Capítulo 1 - Mi nuevo vecino.

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CRY


ALQUIMIA



Febrero.

              A las afueras de Carolina del Norte hay un pueblo no tan pequeño llamado Warren, ahí es donde he vivido toda mi vida. Warren es un pueblo con una comunidad bastane sana, es un pueblo muy tranquilo; no hay muchos criminales por aquí, no pasa nada interesante, nada novedoso. Supongo que esa es la razón por la cual mis padres quisieron criarme aquí.

El clima de hoy está algo lluvioso como de costumbre, son pocas las veces que sale el sol en este pueblo. Mi cabello está sujetado en un par de trenzas que están cubiertas por la capucha de mi abrigo, y no pueden faltar mis audífonos para escuchar a Queen en el camino; Escucho "Bohemian Rhapsody" La canción favorita de mi mejor amigo, el cual debe estar esperándome desde hace varios minutos en el parque.

Y ahí está mi chico de ojos azules, sentadito en el banco esperando a la impuntual de su mejor amiga. Puedo ver cómo algunos mechones azulados tratan de escapar de su gorrito morado, se lo regale en su cumpleaños pasado. Esa sonrisa tan linda de siempre formándose en su sonrojado rostro al verme de lejos.

Luka Murphy.

—¿Converse? ¿Es en serio Alquimia? —Me pregunta sarcásticamente al ver mi calzado.

Yo miro hacia abajo para ver los converse que llevo puestos llenos de varias gotas de lodo.

—Llueve casi todos los días, ¿Cuando me pondría unos converse en este pueblo?

—Un día soleado para que no los dañes con la lluvia.

—El sol aquí sale una vez al año,
—Exsajero— Y además los converse limpios o sucios se ven increíbles.

—Mis disculpas señora Ross si la he ofendido —Sonríe con ironía.

—Señorita Ross, Luka —Le lanzó una mirada asesina—. Aún no ha llegado mi príncipe azul.

Ambos reímos para irnos a ver una película en el nuevo cine del pueblo. Antes teníamos que salir de Warren para ir al cine más cercano, el nuevo alcalde quiere sacar adelante este pueblo de cavernícolas.

  Al terminar la película fuimos por unas hamburguesas, como siempre la suya doble carne y la mía lo más vegetariana posible. Ya es una tradición para nosotros salir todos los sábados a cualquier lado, despejar la mente de tantos trabajos y distraernos de nuestros problemas personales.

—El próximo sábado iremos al Bowling, ¿Que te parece? —Luka me informa de nuestra próxima salida.

—Tenemos semanas que no vamos,
  —Tomo un sorbo de mi refresco de manzana—  Sería genial volver a ir.

—Perfecto —El se limpia los labios con la servilleta en su mano.

Nos fuimos caminando de a poco para disfrutar la charla, acostumbramos a no usar su auto si vamos a un lugar cerca de casa. Ambos hablamos de lo patética que fue la película y lo predecible que fue su historia, fue de lo más cliché que haya visto antes.

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