aclaraciones: adolescentes con casa sola que quieren experimentar.
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𐑺
Papu había invitado a Pana a su casa, y aunque rogó muchísimo para que aceptara, al final dijo que sí, con la condición de que harían tarea y luego este se iría, cosa que... no pasó del todo.
La casa estaba completamente sola por lo que dejaron sus responsabilidades de lado y se pusieron a jugar videojuegos. Ahora, ¿cómo habían llegado a esa situación un tanto... caliente?, fácil, Luis soltó un comentario sobre los famosos chupetones, por lo que comenzaron a hablar de eso hasta que se le salió otra pregunta.
—¿Qué crees que se sentirá hacer uno, papu?
Ambos acostados en la cama del dueño de la casa, mirando al techo, Luis volteó para ver a Miguel, con un perfil muy bonito.
—Yo que sé, cuck.
—¿Lo intentamos?
—¿Qué?
Pana volteó de inmediato a ver a Papu, sin entender en qué momento la conversación pasó a ser así. Y para que negarlo, a él también le daba curiosidad, sin embargo, no lo iba dejar ver. Hicieron un tipo "contacto visual" extraño, por los lentes de Miguel; en completo silencio, ambos sonrojados por lo raro que se estaba poniendo todo.
—No, jódete.
—¡Por favor, papu!
El silencio volvió a reinar la habitación, ambos mirándose atentamente, con bastante tensión. De un momento a otro Miguel se paró, soltando un suspiro pesado, fue ahí que Luis se sintió culpable, se movió de lugar y se sentó en la orilla, ¿ya había arruinado su amistad?
—Perdón, papu, no era mi inten-
—Cállate.
Obedeció y guardó silencio sintiéndose avergonzado, un momento más de silencio cuándo sintió el peso de Miguel encima suyo. ¡Miguel se había sentado encima de él!
Soltó una risa nerviosa y miró a Miguel, que estaba volteando a otro lado evitando el contacto visual. Se acomodó mejor, poniendo sus piernas a los lados de las de Luis, quitando su sudadera después y lanzándola a la cama.
Dejo ver las cicatrices de sus brazos pero, bah, que le importaba. A Luis nunca le importó la apariencia de Miguel, le atraía de cualquier forma.
—¿Lo vas a hacer o no?
—¡S-sí!
Los ojitos de Luis brillaron por un momento y puso una de sus manos sobre la cadera de Miguel para un mejor agarre, con la otra mano libre hizo a un lado la playera de Pana, dejando ver sus clavículas. Se acercó lentamente y olfateó rápidamente, que bien olía Miguel.
Pasó su lengua sobre sus clavículas, saboreando en el proceso, para después comenzar con el chupeton. Beso y succionó esa zona, sintiendo como Miguel se tensaba en el proceso; siguió succionando hasta que escuchó un jadeo y sintió un jalón en su cabello por parte de Miguel, eso era suficiente.
Pero no lo separo completamente, indicó que podía volver a hacerlo y así fue, siguió dejando sus marcas sobre las clavículas y después pasó a su pecho. Ambos sin decir nada, sin quejarse, únicamente experimentando.
Al final, Miguel no fue el único que acabó con su pecho lleno de chupetones.
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