1. Primera Vez

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Busan, Corea del Sur

Hace ocho años

Kyungsoo

Ahora voy a empezar.

Ryeowook tenía la voz ronca de impaciencia y de deseo. Su olor me envolvía. Estaba cubierto de sudor, hambriento de sexo y atractivo a rabiar. Aquella noche sería mío de verdad.

Introdujo la mano entre nuestros apretados cuerpos y enfiló la redondeada y flexible cabeza de su miembro en dirección a mi abertura. La sensación era algo extraña. Empujó hacia dentro, pero le falló la puntería y se desvió un tanto hacia arriba.

—¡Ay! —grité—. Mierda, Ryeowook, duele. Creo que no lo estás haciendo bien.

Mi compañero se detuvo en el acto y me dedicó una amplia sonrisa. Mierda, me ponía a mil y la ligera separación entre sus dientes resultaba especialmente incitante. Estaba loco por Ryeowook desde que empezamos juntos la escuela secundaria, pero él nunca me había hecho el menor caso hasta hacía apenas dos meses.

Mis padres no me dejaban salir mucho, pero en julio pasado había conseguido permiso para quedarme con Lisa una noche y habíamos ido juntos a una fiesta. Ryeowook se había dejado caer por allí y desde entonces estábamos juntos.

Me había vuelto un auténtico experto en fugas.

—Lo siento, nene —susurró y se inclinó para besarme en la boca. Me relajé de inmediato y disfruté del roce de sus labios contra los míos.

Ryeowook corrigió su postura y entró en mí suavemente, pero sin pausa. Esta vez no falló y sentí rigidez en todo el cuerpo a medida que me expandía por dentro.

De pronto encontró estaba muy apretado y se detuvo. Abrí mucho los ojos y le miré fijamente. Él me devolvió la mirada y en aquel momento supe que nunca había querido ni querría jamás a nadie como a Kim Ryeowook.

—¿Listo? —dijo y yo asentí con la cabeza.

Me penetró y grité al sentir el dolor que se abría paso entre mis piernas. Me mantenía aprisionado con sus caderas y yo jadeaba, estremecido por la impresión.

Entonces se retiró y traté como pude de recuperar el aliento. Sin embargo, antes de que pudiera conseguirlo, entró de nuevo en mí con fuerza. ¡Ay!

—Jooder, qué apretado lo tienes —dijo Ryeowook mientras se incorporaba, apoyándose en ambas manos, y echaba la cabeza hacia atrás. Su caderas se movían rítmicamente y entraba y salía de mi cuerpo. Tenía los ojos cerrados y su rostro estaba tenso de puro deseo.

No sé qué era lo que yo había esperado exactamente. Quiero decir, no soy estúpido. Sabía que la primera vez no sería perfecta, dijeran lo que dijesen las novelas románticas. La verdad, no es que doliera tanto, pero desde luego no era agradable. Para nada.

Ryeowook aceleró el ritmo y miré hacia un lado.

Nos encontrábamos en un pequeño apartamento, de su hermano, al parecer. Lo teníamos a nuestra disposición para aquella noche —la que se suponía iba a ser nuestra especial e increíble noche juntos—. Habría esperado que hubiera flores, música suave, vino o algo así. Qué tonto. Ryeowook había sacado una pizza y cervezas del refrigerador de su hermano.

—¡Ay! —exclamé de nuevo en el momento en que él se detuvo, con el rostro crispado.

—Mierda, voy a correrme —dijo Ryeowook, jadeante, y noté cómo su miembro palpitaba en mi interior. Resultaba extraño, realmente extraño. Nada que ver con lo que había visto en las películas.

¿Eso era todo? Pues vaya.

—Ah, joder, qué bueno.

En el momento en que Ryeowook se dejaba caer pesadamente sobre mí, ajeno a todo lo que le rodeaba, vi que la puerta del apartamento se estaba abriendo. No podía hacer nada, tan solo observar horrorizado cómo un hombre entraba en la habitación.

El Legado de Kai - KAISOODonde viven las historias. Descúbrelo ahora