Este capítulo tiene contenido incómodo o semi sexual, por favor, discreción al leer
Un golpe severo dio a parar en la cima de su cabeza, haciéndolo gemir de dolor, colocando la mano donde había recibido el golpe.
-¡Estoy hablando contigo, Keisuke!Presta atención- regaño la mujer adulta, con un tono de voz alto y firme, sentada enfrente del chico pelinegro.
-Si te estaba prestando atención, no tenias porque golpearme- recriminó el chico, acariciando su cabeza adolorida.
-A ver..¿Qué dije?- se cruzo de brazos la mujer, y con una mirada de superioridad, con los labios torcidos, esperaba una respuesta.
El chico pelinegro, sudo la gota gorda, al no tener idea, de que le estaba diciendo con anterioridad; solo estaba ansioso, de ir a la escuela, para después, pasar la tarde con al chica rubia; trago saliva, y balbuceo un poco.
-Dijiste que Fumiko, ya no podía entrar a la casa...- murmuro, con una ceja alzada, esperando acertar; se cubrió con los brazos, cuando su madre, iba a proporcionarle otro golpe.-¡No me estabas prestando atencion!- Regaño nuevamente, mirándolo con molestia-Keisuke, esto es serio, necesito que me escuches y que retengan la información que te doy ¿Puedes hacer eso?- Cuestionó de manera irónica, aunque el pelinegro asintió de manera inconsciente.
Ella, dejo salir un suspiro largo, llevo sus manos a las cien de cada lado de su cabeza, masajeando ese punto. Gruñó.
-Keisuke, no me molesta que traigas a Fumiko a la casa, o que estén solos juntos... pero por favor, avísame.- Pidió -Siguen siendo menores de edad, y estaba bajo mi responsabilidad, cuando están debajo de mi techo ¿De acuerdo?- lo vio asentir.Por un momento, pensaba en no decirlo, esto le resultaba incómodo, pero, siempre hay que tener conversaciones incómodas, para prevenir los "accidentes". Rebusco en sus bolsillos, mientras proseguía hablando.
-Sé que ya estás en edad, y es muy normal este tipo de cosas, así que no te voy a prohibir nada, pero...-Sacó de su chaqueta de trabajo, un sobre plateado, que seguramente muchos adultos conocían bien.-Necesito que se cuiden-El más joven, se sonrojo ante la idea, de que su madre quería hablar de "ese" tema; negó rápidamente con las manos y la cabeza.
-Por dios, ¡mamá! No, ni siquiera hemos hecho algo parecido, no- fue interrumpido, por su madre.
-Bueno, pero, ¡seguramente lo harán! Los dos son jóvenes, tienen curiosidad, y necesitan vivir experiencias, ¡no te hagas el santo!- lo señaló, para después tomar su mano, extenderse la y colocar el condón ahí -Te voy a dar este; pero, tu necesitas comprar los tuyos, y necesitas saber, si Fumiko es alérgica o si es su primera vez- fue interrumpida.
-¡Mamá! No hables así de Fumiko- regaño él, antes de recibir otro manotazo en su hombro.
-¡Estoy hablando contigo, no me alces la voz!-otra vez lo regaño -No creas que quiero saber de la intimidad de ustedes; pero Fumi, es una niña... normalmente ellas se sientes "mal" después de eso; así que, tu trabajo como un buen caballero, es ser responsable con tus cosas, y sobre todo, tratarla con cariño- apuntó -Te lo digo en claro para que me entiendas.- Él pelinegro trago saliva pesadamente-No quiero que embaraces a Fumiko; no ahora ¿entendiste?-Amenazó
(...)
Soltó un suspiro bastante largo, con su mano, cepillo su cabello hacia atrás, con fastidio; había sido un día agotador en la escuela. Caminaba por las escaleras cabizbajo, solo, hasta escuchar, una maldición.
-Mierda, ábrete puerta- hablo para si misma, la chica rubia de ojos oscuros, que tenía el ceño fruncido, y a duras penas, podía encargar la llave de su departamento en la cerradura.
ESTÁS LEYENDO
Humo
FanfictionFumiko, una chica joven, que no aparenta su edad, ni su forma de ser; tiene una inesperada e irritable causalidad, cuando una familia pequeña decide mudarse al lado de su departamento. Odiar es una palabra muy fuerte, al igual que amar, aunque, es c...