×Ese Monstruo× (Sebaciel) Kuroshitsuji AU

I

~†~

La mañana en Londres tenía una brisa fresca y suave. El cielo estaba tapado de nubes, indicando una posible lluvia por la noche.

Era un día especial para el señor Phantomhive, por fin él y su familia podrían visitar su nueva mansión.

La había comprado ya hace unos meses atrás, un lugar hermoso y antiguo que parecía un castillo de la era medieval... Muchos nobles se habían sentido atraídos por aquella casa, más nadie se atrevia a pasar la verja. El lugar había necesitado refacciones, por lo que tuvo que contratar a unas personas para que la dejarán como nueva, sin mencionar que ya compró todo el inmobiliario para que este listo para la mudanza. Aun si su mansión real era esplendida y tenían su casa en Londres, un sitio nuevo nunca está de más.

Él era el único de los Phantomhive que ya había visto el lugar, por lo que sería la primera vez que su esposa y sus hijos la vieran y quería que todo sea perfecto. La familia iría después del desayuno, mientras que algunos de los sirvientes ya habían sido enviando mucho las temprano para limpiar todo... Seguramente tendría una reunión con un amigo por la noche.

A las pocas horas, la familia ya se encontraba en su respectivo lugar de la mesa mesa principal, cada uno tomando su respectivo desayuno. El señor Vincent Phantomhive bebía su té negro con scones, la señora Rachel Phantomhive un té de rosas con un croissant, el hijo mayor un té de manzanilla con galletas y miel, y su hermano menor también comía galletas con miel más él bebía un poco de leche caliente.
Mientras tanto, el carruaje estaba siendo preparado y sus valijas guardadas para partir en cuanto estuvieran listos.

En pocos minutos, estaban listos para partir.

El viaje era largo.
La mayor parte del camino, el amo Vincent estuvo hablando con su esposa respecto al lugar al que iban. Su hijo mayor también estaba muy emocionado, por lo que solía hacer preguntas respecto a la mansión nueva y cuando podría invitar a su prometida a verla. Por otro lado, el menor de la familia permanecía callado, con la mirada pérdida en el paisaje... Se sentía asustado, no tenía ganas ir a un lugar nuevo, ya que se sentía mejor en casa, más nadie iba a escucharlo.

Una horas fueron necesarias para finalmente llegar al lugar. Y vaya que era espectacular.

La mansión era enorme y estaba dividida en cuatro sectores diferentes... Y al estás estar tan separadas una de la otra, parecía ser un pueblo miniatura que contaba con tres casas pequeñas y una grande.

La primera de ella, la principal, era una enorme casa, la cual se veía más como un castillo... Con unos tres pisos y una pequeña torre más alta, de un color beige gastado, con ventanas y ventanales amplios, algunos arbustos trepaban por algunas de las paredes, y el techo de tejas estilo francesas. Esta parte contaba con un amplio y enlrem jardín, el cual poseía un verde un tanto opacó del césped y ninguna flor o planta más que los arbustos que invadían la casa, el jardín era rodeado por un porton de metal, lo que separaba la mansión principal de las otros tres partes.

La segunda sección se encontraba cruzando la calle que separaba la mansión con esta casa... No de frente de la mansión, más bien al costado izquierdo, por lo que no tapaba la vista. Mucho más pequeña que la principal, pero más grande que una casa promedio. Era la casa de los sirvientes, un pequeño edificio extra con el que antes contaban los grandes castillos, más se dejó de realizar hace muchos años. Este era de ladrillos,tenía solo un piso y no contaba con jardín ni con rejas que lo cubran, más era una estructura amplia y detalla, con varias ventanas, techo de tejas, y también algunos arbustos apoderándose de la pared izquierda.

La tercera también estaba frente de la mansión, no obstante, está estaba del lado derecho, separada por varios metros de la casa de los sirvientes.
Parecía un palacio de cristal, enorme y reluciente. La realidad era más simple que eso, se trataba de un invernadero, aún que no parecía tener ninguna planta dentro, solo se podía apreciar una elegante escalera caracol, más no sabía a dónde llegaba o porque estaba ahí.