Perdóname.

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POV Aventurine

Bien, sabes esos días en los que piensas que va a ser un día que estás tan de resaca que solamente quieres tumbarte en el sofá, cubrirte con una manta, coger una tarrina de helado y ver películas basura de romance?
Bueno, ese iba a ser mi día hasta que Topaz llegara y me echará como si fuera un ocupa.
Y sí, es IBA a ser mi día, iba hasta que, de la nada, Ratio apareció en frente de la puerta de Topaz, y ahora me miraba con una mirada seria pero casi parecía... Arrepentido?

- Hola, Aventurine... - murmuró él, mirándome directamente a los ojos, con una profundidad inmensa en ellos.

Hacía mucho tiempo que no lo veía, pero no a cambiado nada.
Por mucho que lo extrañaba, mi primera reacción fue cerrar la puerta.
Lo extrañaba? Sí. Quería que me hiciera suyo? También. Pero mi dignidad valía más que eso.

Nada más intenté cerrar la puerta, algo me lo impidió. Ratio lo había impedido, poniendo su pie en el hueco que había en la puerta, provocando que no pudiera cerrar completamente la puerta, dejándola entre abierta.

- Oye, sé que no me quieres ver ni en pintura, pero te habría enfadado más que hubiera sido un cobarde y te hubiera llamado, y pensé que tal vez, viniendo en persona, me darías una oportunidad...- dijo él, con una mirada casi suplicante.

- Vete, no quiero ni escucharte.

-Dame una oportunidad, por favor.

- Que te vayas.

- Por favor.

- Eh... Va todo bien?- preguntó un muchacho de cabello azul celeste, viendo la tensa interacción.

Yo suspiré, sí, aún estaba enfadado con Ratio, pero no quería meterlo en problemas. Negué con la cabeza, dándole una sonrisa al chico.

- Todo está bien, no te preocupes.- antes de volver mi mirada a Ratio, con una sonrisa más forzada.- Adelante, entra, "amigo"- dije yo, con clara ironía y abriendo la puerta a Ratio.

Los dos entramos a la habitación, y cerré detrás mía, para luego darle una mirada mortal a Ratio.

- Empieza a hablar antes de que te eche de aquí a patadas.- fui directo, no quería compartir espacio con él en este momento.

- Podemos sentarnos primeros? Quiero hablar contigo de manera adecuada.- pidió él educadamente.

No quería ser el villano de la historia, así que asentí de mala gana.
Fuimos al salón de la habitación, ya que Topaz siempre conseguí las suites más lujosas allá donde vaya. Estaba Conti durmiendo en un lado del sofá, nos sentamos los dos, y, por unos momentos, solo se escuchaban los suaves ronquidos de Conti.

Miré discretamente a Ratio, quién estaba sentado a mi lado, mirando al suelo con los ojos entrecerrados, parecía estar pensando en algo.

Yo no iba a decir nada hasta que él hablara, ya que era Ratio el que había venido por voluntad propia, eso sinceramente me sorprendió, ya de por si Ratio es una persona muy orgullosa, pero no creo que tenga tanto entusiasmo para arreglar todo... No?

- Perdón.- dijo él finalmente, ya claro, como si eso fuer a solucionar todo.

- Porqué? Solamente expresaste lo que sientes.- respondí con simpleza, como si no me importara.

- No, eso no es cierto. Yo nunca quise que te sintieras como si te estuviera rechazando. Yo... Quería disculparme porque te toqué sin consentimiento, y también por no haberme explicado y provocarte un malestar...- dijo él, con la cabeza gacha, pero yo no iba a caer.

De hecho, me enfadó que dijera eso, ya que todo esto se lo había contado a Sparkle, era imposible que estuviera tan arrepentido si se lo ha contado a alguien como Sparkle.

Una apuesta perdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora