Tropiezo 17

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Este capítulo tiene contenido incómodo o semi sexual, por favor, discreción al leer

Un golpe severo dio a parar en la cima de su cabeza, haciéndolo gemir de dolor, colocando la mano donde había recibido el golpe.

-¡Estoy hablando contigo, Keisuke!Presta atención- regaño la mujer adulta, con un tono de voz alto y firme, sentada enfrente del chico pelinegro.

-Si te estaba prestando atención, no tenias porque golpearme- recriminó el chico, acariciando su cabeza adolorida.

-A ver..¿Qué dije?- se cruzo de brazos la mujer, y con una mirada de superioridad, con los labios torcidos, esperaba una respuesta.

El chico pelinegro, sudo la gota gorda, al no tener idea, de que le estaba diciendo con anterioridad; solo estaba ansioso, de ir a la escuela, para después, pasar la tarde con al chica rubia; trago saliva, y balbuceo un poco.
-Dijiste que Fumiko, ya no podía entrar a la casa...- murmuro, con una ceja alzada, esperando acertar; se cubrió con los brazos, cuando su madre, iba a proporcionarle otro golpe.

-¡No me estabas prestando atencion!- Regaño nuevamente, mirándolo con molestia-Keisuke, esto es serio, necesito que me escuches y que retengan la información que te doy ¿Puedes hacer eso?- Cuestionó de manera irónica, aunque el pelinegro asintió de manera inconsciente.

Ella, dejo salir un suspiro largo, llevo sus manos a las cien de cada lado de su cabeza, masajeando ese punto. Gruñó.
-Keisuke, no me molesta que traigas a Fumiko a la casa, o que estén solos juntos... pero por favor, avísame.- Pidió -Siguen siendo menores de edad, y estaba bajo mi responsabilidad, cuando están debajo de mi techo ¿De acuerdo?- lo vio asentir.

Por un momento, pensaba en no decirlo, esto le resultaba incómodo, pero, siempre hay que tener conversaciones incómodas, para prevenir los "accidentes". Rebusco en sus bolsillos, mientras proseguía hablando.
-Sé que ya estás en edad, y es muy normal este tipo de cosas, así que no te voy a prohibir nada, pero...-Sacó de su chaqueta de trabajo, un sobre plateado, que seguramente muchos adultos conocían bien.-Necesito que se cuiden-

El más joven, se sonrojo ante la idea, de que su madre quería hablar de "ese" tema; negó rápidamente con las manos y la cabeza.

-Por dios, ¡mamá! No, ni siquiera hemos hecho algo parecido, no- fue interrumpido, por su madre.

-Bueno, pero, ¡seguramente lo harán! Los dos son jóvenes, tienen curiosidad, y necesitan vivir experiencias, ¡no te hagas el santo!- lo señaló, para después tomar su mano, extenderse la y colocar el condón ahí -Te voy a dar este; pero, tu necesitas comprar los tuyos, y necesitas saber, si Fumiko es alérgica o si es su primera vez- fue interrumpida.

-¡Mamá! No hables así de Fumiko- regaño él, antes de recibir otro manotazo en su hombro.

-¡Estoy hablando contigo, no me alces la voz!-otra vez lo regaño -No creas que quiero saber de la intimidad de ustedes; pero Fumi, es una niña... normalmente ellas se sientes "mal" después de eso; así que, tu trabajo como un buen caballero, es ser responsable con tus cosas, y sobre todo, tratarla con cariño- apuntó -Te lo digo en claro para que me entiendas.- Él pelinegro trago saliva pesadamente-No quiero que embaraces a Fumiko; no ahora ¿entendiste?-Amenazó

(...)

Soltó un suspiro bastante largo, con su mano, cepillo su cabello hacia atrás, con fastidio; había sido un día agotador en la escuela. Caminaba por las escaleras cabizbajo, solo, hasta escuchar, una maldición.

-Mierda, ábrete puerta- hablo para si misma, la chica rubia de ojos oscuros, que tenía el ceño fruncido, y a duras penas, podía encargar la llave de su departamento en la cerradura.

HumoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora