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Seokjin caminaba lentamente por los pasillos de la escuela mientras se tragaba los jadeos de dolor que querían salir de sus lastimados labios.

Le dolia todo el maldito cuerpo, le dolia tanto que solo tenía unas jodidas ganas de tirarse a llorar al suelo.

—¡Jinnie!— la suave y dulce voz de la única persona que algraba sus días se dejo oír.

Inmediatamente busco con la vista a su amigo quien ya se encontraba corriendo hacia él, quería detenerlo pero no pudo.

Un jadeo escapó de sus labios cuando el delicado cuerpo de Hoseok se estrelló contra el suyo, por un momento creyó que caería al suelo por el dolor pero no fue así. Hobi lo había detenido con fuerza.

—¿Qué demonios pasa? ¿Porqué tienes las piernas tan débiles?— Hoseok preguntó preocupado.

Y la respuesta que recibió fue el silencioso llanto de su amigo quien se sostuvo con fuerza al cuerpo de Hoseok.

—Por Dios Jin, dime que ese maldito simio no volvió a golpearte.

Pero no hubo respuesta, Seokjin solo lloro en silencio abrazando el cálido cuerpo de su mejor amigo.

Hoseok suspiro sintiéndose inútil al ver la condición de su amigo, quería llorar también pero no debía él era el pilar de su Jin y debía ser fuerte.

—Vamos al baño, por favor déjame revisarte.

Ambos despegaron sus cuerpos del abrazo, Hoseok miró la cara de su amigo cuando se separaron para confirmar que se encontraba limpia de golpes.

—Ese idiota se encarga de golpear sitios que no son visibles.

—Me golpeo en el estmago, y después de tirarme al suelo me pateo en el pecho y piernas sin detenerse.

Hoseok sintió sus ojos llenarse de lagrimas pero se negó a llorar, así que simplemente tomó la mano de Jin para ir juntos hacia los baños.

Una vez dentro ambos se encerraron en en cubículo para que así nadie más los viera.

—Vamos Jinnie, alza tu sudadera para que pueda ver— Hoseok pidió dulcemente.

Seokjin quería negarse pero no podía, sabia que si el no lo hacía Hobi terminaría sscandole la ropa ahí mismo.

—Dios mio— Hoseok jadeo sorprendido.

Todo el cuerpo de Jin se encontraba herido, su piel lechosa se encontraba llena de aquellas marcas rojas, moradas y azules gracias a los golpes que recibía de esa bestia que tenia como padre.

—Sal de esa casa, por favor Jin ven a vivir conmigo— Hoseok pidió entre lágrimas.

—No puedo Hobi, sabes que no puedo dejar sola a mamá o el va a matarla.

—¡TAMBIE VA A MATARTE A TI!

Seokjin miró con temor a Hoseok después del grito, ¿Que haría si alguien lo oía?

—Deja de gritar, van a escucharnos.

—Sería lo mejor, que alguien escuchara para que puedas recibir algún tipo de ayuda ya que la que yo te ofrezco jamás la tomas.

Seokjin negó mientras veía como su amigo comenzaba a esparcir alguna pomada por su torso haciendo que de alguna forma sintiera el lugar dormido.

—Tienes que quitarte el pantalón para ponerte de esto en las piernas— Hoseok hablo mientras seguia esparciendo la pomada en el cuerpo de Jin.

—Ya te dije muchas veces que no eres mi tipo Hoseok— Seokjin sonrió mientras oía a Hobi maldecirlo.

Aun riendo deslizó sus pantalones por sus delgadas piernas dejando ver el montón de marcas que arruinaban aquel color lechoso.

—Te juro que si fuera un poco más fuerte ya le abría partido la cabeza en dos.

Seokjin detuvo su risa cuando miró como los ojos de su amigo volvían a llenarse de lagrimas.

—Estoy bien Hobi, no llores— Seokjin abrazo fuertemente a su amigo quien no tardo en corresponder el abrazo.

—Es raro que me abraces cuando tu parte inferior esta casi desnuda.

Seokjin olvidó la tristeza y comenzó a reír por lo que su amigo había dicho.

Y ahí riendo con Hoseok se dio cuenta que su vida no era tan miserable como pensaba. Tenía una persona que siempre lo esperaba con los brazos abiertos listo para abrazarlo.

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Promise // Namjin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora