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El día se veía radiante... Las nubes aún invadían el cielo, más no había señal alguna de lluvia.
La familia estaba subiendo a su carruaje, a excepción del menor, quien solo los miraba desde su ventana... Ya incluso olvidó la veces que se quedó en la ventana de su habitación deseando ir con ellos a donde sea que fueran... En ese momento, en cambio, moría de ganas que se fueran lo antes posible para dirigirse al establo. Finalmente, el carruaje se puso en marcha, estando poco a poco cada vez más lejos.

Bajó las escaleras casi corriendo, terminado de colocarse un tapado por encima del cuerpo. Al llegar al piso inferior, notó que una de las sirvientas estaba junto a la puerta.

- Saldré a caminar... Volveré en un rato- Avisó el infante, mientras salía de la mansión.

Llegando al establo, el azulino camino ignorado a cada uno de los caballos que se encontraban en sus respectivos lugares.
Al llegar al final, su amigo monstruo se hizo presente en forma de humo, pero en lugar de tomar la forma semi humana que acostumbraba a usar, esta vez de transformó en un caballo. Su pelaje era completamente negro, sus ojos rojos y brillantes, crines largas y onduladas... Era un semental bellísimo.
La creatura se inclino para poder quedar a una altura más adecuada para su pequeño niño, quien se subió cuidadosamente en el lomo del animal, una vez ambos estuvieron listos, el azabache volvió a ponerse de pie.

-Comencemos con algo suave ¿Te parece, Sebastián?- Preguntó el menor, mientras sus dedos acariciaban los cabellos oscuros de su gran compañero.

El caballo comenzó con su trote, un galope elegante y firmé. Una vez comprobó que su señorito estaba bien posicionado, salió del establo, camino al exterior.

"El círculo de la condena", con eso se referían a todo el espacio que, en cierto aspecto, le pertenecía a Sebastián... Y ahora a la familia Phantomhive.
Aquel espacio era mucho mas grande de lo que realmente lo estimaban... No era solo la mansión con sus tres edificios adicionales... Se extendía hasta el bosque entero que estaba a su alrededor, las colinas, los árboles... Era tan amplió que parecían tener un parque entero a su disposición, más nunca nadie lo exploraba... Solo el jovencito con su monstruo, quien ya lo conocía como la palma de su mano.

Las pezuñas del animal sonaban cada vez que pisaba las hojas secas dispersas en el suelo. Mientras más se adentraba a las profundidades del bosque, su velocidad aumentaba... Razón por la cual el más joven tuvo que acercar su cuerpo al del caballo y sujetar de sus crines. A los pocos minutos, el animal ya estaba a un fuerte galope.

Llegaron hasta un rio, un camino ancho rodeado de piedras... Se podía notar que el medio era profundo.
Sebastián se detuvo a la orilla, observando de izquierda a derecha los distintos caminos que podían tomar.

-¿Que hay del otro lado?- Pregunto con curiosidad el menor.

-Es El Final Del Círculo De La Condena... No Puedo Ir Ahí.

Continuó su camino por la derecha, siempre junto a la orilla.
No era la primera vez que salían a recorrer el lugar... Más era la primera que lo acercaba tanto al final del círculo. A Sebastián no le gustaba demasiado hablar del asunto, ni porque existía o porque estaba ahí, por lo que Ciel casi nunca le preguntaba... Más aquella característica de curiosidad humana aún lo invadía, y moría por saber todo.

Subieron colina arriba todo el camino, el menor le comentó a su acompañante sobre las probabilidades de comprar una empresa de juguetes que estaba al borde de la bancarrota y mejorar todo desde cero... También sobre futuras ideas y nuevos diseños que tenía en mente. Por su parte, el mayor le comentaba sobre el bosque, la plantas que los rodeaban y las que existieron antes.

Llegaron hasta la punta más alta de la colina... Donde el río comenzaba. Había un arrolló amplio y profundo, rodeado de unas extrañas y enormes ruinas... Paredes destrozadas, escaleras que llevaban a ningún lado, torres llenas de musgo, algunas estatuas intactas y otras rotas. No obstante, eso no era lo más sorprendente, lo más impresionante sería el agua... La cual era cristalina en todo el contorno, de un azul resplandeciente... Y el centro era tan oscuro como el pelaje del caballo, completamente negro.

La mirada del joven estaba tan sorprendida, estuvo punto de preguntar cuando su compañero dio un giro un poco brusco.

-¿Que pasa?

-El Carruaje... Lo Escucho A Poca Distancia Del Comienzo Del Círculo. Su Familia Esta De Regreso.

Para el azulino, el tiempo había pasado volando... No creyó que volverían tan pronto.
Por su parte, el azabache apresuró el paso camino de regreso... Dejando aquel maravilloso estanque cada vez más atrás.

Al estar a poca distancia con la mansión, el monstruo tomo nuevamente su forma casi humana, sosteniendo al joven entre sus brazos.
Sin ser vistos por nadie, se escabulleron por la puerta trasera, la que daba a la cocina... Más al atravesarla, en lugar de estar en la habitación que debía ser, solo tenían de frente el pasillo oscuro.

-¿Donde Lo Dejo?

-En mí cuarto, creo que sería lo mejor.

El mayor camino lentamente por el lugar, analizando cada una de las puertas, en busca de la que él deseaba.

Por otra parte, la familia Phantomhive no tardó en llegar, siendo recibidos por su mayordomo, quien tomaba los abrigos de cada uno para dejarlos en una percha.

-Bienvenidos de vuelta... Espero que el viaje haya resultado tranquilo.- Saludo con formalidad el hombre japonés.

-Debo mostrarle a Ciel las cosas nuevas que compre... ¿Esta arriba?- Pregunto el menor del grupo, viéndose entusiasmado.

Una de las sirvientas se acercó a ellos, parecía notoriamente desconcertada.

-Mi señor... El joven Ciel salió hace unas horas, y no recuerdo haberlo oído llegar.- Confesó la mujer.

-¿Con este clima?- Pregunto su madre alterada.

-A lo mejor ya regresó...- Trato de calmarla su esposo, mientras subían las escaleras para revisar en su habitación.

Al atravesar la puerta, se encontraron con el menor acotado en su cama, con un libro en mano, concentrado mientras leía.
La sirvienta, su madre y su hermano solo superaron, aliviados de ver qué no estaba afuera... El menor los vio confundido, al igual que su padre... Mientras que el mayordomo solo soltó una pequeña risa.

-¿Ven? Nada de que alterarse... El joven Ciel siempre aparece de lugares sumamente extraños.- Añadió el señor Tanaka mientras se alejaba del cuarto.

Eso era cierto... Desde hace años que Ciel desaparecía y luego volvía o aparecía en otra parte de la casa... Eso se podía llegar a confundir, debido a que era el que menos observaban en la casa, por lo que se podía tomar que no le prestaban mucha atención o que era simplemente rápido para irse. Más cada vez se ponía más sospecho, al menos ante los ojos del señor Phantomhive... Quien, apesar de no haber pasado demasiado tiempo con su hijo menor y de no conocerlo mucho, sentía que cada vez el niño parecía ser otra persona.

"No aparezco de lugares extraños... Me voy a ellos"

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×Ese Monstruo× (Sebaciel) Kuroshitsuji AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora