20- Como Los Demás

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—Dormirás conmigo esta noche.

La humillación de haber permitido que ese hombre le viera desnuda y acariciara partes de su cuerpo, al parecer no era suficiente.

¿Ahora él quería que ella durmiera con en su cama? Estaba loco. Bueno, eso era obvio.

—N-No, estoy bien en el sótano. — replicó con un tono apagado, era como si le estuviese quitando su brillo.

Prefería estar incómoda atada a una silla que incómoda con la cercanía entre ambos.

—No te estaba preguntando — le ayudaba a secar sus cabellos con una toalla. —¿Qué acaso no quieres?

Se quedo en silencio. Las posibles respuestas que tenía en mente no ayudarían para nada, si se negaba o aceptaba u opinaba incluso. Dudaba en la importancia de lo que ella pensaba.

—No lo sé...

—Sé que crees que soy una mala persona, (t/n), pero estás equivocada... — dijo en un susurro, su aliento tan cerca de su cuello, sus manos sobre sus brazos. —Pero esto que hago, tienes que recordar que todo es por ti. Lo hago por mi amor a ti, es normal, el amor te hace cometer locuras, ¿no?

Su voz no era lo único que llegaba a su cabeza y hacia que su cerebro dejara de funcionar, sus palabras eran como espinas disfrazadas de un cálido abrazo, de un beso suave sobre sus labios. Jugaba con su mente de alguna forma que no entendía, era como si le diese lo que ella había estado anhelando desde pequeña.

Amor. Cariño, el ser aceptada como un humano, sin importar qué.

Recordaba las veces que había leído libros respecto a como el corazón no elegía enamorarse de quien le hacia latir. Pensaba que tal vez ella no quería amar a Smoker, ya que estaba asustada, pero su corazón había hecho una decisión y se apegaba a ésta.

No podía amar a un hombre como él.

<< Me acosó por un tiempo, me siguió a todos lados, en mi propia casa, ¿cuantas veces habrá estado ahí? Apenas sé parte de las cosas que él hizo, ¿pero y si hay más que no he descubierto? >>

No podía verle a los ojos. Solo sabía que no quería ser lastimada ni permitir que fuera él quien le quitase su último suspiro.

—He hecho tanto por ti, ¿por qué sigues empujándome y alejándome de ti? — su rostro empezaba a perder expresión e hizo que ella se asustara.

—N-No, no... No es mi intención... — pudo sentir un nudo formándose en su garganta, era víctima del temor de lo que sucedería si le hacia infeliz. —Lo siento.

—No te disculpes, querida mía... — susurraba contra su oído, acariciando su mejilla, tan suavemente que le hacia olvidar de la situación. —Solo somos tú y yo, siempre será así, siempre ha sido así... Somos una pareja, dormir juntos es normal en una relación.

Ella abrió los ojos. ¿Una pareja?

Apretaba los puños, quería negarse, quería rechazar su propuesta, pero ni siquiera era una. Nuevamente, Smoker le dio igual como se sentía ella al respecto de todo ésto e hizo lo que él quería.

Y (t/n) no podía hacer más que mantener y apretar esas emociones en su interior.

¿Él no era como su padre? Ese idiota era como cada persona que conoció en su vida, solo quería que ella obedeciera lo que él quería, como su padre, como los demás. Sus sentimientos eran irrelevantes para él, tal y cómo los demás le hicieron sentir.

Callada, se limitó a seguirle hacia su habitación. Prendas de ropa en el suelo, la cama era un desastre, la iluminación era ligera, no parecía ser tan cómodo.

Pero podría aprovechar para buscar alguna manera de escapar.

Sin embargo, Smoker parecía simplemente admirarla mientras se encontraba acostada a su lado. No quitaba el ojo de ella, quería pensar que era para asegurarse de que no intentara algo, pero parecía ser que solo la veía, disfrutaba de la vista que le daba.

—¿No puedes dormir? — preguntó en un intento de calmar la tensión. Se sentía algo nerviosa ante la intensidad de su mirada.

—Ignoraría el sueño para poder apreciarte de cerca, es cómo si ya estuviese dormido y tú fueras parte de mi fantasía. — una vez más, empezaba con sus palabras que sonaban tiernas, pero recordaba el contexto y quien las decía. —Siempre pensé que eras una chica tan preciosa de lejos, me siento afortunado de poder tenerte a mi lado...

Actuaba como si fuese una historia de amor, como si fueran jóvenes enamorados del otro y sus sueños se habían convertido en realidad y ahora estaban juntos.

Su mano acariciaba su muslo, lo que le hizo moverlo, aunque daba igual porque él insistiría y continuaría tocando su piel.

Era tan desesperado, como si ella fuese su oxígeno. En los ojos del hombre, las cosas eran así.

Sin ella no podía vivir.

—Eres... muy romántico, Smoker... — habló con lentitud, temiendo equivocarse al decir algo que no debía. —No entiendo por qué tienes que hacer ésto... podrías... podrías conseguir a otra chica que pueda...

—No quiero a otra chica. — interrumpió con leve molesta y confusión. —Solo te quiero a ti, eres el amor de mi vida.

Se acercaba para poder disfrutar de su piel sobre sus labios, usando éstos como un camino al cielo. Le encantaba poder sentir su calidez, su cuerpo, le volvía loco. No podía resistir sus ganas de estar en ella.

Juntó sus labios y comenzó a besarla lentamente, según él para disfrutar el momento de forma adecuada. Para ella era una tortura, le mataba y le quitaba su vida a su tiempo, haciéndole sufrir con cada segundo. Cada caricia, cada suspiro tembloroso que salia de su boca, solo quería que acabara.

O que no tuviese comienzo del todo.

Pero era demasiado tarde. Y nuevamente sus sentimientos no importaban.

—Smoker... — apenas logró pronunciar con un hilo de voz. Tenía miedo.

Y una lágrima caía por su mejilla, formándose en otra y otra. El hombre limpió éstas, de seguro se sentía como un héroe.

Pero ella pensaba que la acción era más que limpiar su dolor en modo de consuelo. Era más ignorar su sufrimiento y hacer a un lado sus lágrimas.


CONTINUARÁ...

Donde Sea Que Estés (Smoker x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora