15- Caballero Blanco

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—¿Un acosador crees?

—Eso he pensado, hable con Ace sobre ello y no me creyó.

—Hombres. De verdad, no te creen hasta que te pasa algo serio. — escuchó a la de cabellos naranjos quejarse, su voz le parecía molesta y odiaba el hecho de que ella fuese tan cercana a su querida. —Tú no te preocupes por eso, olvídate de ello ésta noche, recuerda que hoy es tu día y yo estoy contigo.

Sería una gran molestia tenerla ahí y escuchar sus aburridos comentarios. Su personalidad se basaba en fiestas y pasarla bien cada día, era materialista ya que parecía presumir ésto muchísimo en las redes, pero con algo de investigación, Smoker fue a dar con la familia de la chica.

Vivió en un lugar muy diferente a lo que Nami pintaba en sus redes sociales, con una mujer humilde llamada Bellemere y su hermana, ni siquiera era su familia biológica.

—Gracias, Nami.

Salió de sus pensamientos al escuchar su dulce voz, saber que estaba ahí, tan cerca de él, pero tan lejos.

Una frase tan cliché que nunca logró entender hasta ese momento.

Uno en el cual se encontraba en su coche detrás del coche deportivo de la mujer de cabellos naranjos, seguía a las jóvenes a un bar cercano, quería asegurarse de que su amada pasara un buen tiempo.

Alejada de otros tipos.

Una vez vio el vehículo detenerse, Smoker esperó unos segundos antes de salir de su coche y seguir a las féminas hasta la entrada, pasando sin problema alguno y tratando de pasar desapercibido.

Con una mesa en la esquina, audífonos en sus oídos para poder escuchar la animada charla de (t/n) con su amiga, y sus ojos posados en su precioso rostro que se encontraba un poco lejos de él, era la escena perfecta.

—¿Te gustó uno de mis regalitos? — volvió a hablar Nami, notaba un tono juguetón en su voz que no le gustó para nada.

—B-Bueno, sí, esta muy lindo... — en cambio ella sonaba tan inocente, tímida con sus palabras, tan delicada y simplemente perfecta.

—¿Pretendes usarlo ésta noche?

—¡Nami!

—Venga, (t/n), un poco de sexo de cumpleaños no viene mal. — si le molestaba antes, ahora detestaba a esa tipa.

Sabiendo que era una de las amigas más cercanas de (t/n), probablemente tenía una gran influencia en ella. La odiaba, quería apretar ese delgado cuello que le gritaba que acabase con su vida.

—¿Con un extraño? Claro que no, tú sabes lo peligroso que sería eso, Nami. — al menos su chica era inteligente.

Tienes la lencería puesta, ¿no es así?

Smoker sintió su cuerpo tensarse. ¿Esa era la razón por la cuál llevaba aquello puesto? ¿Tenía planeado follarse a algún tipo del bar?

Levantar su mirada para encontrar el rostro sonrojado de (t/n) fue algo que le dio muchísimas emociones mixtas. Quería pensar que ella era reservada, que solo había fantaseado estar debajo de su cuerpo, quería creer que solo él podría satisfacer a la joven y nadie más podría cuidar de su cuerpo como él.

Estaba mal, pero la única culpable era ella, le volvía loco y tan necesitado, como un niño en busca de atención. Smoker solo quería cuidarla, protegerla de cualquier peligro, sabía que nadie lo haría como él.

Él era el único bueno para ella, el único que podría hacerla feliz. El la entendía, la quería, la amaba. Nadie más podría hacerlo como él.

N-Nami, bueno, , pero... no lo , no hay nadie que me interese. — parecía dudar, como si no quisiese, pero tampoco quería decepcionar a su amiga.

—Querida, estoy bromeando, podemos pasarla bien sin sexo. — le animó Nami, chocando sus copas para tomar sus tragos. —Aunque me avisas si hay algún tipo que atraiga tu ojo.

Le escuchó reír, sin embargo le conocía tan bien que sabía que había forzado ésta para calmar la incomodidad dentro de ella.

Pobre. Quería salvarla de su situación.

Debía estar odiando su cumpleaños, no le culpaba, no estaba junto a la única persona que podía hacerle pasar un buen rato.

Las horas pasaron, Smoker tenía entendido que las jóvenes se la pasarían la mayoría de la noche y madrugada ahí. No era fanático de ese tipo de lugares, prefería un lugar más tranquilo, odiaba el ruido. Odiaba la gente.

Menos ella. Hacia todo por ella, por poder verla, escuchar su angelical voz y disfrutar de su perfección a lo lejos como el mortal que era.

Nami se encontraba en la barra pidiendo por más tragos, se suponía que debía estar haciendo eso, pero en su lugar estaba coqueteando con un chico que parecía estar atraído a ella.

Era una basura, había dejado a su amiga, su querida amada, (t/n), sola en la mesa, la veía perder su mirada en su móvil y sus piernas estaban ansiosas por levantarse de su asiento y caminar hacia ella.

Moría por acercarse. ¿Pero y si ella se daba cuenta de que le había estado siguiendo? ¿Y si conectaba todos los puntos hasta darse cuenta de que él era ese acosador del que tanto se preocupaba?

Tenía que calmarse, no podía dejar que sus emociones arruinaran la noche. Se puso de pie y se dirigió a los baños, donde prendió dos de sus puros y los puso entre sus labios para calmar sus ansias.

La noche era especial para su amada, no podía arruinar algo tan importante como su cumpleaños. Saber que (t/n) no se la estaba pasando tan bien en compañía de su amiga, le hacia creer que tal vez él tendría una oportunidad en ganas más puntos con ella y le podría hacer tener un buen rato con él.

Él sería su caballero, quien la salvaría de su aburrida noche, quien le protegería tal y como había dicho anteriormente.

Sin embargo, se topó con una imagen que no hizo más que hervir su sangre.

Era ese rubio del supermercado. Ese tipo que aparentemente tuvo una oportunidad de apreciar la vida junto a su querida.

Su ex, Sabo, se encontraba con (t/n) y ambos parecían divertirse con la charla que se traían.



CONTINUARÁ...

Donde Sea Que Estés (Smoker x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora