Demostración De Amor

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Esquimal 515 palabras.

El sonido del cuchillo chocando con la tabla de cortar era un sonido constante en la agitada cocina del Templo del Cangrejo Gigante. Su guardián, se afanaba en cortar carnes y verduras en variedad de presentaciones para la cena de esa noche y es que Deathmask de Cáncer y Aioria de Leo celebraban su primer aniversario como pareja. Algo que no solo había sorprendido a sus compañeros si no a ellos mismos que habían comenzado su relación con muchos altibajos ya que su personalidad contrastaba bastante haciendo qué tuvieran innumerables peleas durante sus primeros meses de noviazgo y, aunque habían estado a punto de romper varias veces, siempre lograban salvar su relación hasta que finalmente encontraron un equilibrio entre ambos y establecerse a largo plazo.

La campanilla de horno anunciando qué el pastel estaba listo lo hizo moverse apresuradamente por la cocina. Deathmask dio un último repaso a la mesa perfectamente puesta, se aseguró de que el vino se conservara a temperatura adecuado y luego fue a su habitación a darse una ducha rápida y cambiarse de ropa. Estaba con el tiempo justo antes de que Aioria llegara a su templo, por fortuna estaba acostumbrado a estar bajo presión así que ya estaba listo cuando el de Leo anunció su presencia y él salió con calma a recibirlo. Se sonrieron mutuamente.

—Puntual como siempre —alabó Deathmask a modo de saludo.

—No puedo hacer esperar a quién tan amablemente me ha invitado —fue su respuesta antes de acercarse, abrazarlo y darle un ligero beso en los labios. Al separarse frotó con cariño su nariz con la ajena en suave caricia.

Rió ante el gesto de disgusto de su pareja, que a pesar de ello la frotó de vuelta. Aioria adoraba ese tipo de demostración de afecto y amaba más que Deathmask los aceptara a pesar de su clara antipatía por los mismos.

—Entremos —dijo se parándose de golpe y aclarándose la garganta. Aioria volvió a reír, pero asintió.

Realmente no podía enojarse con él por ser tan distante físicamente cuando se tomaba el tiempo de preparar cosas como aquellas. Era su primer aniversario y Deathmask lo había colmado de atenciones desde que empezó el día. Había recibido un ligero desayuno junto con un tulipan y una nota invitándolo a cenar. Ese día le tocaba estar de guardia y Afrodita lo había sorprendido diciéndole que él cubriría su turno, no había puesto condición, por lo que significaba que el trato estaba arreglado con Deathmask y eso le había permitido correr al pueblo en busca de algún obsequio y poder arreglarse debidamente para esa noche. Los detalles eran la especialidad de Deathmask y él los atesoraba enormemente y trataba de responder siempre de la misma forma, aunque no era tan atento como él, Deathmask se lo agradecía.

—¿Pasa algo? —preguntó al ver que Aioria se quedaba parado sin seguirlo dentro.

—No —negó suavemente—. Solo pensaba en lo romántico qué resultaste ser —Deathmask rodó los ojos con disgusto.

—No digas tonterías —se quejó—. Entremos qué la comida se enfría —urgió.

Aioria no agregó más y se decidió a entrar.




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