Capítulo 9. Confesiones

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Observo a Diego, con razón. A simple vista parece estar bien, pero cuando lo analizas con cuidado, facción por facción. Es ahí cuando lo notas, sus huesos comienzan a pegarse demasiado a su piel. Incluso se nota más pálido.

Sentados en aquélla banca deseo que el tiempo se detenga y podamos volver a ser lo que algún día fuimos. A veces, solo a veces desearía haber muerto aquel día, deseo no haberlo conocido, deseo haber ignorado todas sus insinuaciones.

Pero no hay una maquina del tiempo, en la vida real debemos afrontar todo, pero ¿podré con esto? ¿Podré con el dolor de imaginar una vida sin él? Nadie te lo dice, pero eso estamos enfrentando.

—Puedes tomar quimioterapias, investigaré, los avances médicos han sido muchos. Preguntemos a Elijah... —él me interrumpe.

—Sof... Ya lo acepté. Ya me cansé de las quimioterapias, me cansé de vomitar, de sentirme inservible —dice sonriendo, siento una gran presión en el pecho. Siento impotencia.

Quiero culpar a Dios o a cualquier ser existente.

Quiero quejarme con la vida por no permitirme ser feliz, un poco, solo quiero ser feliz un poquito, pero creo que le pido mucho a la vida. No quiero ser rica, no quiero cosas materiales, solo pido ser feliz. Solo quiero no sufrir.

No puedo evitarlo y rompo en llanto.

—No te des por vencido, yo te apoyaré —le pido, él niega.

—No me estoy dando por vencido, solo estoy aceptando lo que debí aceptar hace mucho tiempo —reconoce—, tengo el valor de confesarte esto y de decirte que...

—¿Qué? —pregunto, pero él ya no responde—, no me quedaré de brazos cruzados. No voy a verte morir.

—No te pedí que lo hagas —dice con la mirada puesta en la nada—, nunca sería tan egoísta para pedirte que te quedes. No sería egoísta otra vez.

Y dejó salir mi llanto lleno de melancolía, amargura y dolor.

—¡¿Por qué?! —le pregunto molesta— ¿es que acaso no puedes quererme? ¿ni un poco?

Él ni se inmuta.

—Es porque te amo que jamás dejaría que te aferres a mi —y con eso mi estómago se revuelve más, quiero vomitar—, mis planes de boda continúan y tú... Solo deseo que seas feliz. No se si moriré mañana, hoy, no puedo aferrarme a algo que ya no existe.

Es tan doloroso ver a un ser querido con una enfermedad terminal, pero es más doloroso ver como esa persona ya ni siquiera desea luchar.

—Vámonos, vivamos juntos estos tres meses. Larguemonos —sugiero y él niega.

—No mereces eso —responde seguro de si mismo. Y luego suspira—, he intentado ya sabes...

Lo que más temía esta a punto de pasar.

Lo miro sin entender.

—Intente suicidarme, pero tampoco tengo tanto valor —ríe sin un ápice de gracia—, creo que lo intenté tantas veces que la muerte ya se cansó de ver que no me animo.

—No te dejaré morir —respondo inconsolable—, no ahora, no cuando al fin nos encontramos.

—Nunca te perdí de mi vista, siempre estuve contigo. Aunque no lo notaras —me cuenta sin dar mayores explicaciones.

Diego voltea, me observa y me acerca hacía él. Como si estuviésemos solos, como si solo fuéramos nosotros dos. Bruscamente me acerca a sus labios y comienza a besarme, como si quisiera devorarme, como si no hubiese un mañana. Nuestros labios se mueven en un compás perfecto, un beso mezclado con el sabor de mis lágrimas.

En momentos como estos quisiera ya no sentir, quisiera ser lo suficiente fría para ya no sentir nada por él, para empujarlo en el primer intento de darme un beso ¿podría ser que siempre fui accesible para él?

Y recuerdo, recuerdo cuando...

—Te veo y no puedo dejar de imaginarlo —me dice mientras se acerca a mi.

—¿Imaginar que? —pregunto y él sonríe picaro.

—A ti, desnuda, diciéndome que te gusta que te haga sentir mía —siento el calor inundando mi cuerpo—, a ti saltando encima de mi.

No puedo evitarlo y me lanzo hacia él.

—Te quiero —me dice mientras me besa y juega con mis senos.

Mi mente comienza a jugar conmigo, me quiere pero no me ama. Ama a Juliett.

Me alejo de él al recordar que pronto se casará, al recordar lo que vivimos.

—Te vas a casar —le recuerdo.

—Aunque me case nunca podría olvidarte, te necesito tanto que duele no poder tenerte —dice.

Me confunde, me necesita pero no puede tenerme, no quiere retenerme pero tampoco quiere dejarme. Me levanto de la banca y comienzo a caminar.

—Debo irme, lo siento —le digo y comienzo a correr para que él no pueda detenerme.

Mientras corro mi llanto aumenta. Aumenta que la gente nota mi dolor, pero no me importa.

Sin embargo, antes de llegar a la casa donde siempre he laborado, veo a una persona recostada en el pasto de un parque frente a casa.

Es Theo.

Limpio mis lagrimas y me acerco a él.

—¿Qué haces? —pregunto aun con algunas lagrimas.

—Veo las nubes ¿y tú? —me pregunta sin mirarme a los ojos.

Me recuesto junto a él.

Veo las nubes y me río con amargura, ya no veía cocodrilos o corazones rotos. Ahora solo veía pedazos de nubes.

Y deje salir mi llanto, sin que Theo volteara a verme tomo mi mano y la sujeto fuerte, dándome seguridad. Finalmente deje salir todo mi dolor.

—No se que esta pasando, pero pasará —me asegura y probablemente tiene razón.

Nota de autor:

Mátenme JAJAJAJA, tengo una buena razón para no escribir...

Bloqueo de autor, no se, todo se puso en pausa para mi. Deje de leer, medio escribía, medio no...

Ya tengo un nuevo perfil en Wattpad, pero es secreto. Mi plan es terminar esta novela antes de que termine el 2024.

Juro que intentaba escribir algo para ustedes, pero simplemente no se daba. Afortunadamente creo que el crear un perfil nuevo, el crear nuevas historias fue de ayuda.

Ojalá encuentren mi perfil secreto jaja, ojalá y lean mis novelas. En fin.

Prometo ser mas constante, espero no me hayan olvidado.

Besos, Victoria.

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⏰ Última actualización: Apr 26 ⏰

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