Te encontré

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Comenzó la búsqueda.

Sayaka no tenía idea alguna sobre el escondite de Kirari, pero sí una técnica...

Seguir a Ririka.

La albina doblaba a la derecha y Sayaka también.

La gemela se sentía bastante incómoda, estuvo años acostumbrada a seguir a alguien, no a ser seguida.

Ririka: No sirve de nada que me sigas. -dijo con cierto humor-

Sayaka: Claro que sí, tu eres la que conoce mejor a Kirari.

Ririka: Ya no, recuerda que ya independicé mi identidad, cada vez me olvido más de cómo era ser Kirari...

La expresión facial de Sayaka no se molestaba en ocultar el descontento, era frustrante ver que su único plan había sido abolido por algo que no la comprometía.

Sayaka: Está bien...

Pudo no haber creído en Ririka, si a final de cuentas ella también era una Momobami, podía ser una estrategia engañosa para distraerla, pero decidió confiar. ¿Por qué?, porque la mayor de las gemelas no era Kirari, ella empleaba la pura verdad en sus batallas, si Ririka le dijo que no funcionaría seguirla, es porque era verdad...

Volvió a repasar los lugares que había recorrido Ririka por precaución, quizás ahora Kirari estaba a punto de estallar en risas al ver que las chicas habían pasado frente a sus narices...

Pero no, a sus ojos, ni en la cocina y el living se hallaba.

¿Por qué ella siempre hace esto? Siempre busca algo para mantener en suspenso las cosas...

Se sentó en uno de los sillones del living a meditar.

No era una opción viable buscar detalladamente cada sección de esa norme casa, eso era equivalente a hacer el trabajo duro, pero poco inteligente. Necesitaba pensar como si ella fuera Kirari.

Trató de tomar alguna idea, pero nada venía a ella.

¡Pues claro que no voy a poder idear algo! ¡Somos completamente distintas!

Exacto, eran distintas, eso ya era una pista.

Si fuera yo la primera sardina... iría a lugares pequeños o poco aseados, después de todo, son zonas que dan pereza investigar.

El sótano se descartó.
Los guardarropa también.

Mierda, es impresionante la forma en que Kirari puede complicar las cosas, se supone que este es un juego de niños. Pero ahora se siente peor que un exámen de matemática avanzada...

Hasta podría estar escondida detrás de la cortina de la ducha... el lugar más estúpido y fácil de descubrir.

Es que a veces es así, un día puede decir algo tan simple que en el fondo su significado es ridículamente abstracto, el otro día todo lo contrario y al otro puede decir algo simple que realmente signifique lo que dijo... por dios... ¿por qué me gustaba estar con ella?

¿Por qué sigo estando a su lado?

Por un instante Sayaka se olvidó del juego y su objetivo de obtener el dinero. Comenzó a recordar, por que se atrapó en su pregunta.

Recordó la primera vez que la vió, la fascinación que tuvo al verla destruir en una fracción de segundo toda la carrera de la presidenta anterior.

Se hizo otra pregunta, ¿Por qué quedó tan embobada de Kirari y no de la otra presidenta?

Por que Kirari no tenía piedad, eso fué lo primero.

Recordaba a la presidenta anterior como una mujer guapa físicamente, cumplía los estándares de belleza suficientes para tener al menos diez chicos forjando su mirada hasta su límite para seguir mirándola cada vez que caminaba por los pasillos en los recreos.

Tú no la amasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora