Epílogo

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Por los pasillos del palacio Topkapi muchas criadas corrían de un lado para otro desesperadas, gritos desgarradores se escuchaban detrás de la puerta de madera.

Esa noche la sultana Yenişah se encontraba dando luz a su hijo.

Hace unos meses quedó viuda. Su padre el Sultán Selim descubrió que su esposo había roto unas promesas y leyes, como serle infiel a una sultana y guardar tesoro. Así que sin dudarlo lo mandó a ejecutar.

En la puerta se encontraban los padre de la sultana Yenişah, esperando que a ninguno de los miembros de la dinastía le pase algo grave.

En la habitación una mujer rubia se encontraba sujetando los brazos de sus criadas desesperada y adolorida.

Después de estar horas pujando, gracias a Allah pudieron sacar a la criatura que fue arropada y llevada a limpiar.

—Ahhh... —Suspiró con los ojos aguados y rojos.—

—Sultana, es una niña. Felicidades. —La doctora le entregó a su hija envuelta en una tela blanca.—

—Por Allah. Larga y sana vida mi niña. —Dijo cerrando sus ojos cansada.—

Las criadas al ver que la sultana estaba a punto de dormirse le quitaron la bebe para que descanse. Pero el grito de las doctoras las preocuparon.

—¡La sultana se está desangrando! —Gritó la doctora nerviosa.—

Una de las doctoras tomó la bebe de los brazos de las criadas, mientras que la otra les pedía que salieran para que no estorben.

Pero era demasiado tarde la sultana tenia los labios azules y el cuerpo frío. Estaba muerta.

Una de las criadas que más años tenía con la sultana soltó a llorar. Con nerviosismo las doctoras salieron a darle la noticia al Sultán Selim.

Al Sultán no le gustó pero para nada la noticia que mandó a sacar las doctoras del palacio. Se sentía muy furioso que incluso no le dió un nombre a su sobrina hasta después de una semana.

— Allah es el más grande, Allah es el más grande, Allah es el más grande. Soy testigo que no hay otro dios que Allah y soy testigo que  Mahoma es el mensajero de Allah.

Con suavidad el Sultán Selim se acercó a su nieta para susurrar suavemente su nombre.

—Tu nombre es Hümaşah, tu nombre es Hümaşah, tu nombre es Hümaşah.

Con cuidado le besó la frente de la pequeña sultana y se la entregó a una de las criadas. Y se retiró pero antes se despidió de los presentes.

• • •

El invierno llegó y con la noticia de que el Sultán Selim falleció y que el príncipe Suleiman subirá al trono.

La pequeña sultana solo tenía un mes de nacida cuando el príncipe Suleiman asumió el trono. Vivía en el palacio Topkapi junto a su abuela la sultana Hafsa, que se encargaba de cuidarla junto a las criadas que eran de su difunta madre.

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Hümaşah Sultan -El Sultán Suleiman-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora