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• Lágrimas

La puerta cerrada de Charlotte se ha convertido en un muro de silencio y preocupación. Durante días, ha estado encerrada, rechazando la compañía de todos. Hoy, mi inquietud alcanzó su límite. Me acerqué a su puerta y toqué suavemente, preguntando si podía entrar. Su respuesta fue un grito, una negativa llena de dolor que nunca había escuchado en su voz.

"¡No quiero verte! ¡Déjame sola!", exclamó desde el otro lado de la puerta. Su tono me dejó helado, pero la preocupación superó mi hesitación. Con la precisión de un gatillero, forcé la cerradura y la puerta se abrió.

La imagen que encontré me cortó la respiración. Charlotte estaba deshecha, las lágrimas habían dejado surcos en su rostro y las ojeras marcaban la profundidad de su desesperación. Dos años de convivencia y nunca la había visto así.

No soy hombre de consuelo, las palabras reconfortantes no son mi fuerte, pero no podía dejarla en ese estado. Con un suspiro, me senté a su lado en el suelo, y con un gesto que contradecía mi aversión al contacto, la abracé. Ella se tensó por un momento, sorprendida, antes de romper en un llanto más profundo.

Permanecimos así, en un abrazo incómodo pero necesario, hasta que las lágrimas comenzaron a ceder. Entonces, con una mano temblorosa, acaricié su cabello y bromeé, "Si manchas mi saco con mocos, te lanzaré por la ventana". A pesar de su tristeza, una risa ahogada escapó de sus labios, y supe que, por ahora, estaría bien.

ᗰaniático |Mordecai Heller| ◤LACKADAISY◥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora