Capítulo 2: Activo

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"Voy a sacarte de este lío" declaré con determinación. "Haré lo que sea necesario. Te prometo que te salvaré."

Escaneé rápidamente la habitación. No había ventanas. Por supuesto, no dejarían que nadie pudiera mirar dentro de un lugar como este. La única salida era la puerta por la que entré. Me mordí el labio antes de correr directo hacia el baño. Mis ojos se abrieron de inmediato al encontrar una pequeña ventana que llevaba hacia el exterior. Sería un poco apretado, pero se veía lo suficientemente grande para que Meow y yo pudiéramos pasar. Por desgracia, la ventana estaba detrás de un grupo de gruesos barrotes metálicos.

"Sal, Gallade". Mi Pokémon salió de la Pokeball y esperó ansiosamente mis órdenes. "¿Puedes cortar esos barrotes?" Gallade miró las barras de metal antes de asentir con la cabeza sin ningún signo de vacilación. "Córtalas para que pueda pasar. Asegúrate de hacerlo lo más silenciosamente posible".

El Pokémon adoptó una posición de lucha frente a la ventana. Con la velocidad de un rayo, el Pokémon balanceo sus brazos en forma espada y cortó el aire frente a él. Sin embargo, los barrotes parecían estar intactos.

"Deben estar reforzados" dije decepcionado. No obstante, ese no fue el caso pues Gallade se acercó a la ventana y comenzó a sacar los barrotes con facilidad. Muy pronto, la barricada fue removida por completo sin casi ningún rastro de que hubiera estado alguna vez frente a la ventana. El Pokémon me entregó las barras de metal con una sonrisa de astucia en su rostro.

"Buen trabajo, amigo" dije, devolviéndole la sonrisa. "Nunca debí haber dudado de ti". Mi Pokémon inclinó la cabeza antes de que lo devolviera a su Pokeball.

"¡Ven aquí!" Exclamé, haciendo un gesto con la mano a Meow desde la puerta del baño. El Pokémon trotó rápidamente y observó la ventana abierta. Se quedó boquiabierta por la incredulidad. Agitó su pata en el espacio donde solían estar los barrotes solo para confirmar lo que estaba viendo. "Sube por la ventana" le ordené, "Te sacaremos de aquí".

La mirada del felino se alternó entre mí y el único camino para escabullirse. Se frotó las patas nerviosamente, dudando si debía intentar escapar o no.

"Puedes confiar en mí" dije con seriedad. "Yo te protegeré." Dicho esto, le extendí mi mano y esperé su respuesta. Una mirada de duda apareció en el rostro de Meow ¿Cómo podía confiar en alguien que acababa de conocer, especialmente en alguien que pagó por usar su cuerpo? A pesar de esto, una oportunidad como ésta era casi demasiado buena para dejarla pasar. Finalmente podría dejar la vida a la que se vio obligada a llevar y escapar de las garras de su entrenador. Ella desechó sus dudas y puso su pata en mi mano. Agarrando su pata con firmeza, ayudé al Pokémon a salir por la ventana. No mucho después, logré salir también y nos encontramos en medio de la oscuridad de la noche. No había nadie a la vista y los únicos sonidos que se podían escuchar eran los cantos de los Kricketots. Meow y yo nos miramos el uno al otro, jadeando ligeramente mientras poco a poco nos dimos cuenta de que estábamos a punto de salirnos con la nuestra. Tomados de las manos, nos alejamos del edificio lo más rápido que pudimos, incapaces de voltearnos para ver si alguien nos seguía.

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Me desperté con la sensación de algo áspero y húmedo frotando mis bolas. Levanté la cobija y encontré a Meow mirándome con ojos de llenos de deseo mientras lamía mis pelotas y todo mi miembro. Mi polla estaba completamente dura para comenzar el día una vez más mientras el Pokémon la trataba con un agradable baño de saliva, cortesía de su lengua magistral. Un suspiro dichoso salió por mis labios cuando el felino deslizó mi vara profundamente en su boca antes de mover su cabeza hacia adelante y hacia atrás. Apoyé mi mano sobre su cabeza, ayudándola a controlar su ritmo mientras ella me la chupaba.

Obra de la Naturaleza - TheAnthroDexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora