Kook
—Oh, demonios, ¿es la alarma? —pregunto, extendiendo la mano a ciegas.
Jin gruñe y abro los ojos, encontrando a mi novio frotándose la nariz.
—Mierda, semental, lo siento.
Me hace un gesto con la mano antes de dejar que su brazo vuelva a caer sobre mi pecho.
—No es la alarma. Es Winnie. La tele está encendida, lo que significa que tenemos aproximadamente cinco minutos antes de que esté aquí arriba, exigiendo el desayuno.
—Entonces, será mejor que te muevas —digo por encima de mi bostezo, sin muchas ganas de moverme. De hecho, quiero quedarme aquí, acurrucado junto al cálido cuerpo de Jin todo el tiempo que pueda.
Pero supongo que los niños hambrientos de diez años no esperan a nadie, ni siquiera un sábado.
—¿Papá? —Grita una voz.
Jin suelta una carcajada y yo sonrío con él, mareado por razones que sospecho tienen que ver con este hombre y con despertarme en su cama. Le doy un beso en el pecho antes de apartarme.
—Voy a preparar el desayuno —digo, cogiendo los vaqueros del suelo y me los pongo. Me pongo una camiseta y me dirijo hacia la puerta.
—Jungkook —dice Jin. Está cerca del baño.
—¿Sí?
—¿De verdad no te importa? —pregunta, con cara complicada. Ladeo la cabeza.
—Claro que no. Estoy encantado de ayudar. —Sigue pareciendo inseguro, así que añado—: Considéralo una de las muchas ventajas de que tu novio se quede a dormir. —Cuando muevo las cejas, Jin se ríe.
—Sí, vale. Gracias, Jungkook.
—Ya lo creo —le digo, con el pecho hinchado por la sonrisita que recibo a cambio.
Mientras Jin cierra la puerta del baño, me dirijo al pasillo para enfrentarme a la ira del pequeño humano.
—Buenos días, Winifred —grito, bajando las escaleras a trote. La rubita aparece, mirándome desde el respaldo del sofá.
—Jungkook —me dice con tono uniforme. Si tiene alguna opinión sobre mi presencia aquí a primera hora de la mañana, no la deja traslucir—. ¿Estás preparando el desayuno?
—Claro que sí —le digo, aunque tengo que vaciar la vejiga antes de empezar—. ¿Qué te apetece?
—Gofres —responde al instante. Esbozo una sonrisa, no me sorprende.
—¿Qué tal gofres y huevos, vale?
—Bien —murmura, y vuelve a su programa.
Me paso por el baño de abajo y hago mis necesidades antes de ir a la cocina. Por suerte, me he dejado aquí la gofrera, así que la enchufo y me pongo a preparar la masa. Jin no tarda en unirse a mí, arrugado por el sueño y adorable con su chándal y una suave camiseta azul. Se me revuelven las tripas al verlo.
—¿Qué? —pregunta Jin, frotándose el ojo mientras coge huevos de la nevera.
—Nada —le respondo—. Eres mono, eso es todo.
Suelta una carcajada y me mira entrecerrando los ojos.
—Creo que necesitas una revisión ocular.
Me burlo, dejo la batidora y me pongo detrás del hombre. Se apoya en mi pecho con un suspiro y lo rodeo con los brazos.
—Semental, siempre estás muy guapo, pero ¿ahora? ¿A primera hora de la mañana, cuando aún no has tomado cafeína y tienes una línea de almohada en la mejilla? Me considero afortunado por poder verte así.
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Una oportunidad para amar de nuevo
RandomAdaptación hecha al Kookjin, historia de Harrison personaje de la adaptación "Décadas de amor"