Cuando el desayuno ha finalizado, me dirijo a las cocinas a dar los buenos días a Poncia, Lupe y Petra. Bajo las escaleras hasta las cocinas.
Cuando llego a la planta de abajo, un intenso olor a mantequilla me abofetea el olfato.
Sigo en intenso y placentero olor que me conduce hasta las cocinas. Cuando alzo la vista, observo a Poncia, sentada en la pequeña mesa redonda, con una carta en las manos.
Cuando repara en mí, se levanta sonriente y me abraza.
- Buenos días, ¿cómo estás Oscar?-pregunta Poncia sonriente. Es una mujer una de estatura baja, carnosa, y con un cabello corto negro-canoso.
Les pedí que por favor me hablaran de tú y no de usted, ya que, es terriblemente incómodo para mí.
Sonrío
- Bien, muchas gracias. ¿Y usted?-pregunto.
-Pues, voy haciendo... Necesito que me hagas un favor, si no es mucha molestia.
- Usted dirá.-contesto
- Verás, mi hijo me ha escrito una carta desde España. ¡La de maravillas que se dicen de esa tierra! ¡Está encantado! ¿Alguna vez has ido ?
Niego con la cabeza
- Pues deberíais ir. Según me han dicho, allá hay mucho escritor conocido. Haríais buenas migas allí... ¡Bueno, dejémonos los rodeos! Gracias a las clases que me diste lo entiendo perfectamente. Pero, hay algunas palabras que no entiendo cómo pronunciarlas exactamente.
El día que Poncia me dijo que no sabía ni leer ni escribir, me entristeció profundamente. Decidí tomar cartas en el asunto. Comencé a enseñarle a leer y a escribir.
Me entrega la carta.
Comienzo a leerla en voz alta.-No muy fuerte, ya que, es privada.
Querida madre,
¡No sabéis lo encantado que estoy aquí en España ! No os lo podéis ni imaginar. Las personas son la mar de encantadoras. Pocos hablan inglés, y si lo hablan...bueno, mejor que no lo hablen. Madre, ¡estarías llena de júbilo al probar estas comidas! Son deliciosas
No debéis preocuparos por mi estado, estoy perfectamente. Me alojo en una casa a las afueras de la ciudad, con otro grupo de jóvenes. Te agradezco profundamente este esfuerzo hecho por mí.
¿Deseas que te traiga algún objeto? Por favor házmelo saber.
Con amor
Thomas
- Eso es. No sabía exactamente la pronunciación de las últimas palabras. Gracias Oscar.-dice Poncia
- Un placer. Su hijo parece ser muy agradable.-digo
- ¡Es lo mejor que Dios me ha dado en esta vida! A parte de su padre. Que descansa en paz.-Al decir estas palabras, el rostro de Poncia se entristece.- Es atento, simpático y muy trabajador. El pobre trabaja sin alma para pagarse la carrera de medicina. Tiene un ímpetu por ayudar a la gente. Siempre he procurado que tenga una buena educación y que sea aún mejor que sus padres.
Esto es lo que más me gusta de Poncia. te habla como si fueras un miembro de su familia. te trata con un cariño, que te calienta el corazón
- ¿Sabe si volverá a Inglaterra?-pregunto
- Diría que en unas semanas vuelve. ¡Tengo unas ganas de verle!
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Hecho de páginas
Ficción GeneralS.XIX. Seguimos la historia de Oscar, un joven de familia bien acomodada, el cual ama leer. Desea ser escritor con toda su alma. Pero, el universo no estará de su parte.