Capítulo 7 - Emociones en guerra

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NARRA GAVI

No sé qué me pasó en el baño con Lucía, pero estaba tan enfadado por lo de Héctor, frustrado por ir perdiendo en el partido, que hice lo primero que me salió. Y cuando Lucía me hizo ese movimiento, me dio tanta impotencia que no me pude aguantar. Me di cuenta de lo que estaba haciendo cuando me llamaron, y además era Héctor, que puta casualidad.

Cuando empezó la segunda parte, estaba demasiado distraído, así que Xavi me sacó y me sustituyeron. Cuando salí, fui directo al banquillo, sin querer hablar con absolutamente nadie, estaba enfadado con Héctor, con Lucía, y sobretodo conmigo. No entendía que cojones me pasaba por mi cabeza. Xavi me miró desde donde estaba y me hizo una señal diciendo que hablábamos después. Genial, además del día de mierda que tenía, Xavi me iba a meter una bronca y me iba a pedir explicaciones que ni yo mismo sabía.

Cuando terminó el partido, que acabamos perdiendo 4-2, fuimos todos a los vestuarios y Xavi nos hizo una pequeña bronca a todos en general, porque no habíamos hecho lo que pidió. Pero cuando ya me estaba yendo hacia la salida para escabullirme, Xavi me llamó:

- Gavi, ven - me dijo, serio

Yo me acerqué a él y me senté a su lado

- ¿Puedes decirme que pasó hoy por favor? - me dijo, y yo me encojí de hombros

- Explicamelo, porque no puedo llegar a entenderte, y te juro que lo intento. En la primera parte ya estabas bastante distraído, sin correr a las ocasiones claras, y controlando mal el balón.  Pensé que después se te pasaría, pero en la segunda parte aun peor perdiste tantos balones que...

En medio de ese discurso que me estaba diciendo Xavi, desconecté y dejé de escuchar. Tenía la mirada fija al suelo, sintiéndome demasiado culpable de haber perdido, y enfadado por todo lo demás. Se suponía que el fútbol hacía que no pensara y que olvidase mis problemas personales, pero ese día no sabía que me estaba pasando, que ni el fútbol me salvaba de mis propios pensamientos.

- ¡Gavi! - me gritó Xavi, haciendo que volviese a centrarme en él - ¿Me estás escuchando?

Cuando lo miré, sentí que me entendió por unos segundos.

- Gavi, por favor, cuentame al menos que te preocupa, eres una pieza clave en el equipo, no puedes estar así - dijo mi entrenador, aflojando el tono

- No lo sé ni yo, Xavi, no me entiendo - dije, bajando la mirada

- No me gusta verte así, hoy lo voy a dejar pasar, pero ni una más.

- Gracias - respondí

- Por favor, Gavi, cuídate, que te necesitamos

Dicho esto, se fue y me dejó ahí sentado, con la mente a punto de explotar.

***

NARRA LUCÍA

Las clases terminaron porfín y las vacaciones de Navidad llegaron, junto con la fiesta de cumpleaños de Pedri. Su cumpleaños fue el 25 de noviembre, pero Pedri quiso esperar a hacerla por las fiestas de Navidad, ya que todos teníamos más disponibilidad. Nos invitó a todos a ir a la casa que tenían sus abuelos en Andorra, y a pasar los días esquiando todos juntos. Pensamos un día en que pudiésemos quedar todos y ese día llegó. Los días esperando estas vacaciones se me hicieron eternos, por qué tenía demasiadas ganas de estar todos juntos.

Estos últimos días hablé y quedé mucho más con Héctor, que era tan bueno conmigo. En un día de esos, cuando estábamos en un bar del centro de Barcelona, me besó. Sus besos eran tiernos y lentos, y su lengua acariciaba la mía con delicadeza y suavidad. No éramos nada determinado, pero de vez en cuando nos liábamos. Nos dejábamos llevar, sin darle un nombre a nuestra relación.

Con Gavi no hablamos después del encuentro de después del partido, que tantos sentimientos me hizo sentir, y estaba tan confundida con lo que pasó, que no quise decir nada más y dejarlo pasar, sin darle la mínima importancia.

24/12/23

Me levanté con la alarma que me puse a las 8:30, me preparé, y entré al coche de Sira y Ferran, que me vinieron a buscar para no llevar tantos coches. Durante el camino me puse mi música en mis auriculares, ya que tenía un largo trayecto en coche. Me dormí, y cuando me levanté, miré por la ventana del coche y me fijé en el precioso paisaje que veían mis ojos. Las montañas llenas de nieve, los árboles blancos y también conseguí ver algún animalito que pasaba por ahí. No podía dejar de mirar esa preciosidad, hasta que Sira se giró en su asiento y me miró con una sonrisa.

- Ya solo faltan 10 minutos para llegar a casa de Pedri - me dijo, y yo sonreí, emocionada

Cuando llegamos, vi la grande casa donde nos íbamos a alojar estos 4 días, y no podía quitarme la sonrisa de la cara. Era una casa grande, con paredes de piedra y decorada con mucha madera y todo el techo cubrido de nieve. Era preciosa. Fuimos los primeros, y ya Pedri nos estaba esperando fuera.

- Dios, Pedri, es preciosa - dije, admirando la casa

- Lo sé - me respondió, con una tierna sonrisa - ¿Entramos?

Nos enseñó toda la casa y cada vez flipaba más. Era todo tan bonito. Había hasta un gimnasio, que algún chico seguramente iba a utilizar por las mañanas, y un balcón con unas vistas que daban a una pista de esquiar.

- Ahí iremos a esquiar mañana - me dijo Pedri, enseñándome el paisaje

- Es muy bonito, pero yo creo que me quedaré observando como esquiáis eh - dije

- Como quieras, abajo hay un pequeño bar donde puedes estar y mirar como esquía la gente

- Básicamente lo usaré para reírme de vosotros cuando os caigáis mientras me bebo un café caliente con un croissant - dije, imaginándome la situación perfecta

Pedri rio y entró a dentro para recibir a los siguientes, Fermín y Gavi. Cuando vi a Gavi, no sabía si era mi impresión, pero estaba más guapo, tenía el pelo recién cortado y llevaba un jersey beige con unos pantalones azul tejano. El color beige le quedaba perfecto, le pegaba demasiado con su cara, y con el corte que llevaba, estaba increíble. Sentí una sensación rara en el pecho cuando cruzamos las miradas, y por un segundo, me vino la imagen de nosotros mirándonos en el los vestidores del campo. Entré a dentro para quitar esos pensamientos y me senté en el sofá de la grande sala principal para esperar a los que faltaban.

Cuando llegó Héctor, me fijé en su sudadera que le quedaba muy bien, y cuando me vio vino directo hacia mí para abrazarme.

- Hola Lucía, qué guapa estás - me sonrió

Vi de reojo la mirada matadora que nos hizo Gavi, y me sentí bastante incómoda, tanto, que solo le dije a Héctor un simple gracias, y me aparté para saludar a los otros.

Ese mismo día comimos en la mesa que había en medio de la grande sala todos juntos y por la tarde nos dijo Pedri que podíamos hacer lo quisiésemos, porque todos estábamos cansados del viaje, así que nos dejó ir por la casa libremente.

Subí a mi habitación a hacer la siesta, hasta que tocaron a mi puerta.

- Pasa

- Hey, Lucía - entró Héctor

Sonreí, y le hice un hueco en la cama para que sentase cuando vi que quería entrar.

- ¿Que tal te fue el viaje? - me dijo

- Bien, me quedé dormida casi todo el viaje y luego admiré el precioso paisaje - respondí recordando lo que sentí en el coche

- Que bien - sonrió - Me aburro, ¿Quieres ver una peli?

- Claro

Nos pusimos una película y me dormí apoyada en su hombro. Cuando terminó la peli, me despertó suavemente.

- ¿Has dormido bien?

- Sí - lo miré

Juntó nuestros labios en un beso largo, que a mi se me hizo bastante corto, ya que me gustaban sus besos, porque eran tranquilos, sin ansias. Aunque me apeteciera estar más rato así con él, nos llamaron para ir a cenar.

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Entre El Juego y El CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora