Capitulo 2 - Encuentros inesperados

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La semana siguiente a la cena en casa de Sira fue bastante tranquila. Entre el trabajo y mis estudios de posgrado, no tuve mucho tiempo para pensar en Gavi o en cualquier otra cosa que no fuera mi propia rutina. Hugo, mi exnovio, había tratado de llamarme un par de veces, pero ignoré sus llamadas. No tenía ganas de revivir esa montaña rusa emocional.

Empecé a hablar más con Pedri, que me caía super bien. Resultó que en esos días le pidió ser novios a su casi algo de entonces, Aitana, la cual la conocí porque fui a ver un partido con Sira y ella estaba ahí con nosotras, era super maja, y con Pedri hacían la pareja perfecta. Balde era muy gracioso y me lo pasaba muy bien con él, Hector era un chico 10 y Ferran también me acojió en el grupo con mucho cariño.

El viernes por la tarde, Sira me envió un mensaje.

"Vamos a salir esta noche. Ferran y sus amigos vienen. ¿Te apuntas?"

Estaba cansada y a punto de declinar, pero luego pensé que un poco de diversión no vendría mal.

"Vale, ¿a qué hora?"

"A las nueve. Vamos a un nuevo bar en el centro. ¿Te paso a buscar?"

"Sí, gracias."

Necesitaba despejarme y, aunque no quería admitirlo, la idea de volver a ver a Gavi me hacía sentir curiosidad. No me gustaban los futbolistas, pero tenía que reconocer que él tenía algo. Quizás era la forma en la que sonreía, como si siempre tuviera algo divertido que decir. O tal vez era el hecho de que no parecía tomarse a sí mismo demasiado en serio. En cualquier caso, decidí que no estaba mal mantener una mente abierta.

A las nueve en punto, Sira estaba en mi puerta. Lucía espectacular, como siempre. Llevaba un vestido rojo ajustado y tacones altos. Yo opté por un look más sencillo: vestido blanco corto y unos zapatos de tacones no muy altos.

 Yo opté por un look más sencillo: vestido blanco corto y unos zapatos de tacones no muy altos

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- ¿Lista para la diversión? - preguntó Sira con entusiasmo.

- Sí, aunque no estoy segura de cuánta diversión puedo aguantar, - bromeé.

El bar estaba lleno cuando llegamos. Luces tenues, música animada, y un ambiente relajado. Ferran y sus amigos ya estaban allí, ocupando una mesa grande en el centro. Gavi estaba sentado al final de la mesa, riéndose con Balde y Fermín, dos de sus compañeros de equipo. Y Pedri estaba con su reciente novia Aitana hablando tranquilamente y tomandose unas copas.

Sira me presentó a todos con entusiasmo. Ferran me dio un abrazo amistoso y me ofreció una copa de vino. Pedri, Balde y Fermín me saludaron y me invitaron a sentarme con ellos. Pedri me saludó con la mano y Aitana me dedicó una tierna sonrisa. Gavi solo me saludó con la cabeza, y siguió con lo que estaba mirando en su móvil, lo que me molestó un poco, pero seguí hablando con los otros sin darle demasiada importancia.

Me senté entre Sira y Ferran, tratando de evitar el centro de atención. La noche transcurrió con risas y conversaciones ligeras. Los futbolistas parecían una buena compañía, y por un momento me relajé y olvidé mis reservas.

Sin embargo, la calma no duró mucho. Mientras estaba en el bar, vi a Hugo entrar con un grupo de amigos. Me sentí incómoda de inmediato. No quería drama esa noche, pero Hugo siempre parecía encontrar una manera de causar problemas.

Resulta que Hugo vino a estudiar a Barcelona porque aquí tenía más oportunidades en lo que quería estudiar y además vivían sus abuelos y así tenía un sitio donde alojarse y no pagar ningún piso.

Él me vio desde el otro lado del bar y me hizo un gesto para que fuera a hablar con él. Se me aceleró el corazón porque era la primera vez en 4 meses que lo vi en persona y me entraron muchos nervios. Yo negué con la cabeza y me volví hacia Sira, tratando de evitar el contacto visual. Pero Hugo no era de los que se rendían fácilmente. Se acercó a nuestra mesa, saludando a Ferran y a Gavi como si fueran viejos amigos.

- Lucía, hace tiempo que no te veo, - dijo Hugo con una sonrisa que me hacía hervir la sangre. - ¿Podemos hablar? -

- No estoy interesada, - respondí con firmeza. No quería montar un escándalo en medio del bar, pero tampoco iba a dejar que Hugo me arrastrara de nuevo a su drama.

Hugo parecía sorprendido por mi rechazo y se dirigió a los chicos, como buscando apoyo.

- Oye, chicos, decidle a Lucía que no sea tan dura conmigo. Solo quiero charlar. -

Balde levantó una ceja y miró a Hugo como si no entendiera de qué estaba hablando.

- ¿Qué pasa, Hugo? ¿La estás molestando? -

- No, solo quiero hablar con ella. No es para tanto - respondió Hugo, poniendo una sonrisa forzada. Pero ellos no parecía convencidos.

- Déjala en paz, tío. Si no quiere hablar, no insistas - dijo Gavi con firmeza.

Me sorprendió su intervención, pero me alivió al mismo tiempo. Hugo parecía incómodo con la respuesta de Gavi y decidió retirarse, aunque no sin antes lanzarme una mirada que decía que esto no había terminado.

- Gracias - le dije a Gavi cuando Hugo se fue.

Me miró y hizo un leve gesto con la cabeza como diciendo "de nada"

La noche continuó con menos tensión después de eso, pero yo me sentía inquieta. Sabía que Hugo no se daría por vencido tan fácilmente. Y la forma en que Gavi había intervenido me hizo darme cuenta de que, tal vez, él no era tan arrogante como pensaba. Quizás había juzgado demasiado rápido.

Me dirigí a los chicos para disculparme por lo que pasó con Hugo.

- Lo siento por lo de antes, Hugo puede ser un poco intenso a veces.

- No hay problema - sonrió Pedri - pero, ¿quien es? ¿Por qué quería hablar contigo tan urgentemente?

- Mi ex - Gavi levantó la cabeza delicadamente de su móvil, mirándome - me puso los cuernos con su mejor amiga y lo dejé, por eso me mudé a Barcelona, porque no quería volver a verlo. Pero ya veo que no se da por vencido.

- Lo siento - respondió Pedri con una leve sonrisa de apoyo.

Se hizo un silencio un poco incómodo. Fue entonces cuando Sira interrumpió el momento, pidiendo a todos que se levantaran para bailar y olvidar los problemas.

La pista de baile estaba llena, pero la música era buena y la energía era contagiosa. Decidí unirme, necesitaba moverme y dejar de pensar tanto. Gavi también se levantó y se unió al grupo. Bailaba bien, con esa confianza natural que siempre parecía llevar consigo. Por un momento, olvidé todos mis problemas y simplemente disfruté del momento.

Fue una buena noche, a pesar de la aparición de Hugo. Me fui a casa sintiéndome algo más ligera, con la esperanza de que quizá las cosas estuvieran cambiando para mejor. Pero también sabía que Hugo no era de los que se daban por vencidos, y eso me preocupaba. Y, aunque no quería admitirlo, también me preocupaba la atracción que empezaba a sentir por Gavi. Era un sentimiento confuso, pero también emocionante. Quizá me estaba metiendo en algo más complicado de lo que había previsto.

Entre El Juego y El CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora