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Los gritos eran tan horribles que sentía que la cabeza le explotaría en cualquier momento, quería correr y salir de ahí lo más rápido posible pero sabía que no podía.

El miedo lo atacó cuando escucho como aquellos pesados pasos se dejaban oír cada vez más cerca de él, y para su mala suerte aquello solo significa una cosa.

Era su turno.

Quería esconderse, pero no podía o más bien no debía.

—Por favor Dios si es que existes no dejes que me golpee.

Lagrimas corrieron por las mejillas del menor mientras suplicaba como cada noche, sin embargo, como siempre sus súplicas no fueron escuchadas.

Sin que pudiera hacer algo aquel hombre que decía ser su padre ingreso a su habitación completamente drogado o borracho mientras lo insultaba.

—¿Porqué te escondes maldito marica? ¡Si tanto te duele lo que le hago a la idiota de tu madre deberías defenderla como el disque hombre que eres!— el fuerte grito hizo que Jin se sintiera aún más pequeño.

Solo bastaron pocos segundos para que sus oscuros cabellos fueran tomados fuertemente para levantarnos del suelo haciendo que su cara quedara muy cerca de la de su padre.

Y sin que dijera nada un fuerte puñetazo se estrelló contra su estómago haciéndolo jadear de dolor.

—¿Tan poco aguantas?— su padre comenzó a reír mientras lo aventaba al suelo.

Por un instante creyó que eso sería todo, pero no, gritos de dolor escaparon de su garganta cuando comenzó a der pateado por todos lados con toda la fuerza que su padre tenía.

—¡BASTA DOYUN DETENTE, VAS MATAR A NUESTRO HIJO!— los gritos de su madre se dejaron oír haciendo que su padre se detuviera por un instante.

—No creo que muera, así que cállate y lárgate.

—Por favor, te suplico que dejes en paz a mi hijo.

El hombre miró con burla a la mujer frente a él que tenía evidentes heridas en la cara gracias a los golpes que había recibido.

—Joder dejen de llorar que me enojan más, mejor me largo.

El hombre volteo para mirar a su hijo que se encontraba en el suelo sin moverse, se veía tan patético que las ganas de seguir golpeándolo eran muy grandes.

Pero desistió de la idea, asi que dejando atrás ambos se fue importandole poco el estado en que estaban.

—Mi bebé, perdóname mi amor— la mujer se acero a Jin quien solo lloraba de dolor — intente detenerlo pero no pude mi cielo.

Seokjin abrió sus ojos para mirar a su mamá cuando los fuertes sollozos se dejaron oír.

—Estoy bien mamá no llores.

—Lo siento amor, lo siento mucho.

Seokjin asintió mientras sonreía intentando aliviar el dolor de su madre, no quería que sufriera más de lo que ya lo hacían.

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Promise // Namjin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora