Capítulo 1. Un libro diferente

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Eran las 3 de la tarde, me encontraba en medio de una gran multitud, vendiendo sombreros elegantes bajo un sol ardiente

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Eran las 3 de la tarde, me encontraba en medio de una gran multitud, vendiendo sombreros elegantes bajo un sol ardiente.

Cientos de personas se habían reunido en el centro de la plaza de San Pablo esperando ver, el gran show de los títeres.

Estaba desesperada, la gente empujada y los de adelante. Gritaban:
¡No empujen! no empujen por favor,
Mientras que otros intentaban poner orden.

Luego de unos minutos apareció en escena. Un títere en el papel de una princesa, con su vestido extravagante.

—¡Quiero tanto salir de aquí!—Decía la princesa, con voz dulce.—Pero nadie es tan valiente como para matar al horrible dragón que me mantiene encarcelada.

De repente aparece en la ventana un apuesto príncipe con una brillante espada. Y la gente le aplaude.

—¡Yo Vengo a rescatarte y enfrentar ese terrible dragón!
¡Que salga ahora!- Gritó fuerte el Príncipe.

El dragón que permanecía dormido se levantó, y dijo:

—¿Quién se atreve Despertarme a esta hora de la mañana? Preguntó el gigantesco dragón con voz de trueno.

El caballero se llenó de temor al verlo por lo que dijo: —¡por allá está el que viene a enfrentarte! Señalando a su izquierda a otro caballero, intentando despistar al feroz animal.

—Pues Por allá Yo iré, gruñó el dragón mientras lanzaba fuego de su boca persiguiendo al pobre hombre.

Dejando sola a la princesa con el apuesto príncipe.

—¡Corre!le dijo el príncipe, es la oportunidad perfecta de salir.

Pero la princesa molesta, le respondió:
—¡no!, primero debes matar al dragón. Solo así podré ser completamente libre.

—¡pero puedes escapar ahorita, el dragón no está! le alega el príncipe.

—Yo tengo la esperanza de que alguien más valiente que tú, realice el trabajo completo. Contesta la princesa, mientras le da la espalda.

—¿Sabes cuál es tu problema princesa? Vives de esperanza, pero ni siquiera sabes lo que esperas.

Esa última frase parecía ser una baldada fría cayendo sobre mi cabeza, hacía cuestionarme si yo en realidad sabía lo que esperaba. O solo estaba sobreviviendo para no morir.

....

30 minutos más duro la obra yo logré vender un par de sombreros, mientras esperaba a James mi mejor amigo, qué hacía el papel del dragón; lo habían contratado por su voz fuerte. Le ofrecieron una suma de dinero, y con este habíamos pagado unos boletos, para garantizar un paseo por el lago, que prometía ser la mejor experiencia.

Al llegar a la estantería donde habíamos encargado los boletos, la vimos cerrada, sentí que el mundo me caía encima, nos habían dejado sin boletos y robado nuestro dinero.

James miró que en la puerta de la estantería, estaba pegada una carta que decía lo siguiente:

18 de febrero del 1800
Buen Día.

Les saluda el guardia real de la reina María, escribo esta carta porque doña Rosa me ha vendido sus últimos boletos, los cuales les pertenecían a James y Gretel, lo sé porque su nombre estaba escrito en la parte de atrás a modo de reserva, solo quiero que sepan que me he sentido mal en robarles los boletos, pero deben entender que era una orden de la Reina de conseguir dos boletos. No quiero que se enojen con doña Rosa, no ha sido su culpa, ya que yo se los he exigido. les he dejado el valor de los boletos adentro del libro que está junto a la estatua del Gran San Pablo y un poco más, espero puedo comprenderme.

Dylan Werner.

Corrimos hacia la escultura del Gran San Pablo, quién había sido mucho tiempo antes un gran rey, según muchos el más bondadoso y benevolente de todos; su  figura estaba hecha de mármol, y se  caracterizaba por tener el brazo derecho levantado, señal que siempre hacía antes de hablar con el pueblo.

En su otra mano llevaba siempre un libro, este parecía ser como los demás, la gente decía que era el original que él siempre leía.

Toda mi vida nunca vi a alguien, tocar la estatua, mucho meno el libro; por lo que se me hizo extraño que el guardia hubiera dejado el dinero ahí, supuse que era para que nadie más lo tomara.

—sostén mi sombrero —me dijo James, alargué mi mano para tomarlo, nunca salía de casas sin este. Muchos de los habitantes lo conocían como el chico del sombrero negro.

Con un poco de esfuerzo logró tomarlo, lo cargué para que él pudiera bajar con mayor facilidad, al momento de hacerlo sentí una sensación extraña, Pero lo que más me importaba era recuperar el dinero.  Empecé a hojear el libro pero la mayor parte de todas las páginas estaban en blanco, y no encontraba por ninguna parte algún indicio de dinero.

Pero justo cuando estaba por cerrar el libro, me di cuenta que al inicio de este, se encontraban algunas páginas que tenían escrito algo.
En las cuales pude leer las siguientes palabras:

Esto que estás sosteniendo hoy en tus manos, es más qué un libro de solo tinta y papel, este libro te permitirá viajar o hacer lo que quieras, porque tú eres la protagonista.

Si das vuelta a la página y continúas leyendo, ya no habrá vuelta atrás.

—¡qué libro tan raro! Expresó James.

—ahora entiendo porque a nadie le interesa leerlo. Dije soltando una risa burlesca.

—¡Si! quiere dar intriga,  pero termina dando chiste.

—bueno a mí sí me causó un poco de curiosidad, respondí.

—pues dale vuelta a la página, me sugirió James.

Antes de hacer eso las cosas pintaban bien, pero todo cambiaría al momento de darle vuelta a la página.

Una historia jamás contada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora