto era el mejor momento.

Akami se quedó sin aliento ante las palabras de Nanami, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza en su pecho. Nunca había imaginado que alguien como Nanami podría amarla de esta manera, y la idea de pasar el resto de su vida a su lado la llenaba de una alegría indescriptible.

—Nanami, yo... No sé qué decir. Esto es todo lo que siempre he deseado, todo lo que siempre he soñado —respondió ella, sus ojos llenos de lágrimas de alegría mientras abrazaba a Nanami con fuerza.

La verdad Akami siempre ha sido muy sensible, hace parte de ella, Nanami nunca había conocido una persona más dulce, empática y sincera que ella.

El la rodeó con sus brazos, sintiendo cómo el mundo se desvanecía a su alrededor mientras se perdían en el abrazo reconfortante del otro. Sabía que, con Akami a su lado, no había nada que no pudieran enfrentar juntos, ningún desafío que no pudieran superar.

—Prometo protegerte y amarte siempre, Akami. Prometo ser tu roca en los momentos de oscuridad y tu luz en los momentos de alegría. Estoy aquí para ti, ahora y para siempre —declaró Nanami, sus palabras resonando en el aire con una sinceridad que cortaba a través de la noche.

Akami lo miró con gratitud y amor, sintiendo cómo su corazón se llenaba de gratitud y felicidad. —Y yo prometo amarte y apoyarte en todas las cosas, Nanami. Estoy aquí para ti, en cuerpo y alma, ahora y por siempre —respondió ella, sus palabras llenas de amor y compromiso.

Con una sonrisa radiante, Nanami tomó la mano de Akami y la llevó hacia el futuro incierto que les esperaba.

Y mientras caminaban juntos hacia su habitación, sabían que su amor era eterno, un vínculo indestructible que trascendía el tiempo y el espacio. Y mientras se perdían en el abrazo reconfortante del otro.

El hogar de Nanami y Akami estaba lleno de amor y alegría desde el momento en que decidieron vivir juntos. Cada día era una nueva aventura, cada momento compartido un tesoro precioso en su vida juntos. Sin embargo, un día, el sol se puso sobre su felicidad, dejando tras de sí un silencio ominoso.