Para todos, no hay ni un defecto en mí. Soy como una muñeca de porcelana que todos quieren tener como adorno, pero que si la descuidan se rompe en miles de pedacitos; claro, nunca nadie lo ha puesto a prueba: no quieren romper ese lindo adorno que decora su vida. Esta en especial fue pintada a mano, una mano dura diría yo, pero qué importa, el resultado fue bueno y sin fallas, porque la muñeca de porcelana cooperó.
Cuando apenas tenía dos años, me adoptó una familia adinerada. No me puedo quejar, siempre tuve todo lo que quise, pero tal vez me maleducaron algunas veces. Siempre he tenido buenas calificaciones y me he comportado, en la escuela soy muy conocida y amada.
Me gusta vestir lindo, siempre que puedo uso ropa de colores pastel y moños. Puede decirse que eso no me lo obligaron, lo elegí yo. De todas formas eso es lo que me hubieran obligado a usar, ya que mi familia toma todas mis decisiones. No me etiquetaría como una persona dependiente, soy libre en la mayoría de los aspectos, pero si hago algo que mi familia considera incorrecto, como sacar malas calificaciones o no ser educada, se aseguran de que no lo olvide; es costumbre, por eso me esfuerzo en ser tan perfecta.
Me adoptó la familia Kang, así que soy Kang Haerin. Tengo una hermana mayor, ella también es adoptada y se llama Dahyun. Yo tengo dieciséis y ella dieciocho.
Mis mejores amigas son Danielle, Hyein, Hanni y Minji, pero soy más cercana con Danielle y Hyein. La verdad, ellas cuatro son de las pocas personas que mi madre aprueba; tampoco le gustaría si me juntara mucho con hombres, un día le hablé de mi amigo, Jungwon, y se molestó.
Hoy después de la escuela iré con mis cuatro amigas al parque de atracciones. Estamos en clase de Historia, ya casi terminando, y Hyein está en otra clase.
—¿En dónde nos vamos a ir? —preguntó Minji mientras la profesora iba por algo a otro salón.
—En mi auto —respondió Hanni—. Iré a traerlo mientras ustedes se cambian la ropa, lo estacioné un poco lejos —Hanni ya tiene licencia de conducir.
—¿Tú no te vas a cambiar? —le cuestionó Minji, confundida.
—Antes que ustedes, ya les había dicho, ¿no? —dijo con obviedad.
—Hanni, solo nos avisaste a mí y a Haerin —le recordó Danielle.
—Ah, cierto —recordó avergonzada—. Perdón.
—No te preocupes —reí.
Terminó la clase, así que Danielle, Minji y yo fuimos a buscar a Hyein en lo que Hanni iba al baño a cambiarse. Tardamos un poco, ya que ella estaba en un salón alejado. Cuando regresamos con Hyein, Hanni nos esperaba en la puerta de los baños (ya la mayoría de los estudiantes se habían ido, tardamos mucho). Iba vestida con una blusa blanca con una falda gris y, después de avisar otra vez que iba por el auto, salió.
Entonces entramos cada quien a un cubículo para cambiar nuestro uniforme; Minji y yo llevábamos unas medias largas y no llevábamos el saco del uniforme gris; Danielle y Hyein sí lo llevaban.
Me puse un vestido morado claro con un moño y zapatos del mismo color; Danielle se puso una camisa blanca con una falda amarilla clara, unas mallas y unos tacones, también amarillos; Minji llevaba pantalones acampanados azules con una playera rosa y Hyein llevaba un vestido azul claro.
Cuando todas terminamos de cambiarnos, fuimos hasta la entrada y Hanni ya nos estaba esperando. Nos subimos al auto: Minji en el frente al lado de Hanni, Danielle en el lado izquierdo de atrás, yo en el centro y Hyein a la derecha.
Hanni empezó a conversar animadamente con Minji; Hyein se quedó dormida rápido, pero el parque está a treinta minutos de distancia, así que tiene tiempo; y yo y Danielle reproducimos música en un par de audífonos inalámbricos. Fragile de Laufey está sonando, y me recargué en el hombro de Danielle. Es una escena muy bonita.
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little miss perfect | daerin
RomanceHaerin no conoce el amor ni lo que le gusta, su madre siempre la ha llevado al camino de la perfección y el estatus alto, sin error alguno. Ella piensa que su relación con Danielle no es más que platónica, porque las consecuencias serían graves si f...