23- Fría Noche

108 14 5
                                    

Tuvo que recordarse a sí mismo si había despertado ese día, pues las palabras que habían salido de los labios de su amada se escuchaban cómo un sueño.

Tan irreales que dudaba un poco.

Pero con su silencio, pudo sentir como los delgados brazos de la joven rodearon su cintura. Se movía débilmente, haciéndole sentir mal por haberla dejado en el sótano por un tiempo sin comer.

No tardó en corresponder el abrazo.

Finalmente sentía su amor siendo correspondido, quizás ella había aceptado su amor incondicional hacia él, por eso le había perdonado por haberla lastimado esa noche.

Sintió como ella se alejaba un poco de él, pero fue un extraño movimiento.

Sin embargo, en un abrir y cerrar de ojos, un sofocado grito salió de sus labios acompañado con un dolor agonizante cerca de sus costillas. Su primera reacción fue alejarla rápidamente y revisar su herida.

—¡Maldita! — le insultó con furia en su voz.

Era un pedazo de madera y su mirada se dirigió a la silla donde había sentado a la chica cuando recién la había traído al sótano por primera vez, claramente había tomado un pedazo no tan grande de madera para usarlo contra él.

Antes de poder dirigirse a ella, (t/n) corrió hacia las escaleras y salió del sótano.

Smoker hizo presión en su herida, no era tan profunda, pero sí dolorosa. Podía moverse y no tardó en seguir a la fémina.

—¡No te acerques, idiota! — amenazó la de cabellos (c/c), su corazón latía a mil por hora y a pesar de estar tan débil, no dudaría en atacar si él le obligaba. —Te lo dije, Smoker... ¡Necesitas ayuda!

—¡No necesito nada más que a ti!

—¡No, maldición! — frustrada, mantenía la distancia usando el cuchillo que había tomado en una de las estanterías de la cocina. —¡Ésto no es normal, Smoker! ¿Seguir a una chica que conoces en un día como otro y obsesionarte de esta manera? ¡Vi tu maldita oficina! Estás loco...

Le escuchó quejarse por su herida. Por más que le odiase por todo lo que había hecho, prefería no tener que acabar con su vida.

—¿Loco? Es amor...

—Dudo mucho que yo sepa lo que es el amor, pero definitivamente no es ésto. — le veía acercarse lentamente, sin hacer un movimiento brusco, pero ella continuaba moviéndose para mantener la distancia. —Necesitas ayuda, por favor, solo déjame ir.

—¡No! ¡No sabes todo le que he hecho por ti!

Se abalanzó a ella, tomando su muñeca y girando ésta para hacer que dejase ir el arma blanca.

Ella movió su cabeza de forma brusca para darle un golpe en su cara, empujando su cuerpo y estirando su brazo para alcanzar el cuchillo.

—¡Déjame ir! ¡Mierda!

Había tomado su tobillo y con su pie libre dejó ir una patada para golpear su rostro de nuevo.

Tenía ventaja al haberle herido antes, pero tenía que ser inteligente si quería ganar en algo como ésto, después de todo Smoker era un hombre grande y fuerte, sin añadir que era un marine, tenía que jugar bien sus cartas si no quería quedar muerta.

—¿Por qué no lo entiendes? — preguntaba, con desesperación que quebraba su voz. —¡Todo ésto por ti! Te necesito en mi vida, no puedes seguir escapando de mi.

Había vuelto a tirar de sus pies para tenerla bajo su cuerpo, la tenía atrapada ahora. Clavaba sus uñas en sus antebrazos, agitando su cuerpo como si intentase hacerla entrar en razón.

—¡Déjame!

Alzó su pierna para que su rodilla terminase en una zona sensible para los hombres, escuchar su gemido lleno de dolor le hizo sentir mal por un segundo, pero ignoraba esos pensamientos.

Ante su vulnerabilidad, (t/n) empujó a Smoker para hacer su cuerpo a un lado. Aunque al fallar, se limitó a darle un puñetazo en su cara.

No sabía si le habría dolido, pero a ella le dolió como un carajo, nunca había golpeado a nadie con fuerza.

Fue lo suficiente para hacerle tambalear por la confusión, pudo librarse de la cárcel en la que se encontraba debajo de su cuerpo y alcanzó el cuchillo, poniéndose de pie una vez más y amenazando con el arma.

—(t/n)...

—¡No! — interrumpió antes de que él pudiese intentar manipularle con sus dulces palabras que de seguro consideraba románticas. —¡No es mi culpa que hayas tenido una vida de mierda, Smoker! ¡No te permitiré arruinar mi vida!

—¿Arruinar tu vida? — trató de ponerse de pie, pero al verla acercarse con una amenaza, decidió quedarse en el suelo y suspirar. —Yo te salvé de tu soledad. ¿Me vas a decir que tenias una vida perfecta con una familia tan mierda como la tuya? ¿Con esas amistades que te abandonan como si nada?

Debía ignorar las dudas en su mente, no le dejaría jugar con su cabeza.

—Dime donde están las llaves.

—Tú sabes lo vacía que te sentías antes, lo sola que estabas... — continuó, ignorando su petición. —Yo quería ser tu salvación, así como tú fuiste la mía.

—¡Soy una maldita humana, Smoker! No tú salvadora, yo no curé tu vida con solo sonreír y pedirte un café.

—Pero lo hiciste... Y solo quería hacerte sentir lo que tú me hiciste sentir... — volvía a moverse, despacio, sin parecer un peligro. —Te amo, (t/n), querida...

—No, no me amas, estás loco, no es amor... Estás obsesionado...

Volvió a acercarse a ella, rodeando su cuerpo y atrapando sus brazos con los propios, intentaba tomar el cuchillo de sus manos.

Hacia un esfuerzo en combatir su fuerza, pero la diferencia era clara, aún herido, ese hombre era más que ella.

—Es amor, permíteme demostrártelo... otra oportunidad...

Continuaba tratando de arrebatar el arma de sus manos, pero la joven no se daba por vencida, por más que sintiese sus uñas clavarse sobre sus dedos, no soltaba el cuchillo.

—Nunca te di una para empezar. — dijo con frialdad. —Nunca podría amarte, Smoker.

El hombre abrió los ojos con sorpresa por esas palabras, tan crueles, tan frías, tan cortantes como la hoja de ese cuchillo.

Podía sentir su vida escapando de su cuerpo y no solo por lo recién dicho por ella.



CONTINUARÁ...

Donde Sea Que Estés (Smoker x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora