Capítulo 7: "Por culpa de sus inefables caricias".

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Por reflejo saqué mi revólver y apunté a su cabeza, en ese instante el tiempo se detuvo y un fuerte estruendo se hizo presente; fue el sonido de mi arma al disparar.

-Fue un tiro perfecto Joven Amo. -Sebastian sostenía mi brazo, y un ganzo caía al suelo a lo lejos, Alois ya no estaba en mi vista; se encontraba detrás del hombre de negro-.

-¡Woo..! ¡¿Claude, viste eso?! -Sólo sonrío y aplaudió, retomé mi postura y le di el arma a Sebastian-.

-Por ahora tendrán que disculparme, tengo trabajo que hacer. -Salí del salón seguido por Sebastian, y Tanaka entró para despedir a los invitados, y antes de cerrar miré a Lizzy-. Notificaré a Su Majestad de la disolución de nuestro compromiso. -Cerré-.

-¿Bocch-..?

-Iremos a Londres, prepara las cosas.

-No me hagas repetir la orden Sebastian.

-... Como ordene.

-Y asegúrate de que no vuelva a poner un pie en mi mansión.

Estaba enojado, no con Lizzy, ni con Sebastian, la sola presencia de Alois me molestaba y más si me había quitado algo que me pertenecía.

***

-Bocchan, hemos llegado.

-Llueve...

-¿Quiere quedarse aquí hasta que pare?

-Hace frío, además odio mojarme, esperemos aquí.

Por un momento cerré los ojos, pero sentí una tibieza que me rodeaba, unas frías manos recorrer mi pecho y una respiración tranquila cerca de mi oído.

-Bocchan...

Con su típica delicadeza me quitó la ropa y me miró a los ojos, los ojos que en algún momento me daban tanto miedo, los ojos que ahora mismo deseo que sólo me miren a mi y a nadie más.

-¿De verdad es tan distraído como para pensar algo mientras nos encontramos así?

-Cosas innecesarias... -Como por reflejo me oculté en su pecho y sus cálidos brazos me rodearon. Siempre que estaba con él me sentía protegido, e incluso, llegué a sentirme amado-.

Escuché el sonido de su corbata al deslizarse por su cuello y sentí un cosquilleo en mi estómago, de nuevo perdí el control sobre mi cuerpo y debido a la exitación simplemente dejé que me hiciera lo que quisiera. Poco a poco la temperatura dentro del carruaje aumentaba y nuestros cuerpos comenzaron a sudar e hice algo que nunca creí que haría; comencé a lamer su miembro y él sólo soltaba ligeros gruñidos, cosa que me exitó más y me puse sobre él, dispuesto a su merced.

-¿Está seguro de esto, Bocchan?

-Te lo dejé claro en la mansión...

-¿Esta consiente que una vez que lo haga no habrá marcha atrás?

-Cállate, lo sé... Sólo hazlo...

-Yes, My Lord...

Su voz entrecortada resonaba en el angosto espacio y cada vez que entraba y salía lograba arrancarme varios gemidos, sin contar el sonido mojado que eso provocaba y en unos instantes Sebastian logró tocar ese "punto dulce" dentro de mi, y él notó eso.

-¿Es aquí?.. -Susurró en mi oído y siguió frotando ese mismo lugar hasta que me corrí, manchando un poco su pecho al hacerlo-.

Afuera seguía lloviendo, pero dentro hacía ya mucho calor, nuestros cuerpos se buscaban uno a otro con pasión, pedían más a gritos, sin embargo, mi resistencia llegó a su limite y lo último que vi antes de quedarme dormido fue la dulce sonrisa de Sebastian.

Continuará...

Cuando la oscuridad nos consuma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora