baby! ა daerin

dormir

Incómoda se removia en su cama tratando
de dormir pero sin querer despertar a su esposa.

Era esos días en los que recuerdos de su infancia lo atormentaban.

Flashbacks.

Una pequeña niña se encontraba jugando con su peluche de gatito en el suelo de la sala.

Estaba sonriendo hasta que escucho un ruido muy fuerte y lo siguiente que vio fue a su madre en el suelo al haber tropezado con uno de sus juguetes.

Neerviosa, la pequeña niña se acerco a su madre y trato de darle un abrazo, pero esta la apartó de un empujón causando que su cabeza se golpeará con el frío piso.

—¡Aléjate! ¡¿Por qué nunca haces nada bien?! Nunca debiste nacer...— se escuchaba borracha, y ahí fue cuando la pequeña niña entendió que era hora de ir a su habitación si no quería otro problema más.

Corriendo trato de levantarse aún con su dolor de cabeza para entrar en su habitación, cosa que no pudo puesto que su madre lo había jalado de su brazo.

—¿A dónde crees que vas cuando te hablo? Te pareces tanto a ese maldito hombre, debí dejarte en la calle— seguía hablando, no muy consciente de lo que decía.

Los ojitos de la pequeña empezaron a agüarse y lágrimas traicioneras bajaron por sus mejillas.

—M-mami— su madre la abofeteó.

—¡Te he dicho que no me llames mamá! ¡No soy tu mamá!

A este punto la madre ya había soltado a la pequeña por lo que con lágrimas recorriendo su rostro apresuro el paso y se encerró en su habitación.

A la corta edad de 7 años ella ya había entendido que su madre no la quería, y que tenía que protegerse si no quería acabar con moretones como la vez anterior.

Nuevamente escuchaba como su madre llamaba a otro hombre sin importarle su presencia.

Otra noche tenía que dormir con sus tapones que había conseguido a través de su único amigo, que no estaba al tanto de su situación, y llorar hasta conciliar el sueño.

Fin flashback.

Haerin ya se encontraba llorando, mordiendo su labio inferior porque no quería despertar a su esposa.

Un gran sollozo se escapó de sus labios y su esposa despertó alarmada.

—Amor, bebé, ¿Qué pasó? ¿Soñaste algo feo?— tomó sus mejillas entre sus manos y dió sueaves caricias.

Haerin intentaba pero no podía formular ninguna palabra coherente.

—M-mami— Sono más como un balbuceo pero Danielle lo había entendido perfectamente, pronto sus ojos también se cristalizaron.

Atrajo a su esposa y la apegó a su cuerpo dando caricias en su espalda mientras Haerin la abrazaba más fuerte.

—D-Dani— susurró.

—¿Sí, mi amor?— preguntó bajito para que su linda esposa se mantuviese relajada.

—¿Puedes cantar para mí? Por favor— sono como una súplica, la voz de su esposa siempre la tranquilizaba.

—Obvio, cariño— sonriendo un poquito le dió un besito en la mejilla y se recostaron abrazadas.

La suave voz de Danielle era lo único que se escuchaba en la habitación, ya que los sollozos de Haerin habían cesado apenas escuchó a su esposo.

—Te amo— susurró al ver como su esposita ya se encontraba dormida.

Se acomodó mejor y también durmió, mañana mimaria mucho a su bonita esposa.