─ ❝🍓:: 𝐀𝐁𝐂 ; ℍ𝕒𝕣𝕦𝕟𝕠 𝕊𝕒𝕜𝕦𝕣𝕒 ִֶָ

❛❛❲🍨- 𝕳 ⨾⨾ 𝑻𝒆𝒎𝒂𝒓𝒊 𝑺 ִֶָ

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- ̗̀ 𝑯𝒐𝒏𝒆𝒔𝒕𝒊𝒅𝒂𝒅 ִֶָ ִֶָ ִֶָ ⸙

Si había una palabra que definiera a Temari era honestidad, franqueza.

Algunos podían ver esto como un defecto o una virtud, los opiniones varían, pero ella no estaba particularmente interesada en eso.

Pero su subconsciente sabía que era honesta a la hora de hablar francamente con alguien, menos consigo misma. Había cosas menores que podía enfrentar sin problemas: responsabilidades, deberes... Pero los sentimientos no entraban en ello. Para ser más clara, sentimientos de amor.

Si esto se debía a un trauma reprimido o algo parecido, Temari no lo sabía, pero maldecía con todas sus fuerzas al desgraciado o desgraciada que lo habría provocado.

Normalmente cuando estos pensamientos cruzaban su cabeza los dejaba pasar de largo y no seguir dándole caña. Pero cuando el motivo de sus pensamientos estaba aquí, entre sus piernas, refugiándose en ella, ¿cómo diablos puede ignorar algo así? Lo único más fuertes que sus pensamientos era su corazón bombeando a toda velocidad, le sorprendía que no le hubiera dado un ataque ya.

Sakura por otro lado estaba viendo la lluvia caer a cántaros, ignorando el conflicto de la rubia.

Si Temari tuviera que representar sus emociones en papel, entonces habría una habitación hecha llamas y minis Temaris corriendo por todos lados en pánico, incluso podía ver a una meciéndose en posición fetal.

Sakura giró un poco el cuerpo hacía atrás y alzó la cabeza para ver a Temari. Tenía una expresión en blanco,

— «Seguramente está analizando la situación y una ruta de emergencia si para mañana esto no para. Temari siempre es muy precavida y responsable. Debería aprender más de ella...»

— «Si me voy mientras duerme, ¿se dará cuenta?» — se preguntó Temari — «Espera, si me voy de la nada podría preocuparla...»

Sakura en su cabeza repasó los pasos del plan: Buscar el pergamino, infiltrarse en la aldea y entregar el pergamino al señor feudal.

Estaban a medio viaje cuando la tormenta las separó del resto del equipo. No pudieron encontrar una cueva ni nada que se le pareciese; así que aquí estaban, bajo un árbol, ella sentada en el suelo entre las piernas de Temari, dándole la espalda mientras que ella sostenía el abanico ya plegado, ésto para cubrirse de las pocas gotas que se filtraban por las hojas del árbol.

La lluvia no parecía querer mejorar así que iban a estar aquí un gran, gran tiempo.

Sakura temía que tendrían que pasar la noche aquí y correr el riesgo de que una de las dos se enferme.

— Si la lluvia no mejora... — comenzó Sakura, llamando la atención de la mayor. — Tendremos que buscar algún refugio. No podemos quedarnos en la interperie.

Ella asintió de acuerdo.

— Hay que esperar a que la lluvia disminuya. Entre la tormenta y la neblina, no llegaremos muy lejos. — razonó.

Una fuerte exhalación salió de Sakura. Le gustaba la lluvia, pero no quedar atrapada en ella. Intentó relajarse, dió largas respiraciones y sus músculos comenzaron a destensarse. Al contrario de Temari, que quedó en posición de firme cuando fue consiente de como la Haruno parecía sostener su peso en ella.

— ¿A ti tu gusta la lluvia, Temari? — rompió el silencio Sakura con una pregunta.

La rubia pensó un poco su respuesta.

— Me gusta, la lluvia no es algo muy común en Suna, así que las pocas veces que hay son buenas noticias para el abrevadero de la aldea.

Sakura sonrió ante su respuesta. — ¿Te gustan las plantas? No te creí ese tipo de persona.

— Lo sé, lo hago a propósito. Me gusta jugar con los estereotipos. — rió un poco.

— ¿Entonces que más te gusta?

— Pues... Entrenar, las compras... No soy diferente a cualquier otra chica en cuanto a gustos, sólo que la gente piensa que una chica no puede ser ruda y gustarle las cosas femeninas al mismo tiempo. — dijo.

— Entiendo eso, la mayoría de las personas tienden a subestimarme por mi cabello. — compartió.

— Me imagino la cara de sorpresa cuando ven que la muñeca es capaz de partir árboles de un puñetazo.

Ambas rieron de buena gana. Para entonces, las pequeñas tensiones que estaban presentes en aquel momento se habían esfumado como la neblina.

«Resultó mucho mejor de lo que esperaba.» pensó la rubia.

Algún día debería invitarla a salir, ¿qué es lo peor que podía pasar?

— ¡Ah, ahí están!

Sakura pronto distinguió las figuras del Capitán Yamato y Kiba que venían hacia ellas.

— Sabía que Akamaru había olido su rastro. — habló orgulloso Kiba.

— Creíamos que estaban demasiado llejos como para buscarlos. — habló Sakura.

— Nosotros igual, hasta que Akamaru comenzó a percibir su olor. — explicó Yamato. — Vengan, hay que refugiarse, encontramos una cueva no muy lejos de aquí.

— ¡Los seguimos! — Yamato asintió.

Quizás la invitaría a una cita, una formal algún día.

— ¡Temari!

Pero no sería hoy.

— ¡Voy!