Capítulo 3: Liberación en la Oscuridad

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La noche envolvía el callejón con su manto oscuro, mientras Nanami y Akami se preparaban para enfrentar la maldición que había atormentado la vida de ella durante tanto tiempo. Con manos entrelazadas y corazones unidos en determinación, se adentraron en lo desconocido, listos para desafiar las fuerzas oscuras que se alzaban contra ellos.

Nanami cerró los ojos y se concentró, canalizando la energía maldita que fluía a través de él con precisión y cuidado. La maldición en el hombro de Akami se retorcía y se agitaba, pero Nanami se mantuvo firme, decidido a poner fin a su tormento de una vez por todas.

Con movimientos suaves y precisos, Nanami comenzó el exorcismo, resonando en el aire con una fuerza que cortaba a través de la oscuridad. Akami cerró los ojos y se dejó llevar por la sensación de alivio que inundaba su ser, sintiendo cómo la maldición comenzaba a disiparse bajo el poder de Nanami.

El tiempo parecía detenerse mientras Nanami continuaba con el exorcismo, su concentración absoluta mientras luchaba contra las fuerzas del mal que se resistían a dejar ir a su presa. Y entonces, en un destello de luz brillante, la maldición finalmente se desvaneció, dejando a Akami libre de su influencia oscura.

Abrió los ojos lentamente, sintiendo un peso levantarse de sus hombros mientras miraba a Nanami con gratitud y asombro. —Nanami, ¿lo has hecho? ¿Has exorcizado la maldición? —preguntó ella, su voz temblorosa con emoción.

Lo sintió, fue increíble, no sabia que sus hombros pesaban tanto, la sensación de alivio fue casi inexplicable.

Nanami asintió con una sonrisa satisfecha. —Sí, Akami. La maldición se ha ido. Estás libre —respondió él, su voz llena de alivio.

Akami se abrazó a él con fuerza, sintiendo una oleada de gratitud y amor inundar su corazón. —Gracias, Nanami. No sé cómo podría haberlo hecho sin ti —dijo ella, sus ojos llenos de lágrimas de alegría.

Nanami la abrazó con ternura, sintiendo el latido de su corazón contra el suyo mientras se perdían en el abrazo reconfortante del otro. —Estoy aquí para ti, Akami. Siempre lo estaré —declaró él, sus palabras llenas de promesas de amor y protección.

Akami se apartó lentamente, mirando a Nanami con curiosidad y ternura. —Nanami, ¿por qué dejaste el mundo de la hechicería y las maldiciones? ¿Por qué abandonaste tu habilidad para ayudar a otros como yo? —preguntó ella, su voz llena de curiosidad.

Nanami bajó la mirada por un momento, luchando con sus propios demonios internos. —Lo dejé todo detrás después de perder a mi mejor amigo por una maldición. No podía soportar ver a otro ser querido caer víctima de las fuerzas oscuras que yo había jurado proteger —confesó él, su voz llena de dolor y arrepentimiento.

Era la primer vez que mencionaba a alguien sobre su difunto amigo.

Akami colocó una mano reconfortante en su mejilla, mirándolo con comprensión y compasión. —Nanami, lo siento mucho. Pero quiero que sepas que lo que hiciste hoy, lo que hiciste por mí, no fue en vano. Has usado tu habilidad para hacer el bien, para traer luz a la oscuridad. Y eso es algo que nunca olvidaré —dijo ella, sus palabras llenas de gratitud y admiración.

Nanami la miró con gratitud, sintiendo una sensación de paz y redención llenar su ser. Sabía que, con Akami a su lado, podría encontrar la fuerza para enfrentar cualquier desafío que el destino les deparara. Juntos, caminarían hacia el futuro con valentía y determinación, unidos por un vínculo que trascendía la oscuridad y la luz. Y mientras se adentraban en la noche, sabían que, juntos, podrían superar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino.

Después de la liberación de la maldición, Nanami y Akami comenzaron a explorar un nuevo capítulo en sus vidas juntos. Con cada cita, descubrían más el uno del otro, encontrando alegría en los pequeños momentos de complicidad y conexión.

La Luz de Mi Vida | Jujutsu Kaisen° Nanami KentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora