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𐑺
Ahora Miguel tenía un problemita ahí abajo, justo después de pensar y decirse a sí mismo que él no iba reaccionar igual porque él no era gei, que tonto.
Luis, a pesar de estar apenado por la situación, comenzó a burlarse de él, repitiéndole los comentarios acerca de que no era gei y muchos más comentarios que hacía Miguel normalmente, recibiendo unos cuantos insultos por igual.
Después de un rato de burlas, Luis terminó por cambiarse de lugar y acomodarse en frente de Miguel, justo en medio de sus piernas, se acercó y pidió permiso para poder besarlo, obteniendo una respuesta positiva de inmediato.
Un beso lento, donde Miguel tomaba la barbilla de Luis para acercarse más, con el grasoso con sus manos sobre el pecho de pana que comenzaban a bajar lentamente hasta la entrepierna, justo en su "problemita". El beso pasó de ser lento a uno muy rápido y desesperado, donde tuvieron que separarse por falta de aire.
—Déjame ayudarte ahora yo a ti, papu, se nota que estás desesperado.
Miguel rodó los ojos aunque no pudiera verlo, y él mismo sacó su miembro, según él, no le quedaba de otra.
—Cállate, cuck.
Luis lo ignoro y retrocedió un poco, se agachó quedando en 4 justo frente al miembro de Miguel, lo miró por un momento y comenzó con su trabajo.
Tomo con una de sus manos el pene y lo acercó a su boca, comenzó lamiendo la "cabeza" y luego lo metió completamente. Movió su cabeza de arriba a abajo, centrándose únicamente en el glande, sin bajar completamente.
Rápidamente sintió como Miguel se tensaba y comenzaba a retorcerse un poco, soltando suspiros y maldiciones, tratando de no soltar ningún jadeo o algún otro ruido más.
Luis comenzó a aumentar la velocidad de su cabeza, bajando y subiendo un poco más rápido y esta vez, pasando su lengua en círculos justo en la cabeza del miembro, sabía que haciendo eso sentía bien, y efectivamente así fue, pues Miguel soltó un jadeo y una de sus manos se posó sobre los cabellos de Luis, jalándolos.
Ahora era la mano de Miguel la que guiaba la cabeza de Luis sobre la velocidad, haciendo subir y bajar rápidamente, sin parar de pasar su lengua sobre el glande en círculos. Pronto su boca comenzó a doler, pero siguió sin quejarse, por alguna razón, sentir ese dolor también le generaba satisfacción.
Para este punto, Miguel no paraba de jadear, sin poder controlar el como jalaba el cabello de Luis y como movía su cabeza sin cuidado. Cada vez iba más profundo y podía sentir como llegaba hasta su garganta, aguantándose las arcadas.
Unas palabras incoherentes salieron de la boca de Miguel indicando que estaba por acabar, y no pasó mucho cuando Luis sintió todo el semen salir y llenar su boca, tragando de inmediato. Pana aún tenía su mano sobre los cabellos de Luis, pero ya no estaba apretando tan fuerte, solo seguía ahí, moviéndolo lentamente en lo que terminaba de salir todo.
Pasó un momento y finalmente Luis se levantó, sentándose frente a Miguel, con un dolor e hinchazón sobre sus labios. Su imagen era espectacular, Miguel con los lentes desacomodados, con su boca entreabierta y espirando entrecortada mente, sudando un poco.
Al final, no hablaron mucho del tema, según ellos, solo era para experimentar y no volvería a pasar. Eso mismo dijeron la primera vez que se habían besado, era obvio que volvería a pasar.
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