Capítulo 5.1: "Es difícil de explicar."

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~Narra Sebastian.~

-Sebastian, trae un par de copas -Lo sabía, él no puede decirle que no a un reto-.

Obedientemente bajé a la cocina y tomé dos copas, Maylene lavaba los manteles y Finnyan recortaba los arbustos; me alegraba que pudieran trabajar sin causar más trabajo extra, pero Bard, bueno, él estaba "cocinando", pero no entremos en detalles. Limpié las copas y subí de nuevo, al leer la etiqueta de la botella me di cuenta de que no era un vino común, tenía DHC; un somnífero muy potente. Bocchan, al beber la copa tan rápido, no tardó ni 10 segundos para que la droga hiciera efecto. Acompañé a las visitas a su carruaje.

-No desaproveches la oportunidad, el vino es también un suero de la verdad -La pelinegra era muy astuta. Ambos subieron a su carruaje y se fueron-.

Cuando subí de nuevo Bocchan estaba en la misma posición en que lo dejé, me acerqué y lo cargué para llevarlo a su habitación, tenía la urgente necesidad de saber lo que significaba yo para él, saber si sentía lo mismo que yo.

-Bocchan...

Afuera seguía lloviendo, y en medio de la semioscuridad busqué con desesperación el cuerpo del pequeño, su corazón latía tan rápido que por un momento sentí que se saldría del pecho. Lo besé, lo besé tan delicadamente como si del más frágil cristal se tratara.

-Bocchan, ¿Qué soy yo para usted? -Le pregunté con un delicado susurro sobre sus labios-.

-No preguntes cosas obvias Sebastian...

-Tengo mis dudas al respecto.

-¿Quieres que te lo diga? Bien, te lo diré, eres mi mayordomo.

-¿Está seguro de eso?

-No... No lo sé... No me gusta que me toques, pero, cuando lo haces no quiero que te detengas, tú sola presencia hace que me sienta intranquilo, odio eso, pero quiero que siempre estés a mi lado... Que ironía... -Me quedó claro; ambos nos necesitábamos el uno al otro-.

Nuestra ropa ahora se había convertido en un estorbo. Desabotoné su camisa y un dulce aroma a rosas lo invadió; las rosas blancas a las que él tanto amaba. Su piel, tan blanca como la porcelana más fina y suave como la seda me hacía enloquecer.

-Tócame más...

-Yes, My Lord...

Poco a poco la ropa desaparecía de nuestro camino entre roces y jadeos, la temperatura de nuestros cuerpos aumentaba y el momento llegó; nuestra unión estaba a punto de comenzar. Con mis dedos delicadamente me fui haciendo paso dentro del Joven Amo, el cual me miraba con una expresión de dolor y placer mezclados, su interior era tan húmedo y caliente que sólo lograba provocarme más.

-Te... Te mataré si duele...

-Acepto el riesgo...

Sin decir una palabra más se recostó sobre la cama y se sujetó de la cabecera, tomé sus piernas y las subí a mis hombros, lentamente me adentré en él, cuidando mi fuerza y lo escuché; había tocado el punto dulce del Joven Amo y sus gemidos se escuchaban en toda la habitación. Comencé a moverme; sus gemidos, los míos y el sonido mojado de mi vaivén se combinaban, formando una placentera melodía, todo fue así por horas y deseaba que la mañana jamás llegara pero, como siempre la mañana llegó, odiaba el amanecer. Bocchan despertó, sudaba frío, supuse que había tenido un mal sueño.

-¿Un mal sueño? -Hablé sin pensar-.

-El mismo donde estaba Madame Red -Respondió agotado y se giró lentamente, su expresión al verme no era de alegría-.

Se sentó sobre la cama y retiró la sábana, su expresión lo dijo todo; no recordaba nada de lo que anoche.

-Seb... Tú y yo... Anoche... ¿Qué pasó?..

Cuando la oscuridad nos consuma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora