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Era Lunes, comenzaba nuevamente la rutina. La cuidad comenzaba a cobrar vida después de un fin de semana de descanso.

El día estaba lluvioso, el agua recorría las calles, los autos salpicaban con fuerza el agua que se acumulaban en el pavimento.

Estaba en la parada de Bus, en el lugar estaba sola, a una corta distancia se podía ver el auto que me custodiaba. Me hacía sentir nerviosa realmente.

Cuando subí al bus, espere con ansias a que suba Rosé pero no lo hizo, "Quizá ya esté en el colegio" pensé, cuando baje del transporte mire a mi alrededor para encontrarla, pero no se veía por ningún lado.

Llegué al curso pensando que estaría ahí pero no estaba, las clases ya habían comenzado y ella estaba ausente; miraba cada que podía su asiento vacío. A decir verdad extrañaba su presencia en el aula.

Hoy no desperté con todas las energías, estaba muy adolorida

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Hoy no desperté con todas las energías, estaba muy adolorida. Mi pecho dolía demasiado, apenas podía moverme.

Mi madre llamó a mi médico para que me revise en casa y me recomendó no ir al colegio por una semana según como evolucionará. Realmente ya no quería ir, estaba agotada, mi cuerpo necesitaba calma, no quería sentir más dolor, no quería sentir más pinchazos en mi piel, no quería sentir más el sabor horrible de los medicamentos, habían algunos de ellos que hacían que tenga sueño otros me producían náuseas.

Esto no era vida para mi, hablando con Alice le dije que ya no quería luchar para estar bien.

—¿No deberías trabajar? — le preguntó Rosé a su hermana.

—Voy a cuidarte hoy, tus padres deben hacer muchos trámites — respondió.

—No es justo que pierdas días solo para estar conmigo — dijo haciéndose bolita en su cama.

—Eso no importa, tú eres más importante que el trabajo —acarició su espalda.

—Esto no es vida — en su voz se podía reflejar la tristeza que tenía por su condición.

—¿Por qué? — Alice se acomodo mejor en la cama.

—Ya no quiero seguir luchando para estar bien — cerró sus ojos para evitar llorar.

—¿Qué? — quedó boquiabierta al oír eso.

—No quiero sufrir más. No quiero luchar más por mi — comenzó a llorar.

—No digas eso, ¿Qué haríamos nosotros sin ti? No me imaginó la vida sin mi hermanita — dijo abrazándola fuerte, ella también estaba a punto de llorar.

—Son muchas las cosas que tengo que soportar, no creo que aguante tanto — trago saliva para aliviar el dolor que le producía el llanto.

—Mírame — agarró su cabeza después de separarse — ese maldito corazón va a llegar y tu vas a estar bien, ¿Si?.

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