180° ✧ JIKOOK.

08.

Ya habían pasado varios días desde que Jungkook llegó a la finca Park y la confianza se había profundizado con bastante rapidez. La cercanía entre ambos lo único que hacía era crecer y Jungkook ya no podía negar que el hombre lo atraía como si fuera metal y Jimin un imán. Lo malo era que no estaba seguro de si Jimin se sentía de la misma forma. 

Conforme pasaban tiempo juntos se contaban más cosas, una de esas era la historia familiar de Jimin. Le contó que ninguno de sus dos hermanos había estado interesado en seguir trabajando en el campo después de que se graduaron del colegio. Ambos querían estudiar carreras profesionales y sus padres decidieron apoyarlos, Jimin, en cambio, no le atraía la vida en la ciudad. Era feliz con los animales, ayudando a sus padres y disfrutando de la tranquila vida en el campo, así que a su padre no le pesó que sus otros dos hermanos abandonaran la finca al entrar a la Universidad Nacional con buenas calificaciones en sus exámenes de ingreso, ya que tenía a quien heredar sus terrenos y alguien de confianza que se quedaría con todo cuando muriera. También el detalle de que el último deseo de su madre antes de morir fue que consiguiera esposo con quien pudiera equilibrar sus responsabilidades, sin embargo, Jimin no estaba dispuesto a casarse por una cuestión de conveniencia, así que no se esforzó en conseguir una pareja y al final su madre aceptó dejarlo tranquilo con ese tema, pero que estaría "rezando por un buen esposo para él en el más allá".

—Sí es difícil estar a cargo de todo. Hay mucho trabajo en una finca y si no se tiene a alguien que se encargue de lo doméstico y otro del trabajo pesado es complicado llevarlo todo, pero gracias a ti ya no me siento tan cansado al final del día —le dijo, sonriendo agradecidamente. Jungkook se ruborizó y apartó la mirada.

—Es lo menos que puedo hacer.

En el trascurso de esos días Jimin le había enseñado a alimentar a los animales, ordeñar a las vacas y encargarse del huerto. Lo que más le gustaba era que Jimin cada vez que tenía tiempo le ayudaba a cocinar, lavar los platos o mantener la casa limpia y ordenada y no le dejaba todo a él. Verlo con un delantal rosa era gracioso teniendo en cuenta su contextura musculosa. 

También se estaba haciendo amigo de muchas personas, como la señora Sarang y Yoongi, el esposo de Taehyung. Supo que habían sido repudiados por su familia porque tenían una seria enemistad y Yoongi estaba comprometido con otro hombre, entonces cuando se supo de su amorío no vieron otra entrada a una vida tranquila más que huir. Llegaron a la vereda y Jimin fue muy amable con ellos, les dio hospedaje hasta que les ayudó a construir la pequeña finca donde ahora vivían (que, por cierto, estaba construida en los terrenos de Jimin. Ya que era dueño de tanta extensión de tierra que mucha no llegaba a utilizar, no tuve problema en hacerle un espacio. La pareja no sabía cómo agradecerle) y desde entonces eran bastante cercanos. Ahora Yoongi era lo más cercano a un mejor amigo que había tenido Jungkook en toda su vida, ayudaba mucho el hecho de que tenían la misma edad. La señora Sarang por otra parte lo invitaba a su casa para enseñarle recetas, además tenía una máquina de coser a pedal y Jungkook era feliz cosiendo y bordando en su casa. Había remendado varios pantalones y camisas de trabajar de Jimin y se había hecho un bonito vestido con las telas que Sarang amablemente le regaló. Era feliz viviendo en la vereda.

Con los días pasaron las semanas y con las semanas se cumplió el mes, todo lo documentaba en su agenda, así como sus experiencias y sentimientos por Jimin, también mostraba su remordimiento al estarse encariñando con los animales, con la gente de la vereda, con la finca y con su dueño. Extrañaba a sus padres, pero ese deseo de verlos estaba siendo relegado al deseo de seguir conviviendo con Jimin.

Fue un día que todo le cayó como balde de agua fría.

Era de noche y ambos estaban compartiendo una taza de chocolate caliente mientras conversaban como llevaban haciendo varias noches. Se estaba convirtiendo en una costumbre y el ambiente se estaba haciendo más íntimo cada vez.