When the world crumbles. [Starryeyedace]

9.

Acontecimientos extraños.

El miedo era todo lo que Rafa sentía. Se retorcía en sus entrañas, arañando su interior como un animal salvaje atrapado en una jaula. Y para ser honesto, el pargo no sabía por qué.

Ellos habían derribado a MeatSweats unas docenas de veces antes. Sí, los secuestró esta mañana, pero eso fue solo porque estaban distraídos por la contraparte de Mikey.

Entonces, ¿por qué sentían como si hubiera un mal presagio cerniéndose sobre sus cabezas, la calma antes de la tormenta? ¿Por qué todo lo que sentía era una sensación de pavor que lo consumía todo?

Sus ojos miraban hacia su izquierda; Donnie estaba enseñando los dientes a la camioneta que se acercaba, un cohete violeta se formó alrededor de su bastón Bō. Había una mirada enojada pero decidida en sus ojos.

Al lado de Donnie estaba Mikey, con su arma ardiendo en llamas mientras giraba en sus manos. También tenía una mirada determinada, sin embargo, en lugar de ira había una anticipación nerviosa.

Sus hermanos estaban bien, algunos rasguños y moretones de la batalla anterior pero desaparecerían en unas pocas horas.

El camión siguió acercándose cada vez más mientras el tiempo parecía ralentizarse alrededor de Rafa.

Apretó sus sai con fuerza mientras el camión patinaba hasta detenerse justo en el borde del patio de recreo. Algo andaba mal. Todas las campanas de advertencia en su cabeza sonaban para que agarrara a sus hermanos y huyera.

Sacudió la cabeza.

Era sólo Meatsweats. Sí, era molesto pero con su Ninpo podían acabar con él en menos de cinco minutos.

¡Sería fácil!

Podrían recoger el Tanque tortuga y regresar a casa.

Mikey prepararía el desayuno.

Donnie configuraría su sistema de juego durante algunas rondas.

Leo elegiría qué película de Júpiter Jim verían más tarde.

¡Diablos, Rafa también podría planificar una sesión de entrenamiento divertida!

Un gruñido desde su derecha hizo que Rafa mirara hacia abajo, observando a su contraparte mucho más baja sosteniendo su propio par de sai. El otro Donnie y el otro Mikey estaban apoyados a ambos lados de la pequeña tortuga, el bastón Bō temblaba y el columpio colgaba sin fuerzas de la mano de su usuario.

Empezaban a formarse nuevos moretones, heridas nuevas además de las viejas que goteaban sangre fresca. El trío parecía tan cansado mientras luchaban por mantenerse despiertos.

Oh, eso es lo que estaba causando el temor nervioso.

La puerta del camión se abrió y el cerdo mutante tan familiar salió cojeando, con la pierna envuelta en varias capas de gruesas vendas.