15. Secuestro

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Kai

Me gustaría poder decirte algo más —dijo Sulli.

Parecía un mapache, con los ojos rodeados por el maquillaje oscuro que se le había corrido con las lágrimas. Estaba sentada junto a una mesa del Astillero, obviamente agotada por todo lo vivido aquella larga noche.

Kai aún no podía creer que hubiera jodido con aquella mujer. Y a propósito.

Cierto que tenía buen cuerpo, pero comparada con Kyungsoo no era nada. Ni siquiera la detectaba el radar de su miembro.

—Hiciste lo mejor que pudiste —dijo Horse.

Les había llevado cierto tiempo localizarla, porque se había lanzado como loca a buscar a Kyungsoo y a Luhan. La encontraron en una esquina del Mick's, donde retenía a cuatro hombres con un bote de gas pimienta en una mano y su teléfono móvil en la otra. Les había estado grabando, exigiéndoles que le dijeran «todo lo que sabían».

Suerte que no llevaba una pistola.

—Lo intenté —respondió Sulli—. Nunca debería haberlo dejado entrar solo. Todo el plan fue una completa estupidez. Nunca entenderás cómo lo siento. Espero que me crean.

Picnic gruñó, obviamente nada impresionado, pero consiguió mantener la boca cerrada.

—Es mejor que no estuvieras con él —intervino Bam Bam, con voz tranquilizadora—. Si hubiera sido así, ahora tendríamos tres rehenes en lugar de dos. No solo eso, como no eres de los nuestros, podrían haberte considerado peso muerto. Así es mejor.

—¿Podrás encargarte de Tae hasta que esto haya terminado? —preguntó Kai.

—Sí —respondió ella, mirándole a los ojos—. Lo cuidaré como si fuera hijo mío. No tienes que preocuparte de eso.

—De acuerdo —respondió Kai—. Me pasaré a hacerle una visita, si puedo, pero tengo que concentrarme en encontrar a Kyungsoo. ¿Necesitas una pistola?

—Ya tengo una —respondió la mujer con voz sombría.

—Te acompaño fuera —dijo Painter con expresión fría.

Algo en él había cambiado, observó Kai. Siempre había sido un buen tipo, pero aquella mañana se lo veía de otra manera, como más decidido. Tal vez la nueva situación lo motivaría a centrarse y a agarrar el toro por los cuernos. Kai siempre había asumido que Painter y Luhan acabarían juntos. Era obvio que Luhan se había cansado de esperar.

Mierda! Solo había que ver las putas citas por Internet. No se enteraban ni aunque les pintaran un cartel de peligro con letras rojas en la frente.

El propio Kai veía las cosas muy claras ahora.

Necesitaba que Kyungsoo regresara sano y salvo. Lo necesitaba más que a su propia vida. No quería saber una mierda de ningún otro chico. Si se hubiera aclarado antes las ideas, nada de todo aquello habría ocurrido, porque Kyungsoo habría estado a salvo en su casa, metido en su cama.

En cuanto lo trajera de vuelta, no volvería a dejarlo marchar.

Nunca más.

¿Quería compromiso? Pues se tatuaría su puto nombre en la frente si era necesario. Haría lo que fuera para mantenerlo a salvo.

—¿Alguna noticia de los chicos de Busan? —preguntó Squid.

—Hasta ahora nada —respondió Picnic—. Creen que Toke puede haberse llevado al Jack, un tal Min, fuera de la costa. Lo están buscando, pero no tienen muchas pistas.

—¿Cómo está el que se llevó el tiro? —preguntó de nuevo Squid.

—Estable, pero en estado crítico, o lo que coño quiera que signifique eso —dijo Picnic—. Supongo que es algo como para dar las gracias. Bueno, vamos a ponernos las pilas. Tenemos dos horas antes de nuestra cita con Hunter. ¿Alguna idea?

El Legado de Kai - KAISOODonde viven las historias. Descúbrelo ahora