amor

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Miradas curiosas se posaban en la pareja dentro de esa sala de reuniones

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Miradas curiosas se posaban en la pareja dentro de esa sala de reuniones.

—Bueno, comencemos la reunión— Danielle era consciente de las miradas, pero no podía juzgarlos, no cuando tenía una linda omeguita encima de su regazo abrazándola como si el mundo se acabará si no lo hiciera.

Pero bueno, ¿Cómo terminaron así?

Fácil, Danielle no puede contra los encantos de su bonita esposita.

Se encontraban en el auto de la alfa puesto que ésta tenía una reunión en la empresa y la omega había querido acompañarla.

Todo bien hasta ahí.

Hasta que la omega le había pedido que la cargara, diciendo que sus piecitos dolían, obviamente la alfa se había negado al inicio puesto que todos podrían verla, y aunque no se avergonzara de su linda esposita, de todos modos tenía que mantener la formalidad en su trabajo.

—Hae, bebé, no puedo, estamos en el trabajo— con mucho pesar tuvo que negarse, ella también quería abrazar a su omeguita, pero no podía.

Un notorio puchero apareció en los labios de la omega.

—P-pero, porfiss, por favorcito, ¿si?— dijo pestañando y abriendo bien sus ojitos para que brillaran, esto sumándose a su puchero.

Danielle quería chillar ahí mismo, su esposita se veia demasiado linda, pero mantuvo su postura.

—Cariño, no puedo— casi susurró acariciando su mejilla.

Haerin no sabía que hacer para que la alfa aceptara, hasta que algo se le ocurrió.

—Amor, ¿Puedes cargarme por favor?— mantuvo la misma expresión de antes pero sus mejillas tomaron un notorio color rojizo.

Danielle no pudo más.

Se había quedado plasmada con tan solo escuchar la primera palabra.

—Repite eso.

Haerin sonrió, sabía que había funcionado.

—Amor, ¿Puedes cargarme por favor?

La alfa aceptó.

Pero no pueden culparla, su esposa nunca la llamaba por apodos de ese tipo ya que se avergonzaba y se ponía rojita.

Amaba cuando la llamaba así y la omeguita sabía que era su debilidad.

Y es así como ahora se encontraban en la sala de reuniones con todos mirandolos curiosos, todos menos una persona.

Una pelirroja del fondo que los miraba con furia.

Esto pasando desapercibido por Danielle que estaba más concentrada en como su linda omeguita se había quedado dormida, escuchándola ronronear bajito por los cariños en su cabeza.

baby! ა daerinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora