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Pero de amor no se iba a morir.

¿O sí?

Xóchitl se marchó en su automóvil después de Claudia y se dirigió directamente a su casa. Fue sola, obviamente, solo con sus guardaespaldas, y al llegar a casa, lo primero que vio fue a su esposo.

A su desagradable esposo.

─ Cariño. ─ Dijo Rubén mientras se acercaba a Xóchitl, la castaña de pelo corto, y depositaba un suave beso en su delicada mano.

Rubén era un buen hombre y Xóchitl había aprendido a quererlo.

Cof, cof, la obligaron.

Sin embargo, a pesar de todo, Rubén era alguien muy especial para ella.

Pero él no era más importante que Claudia.

─ Pensé que no vendrías. ─ Dijo Rubén sarcásticamente debido a lo mucho que Xóchitl había tardado en su "reunión".

─ Tardé más de lo esperado. ─ contestó ella. ─ Pero, ¿qué haces despierto?

─ Esperándote. ─

THE OTHER WOMANNNN (man)

Xóchitl sonrió débilmente y luego bajó la mirada.

─ Sube al cuarto, ahora te alcanzo. ─ Habló Xóchitl.

Rubén sonrió y luego le dio un beso en la mejilla.

Xóchitl observó cómo su esposo se alejaba y luego se sentó en el sillón de su amplia sala.

Estaba pensando... pensando en Claudia.

Le dolía mucho pensar en ella, se sentía tonta.

No podía creer que había pasado la mitad de su vida amándola, por no decir toda.

Era estúpido y se sentía incorrecto porque ambas estaban casadas, y porque ambas eran mujeres.

Pero no iba a llorar, ya no.

Entonces se levantó y fue al baño a lavarse la cara, se puso su pijama y finalmente subió al cuarto para dormir junto a Rubén.

Y antes de que Xóchitl se quedara dormida, antes de cerrar sus ojos, decidió que al día siguiente no haría nada. Descansaría, no saldría de su casa ni se agotaría.

Sería solo Xóchitl y no la candidata.

Y es que ese término de "candidata", esa palabra... nunca le había gustado.

Su sueño era ser la Primera Dama.

La Primera Dama de Claudia.

Al día siguiente, ya eran las 11 de la mañana. Sí, muy tarde. Xóchitl estaba acostumbrada a levantarse muy temprano, alrededor de las 8 de la mañana. Pero como había decidido tomarse un día libre, decidió dormir un poco más y descansar.

Xóchitl despertó y se dio cuenta de que Rubén no estaba a su lado. Él también era un hombre ocupado, por lo que no le importaba despertar sin él.

Se levantó, esperó a que le sirvieran su desayuno y comenzó a comer. Era un huevo con jamón y un poco de jugo natural.

Huevo con jamón.

Claudia amaba el huevo con jamón.

Puede sonar aleatorio, pero cuando Claudia y Xóchitl eran amigas y hacían pijamadas en casa de Xóchitl, Claudia siempre le pedía que le dijera a su mamá que les cocinara eso. A ella le encantaba.

A Xóchitl no le gustaba el huevo, pero comenzó a comerlo por Claudia. Desde entonces, lo come diariamente, al menos una vez al día. Ya sea revuelto, estrellado, cocido, o por supuesto, con jamón.

Amor y Política // Sheinbaum X Gálvez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora