Lisa
Ya entrada la noche, por fin había encontrado la historia que buscaba, el relato que Ray necesitaba:
Pasamos la noche en Fenix demasiado borrachos y drogados para conducir hasta casa. Leí durante una semana entera en la librería, y Pete, el dueño, nos permitió organizar una gran fiesta. Cerró el restaurante a los demás clientes y me senté con un grupo de escritores e idealistas a charlar toda la noche alrededor de una hoguera gigante en medio de la sala. Alguien se levantaba de un salto y recitaba de memoria sus poemas favoritos -Keats, Walt Whitman- y otros hacían lo mismo, sacando de sus bolsillos, ejemplares arrugados y gastados de sus libros preferidos.
Me encantó estar en la misma habitación con gente que tenía que llevar siempre encima un ejemplar de su libro favorito, para disfrutar de un momento así. Un momento perfecto. ─Y vuestra propia carne será un gran poema, ─ había dicho Walt Whitman, y yo lo sentí. Vi a gente adulta llorar, estrofa tras estrofa, porque les parecía hermoso.
¿Acaso no es esto para lo que vivimos? ¿Para qué hemos venido al mundo si no es para disfrutar de la palabra escrita? Y por la mañana, parpadeando contra la dura luz del sol, Pete freía sándwiches de beicon y servía café bien cargado en la terraza, con la niebla empañando la ladera del acantilado. Nada podría haber sido mejor que la comida y el café, la niebla y el océano, una noche bien pasada en el suelo de un restaurante abandonado mientras la noche se convertía en día. Y el día se convirtió en magia.
Nunca había estado en Fenix cuando estaba vacío, normalmente estaba tan lleno de turistas que esperabas horas para conseguir una mesa. Pero los desprendimientos de rocas habían paralizado el negocio durante unos días, y Pete Jr. (el hijo del antiguo propietario) estaba más que encantado de dejar que Ray y el equipo utilizaran su establecimiento.
─Había mucha relación entre estos dos sitios, ─ le dije a Ray, que estaba anotando cosas en un cuaderno y asentía con la cabeza. Una mitad del restaurante era ahora peluquería, maquillaje y vestuario, y cada célula de mi cuerpo era consciente de que Jennie estaba en la habitación. Apenas vestida. ─Las fiestas en la librería acababan aquí, y viceversa. Sin embargo, Fénix tenía más que ver con la música, y entre finales de los 50 y principios de los 70 el número de iconos culturales -en música y literatura- que pasaron de una a otra fue bastante extraordinario.
─ ¿Algo así como la moda de campana y el ácido? ─ preguntó Ray, y asentí.
─Había lecturas de poesía y actuaciones musicales todo el tiempo. Muchos recuerdos únicos e irrepetibles.
─Jimi Hendrix, sacando la guitarra después de cenar y tocando un set, ─ dijo Ray, sonriendo. ─Joder, me encanta. ─ Volvió a mirar a Joanna. ─El pelo de Janis Joplin, ─ dijo, y ella asintió, como si fuera algo que una persona sabe hacer instintivamente.
─Ya puedo verlo, ─ dijo emocionado, y luego me dejó, caminando hacia Jennie y Eunwoo. ─ Ok, ya lo tengo. Acaban de follar en el baño y ahora están disfrutando de unas copas, justo antes de que aparezcan los Beatles.
Me tragué una sonrisa, sacudí la cabeza y me acomodé en un taburete de la barra. Había venido para aportar 'narrativa inspiradora' (en palabras de Ray), pero no había nada que hacer en la tienda: no había clientes. El cibercafé estaba cerrado (no había Internet), así que no podía consultar mis correos electrónicos ni ignorar los de Edward preguntándome por mi fecha exacta de regreso a la empresa.
Y no podía dejar de pensar en Jennie. Apenas 24 horas y mis pensamientos rozaban lo obsesivo. O tal vez compulsivos.
Bueno, ambas cosas. Había releído su poema tantas veces que lo había memorizado. Analicé lo que podría significar, lo que sentía por mí. ¿Es posible sentir algo por alguien que apenas conoces hace una semana?
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Almas Libres - Jenlisa | G!P
General Fiction❝Estoy hambriento de tu risa resbalada, de tus manos color de furioso granero, tengo hambre de la pálida piedra de tus uñas, quiero comer tu piel como una intacta almendra. ❞ ─ Pablo Neruda Dos almas, unidas bajo un cielo feroz... La pulcra y ordena...