24- Amor Incondicional

134 21 5
                                    

Estaba sentada con la espalda apoyada contra la pared, abrazando sus piernas con el cuchillo a un lado mientras veía al hombre frente a ella.

Él estaba sentado contra la isla en medio de la cocina, su mano haciendo presión contra su herida, a pesar de que todavía podía sentir la sangre sobre su palma. Todavía había mucha saliendo de su abdomen, dudaba que saldría de ésta con vida.

—¿Por qué? — preguntaba la joven, sus ojos estaban cristalizados y su pecho ardía. —Pudiste... tal vez tendrías la oportunidad de empezar de nuevo, lejos de mi, una vida normal.

No intentaba esconder sus sollozos, después de todo quería que él realmente pudiese ver como se sentía por una vez.

—No me conformaría con una vida normal, nunca lo hice. — replicó Smoker después de varios minutos de silencio. —Por eso me aferro a mantenerte cerca, porque por primera vez en mi vida me hiciste sentir vivo.

Por alguna razón su corazón dolía.

—No...

—Preferiría morir antes de perder el brillo de mi vida.

—No digas cosas como esas, solo... dime donde están las llaves o tu móvil, todavía tienes tiempo — continuaba insistiendo, verle en ese estado no solo le hacia sentirse mal por él, si no también culpable. —Por favor, Smoker... no tiene por qué acabar así.

No dijo nada, se limitaba a quedarse callado. Solo que ésta vez no era como un castigo, o eso creía él.

—Quería que tomaras mi vida... ya fuese de manera romántica o... así... — hablar se le dificultaba, pues su abdomen dolía como el infierno. —Es mejor que saber que podría tenerte, pero al mismo tiempo no.

—Te limitaste a querer estar conmigo cuando yo ni siquiera quiero una relación, podrías haberte rendido antes y seguir con tu vida... Maldición.

—No quería rendirme... De verdad quería estar contigo... — insistía, aun en ese estado, no cambiaba demasiado. —Todavía quiero...

—No estás bien, Smoker...

—Nunca lo estuve hasta que te conocí.

—Tampoco lo estuviste durante eso. Lo sabes muy bien.

Se quedó en silencio, sabiendo que no podía negarlo, pero tampoco quería admitirlo.

—Solo me aferraba a lo que me dio vida, realmente te quería en mi vida...

La suavidad de su voz le rompía el corazón. Nunca pudo odiar a alguien por más dolor que le habría hecho sufrir, éste siendo otro caso.

—Lo siento... muchísimo... — dijo la chica, aún entre lágrimas. —Quizás las cosas hubiesen sido mejor si nunca me hubieses conocido.

—No digas eso — le vio fruncir el ceño, no tan feliz con sus palabras. Le escuchó toser y la tensión en su cuerpo regresó. —Crees... ¿Tú crees que tal vez las cosas hubiesen sido diferentes? Tal vez en otra realidad... tú sí sentirías algo por mi...

—¿Si no te hubieses obsesionado conmigo? — él volvió a fruncir el ceño, todavía no aceptando que nunca fue amor lo que sintió, pero terminó asintiendo. —No lo sé... Lo dudo, realmente no quiero tener una relación, no es lo mío...

Smoker sintió su pecho doler, más de lo que su abdomen sufría. El pensamiento de que hiciera lo que hiciera los sentimientos de la fémina no cambiarían le afectaba a un nivel extremo.

Pero apreciaba su honestidad.

<< Tan perfecta como siempre... >>

Incluso en su momento más débil no podía dejar de admirar su belleza, no solo su precioso y triste rostro, también su corazón y su alma, ella era la mujer más hermosa que conoció.

Tal vez si no hubiese sentido esa intensa necesidad de querer tenerla siempre, si hubiese controlado sus emociones, si no la necesitase como lo hacía, tal vez podría haberla amado apropiadamente.

Y aun así no hubiese sido suficiente.

—Quizás... como amigos. — comentó ella. —Realmente confié en ti durante esos días en los que me ayudaste, pensé que alguien había visto mis habilidades y lo buena que era en lo que hago... Me sentí menos invisible, me alegraba de haber conocido a alguien como ese hombre...

Smoker suspiró.

No era su culpa, no podías forzarte a amar a alguien.

Una calidez abrazó su corazón ante sus lindas palabras.

Pero desapareció inmediatamente cuando observó a la joven ponerse de pie.

—E-Espera, (t/n), no me dejes...

—Tengo que buscar esas llaves, Smoker.

Un quejido salió de sus labios nuevamente, haciendo que ella se diese la vuelta para verle. No podía seguir viéndole sufrir, debía ayudarle. Tenía que buscar las llaves.

—Sé... que fui un idiota y te hice daño... Y puedes negarte, pero... ¿Puedo pedirte algo? — cuestionó, viéndola dudar por unos segundos, pero terminó asintiendo. —¿Podrías... darme un beso?

Sorprendida ante esa petición, volvió a dudar. Él había dicho que podía negarse e incluso si se molestaba con ella por hacerlo no podría hacer nada.

Pero terminó sentándose a su lado, de rodillas, acarició su mejilla, dejando atrás sus pensamientos, las malas experiencias, quería terminar las cosas de una vez. Y sentía que eso lo haría de alguna manera.

Sus suaves labios se posaron sobre los contrarios, dejando un lento y delicado beso, uno que se alargó más de lo debido. Con los ojos cerrados, el corazón igual, intentaba darle un poco de cariño en lo que creía que serían sus últimos momentos.

Fue una tormenta de emociones que inundaron su cuerpo, pero él acarició su espalda, como un consuelo para ignorar todo lo que sentía.

Al alejarse, pudo ver una lágrima cayendo por la mejilla del varón.

—Smoker...

—Gracias. Muchas gracias...

Ella se mordió el interior de su mejilla, sintiendo un intenso dolor en su pecho nuevamente.

Pero se puso a la defensiva al verle sacar algo de su bolsillo.

Las llaves.

—Smoker, tú...

Volvió a tomar su mejilla para volver a besar sus labios, no quería escucharle decir nada, solo quería que se fuera, que pudiese volver a su libertad.

—Te amo — susurró contra sus labios. —Hasta dónde puedo amarte, hasta dónde es amor...

Dejó ir de su rostro, viéndola dudar mientras se alejaba y caminaba hacia la puerta. Deseaba poder llevarle con ella, pero Smoker había tomado una decisión.

Y ella salía de la casa, mientras Smoker daba su último suspiro.





CONTINUARÁ...

Tan solo falta el Epílogo y las curiosidades de ésta historia.

Donde Sea Que Estés (Smoker x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora