180° ✧ JIKOOK.

10.

⚠️CONTENIDO +18⚠️

—Buenos días, Jeon-ssi. El desayuno está delicioso como siempre —dijo Yeonjun, uno de los trabajadores de su esposo, a la mañana siguiente.

—Gracias y buenos días a usted también, señor Choi, pero es más acertado llamarme señora Park —en el comedor, que antes era una bulla de conversaciones entre los trabajadores mientras comían, se hizo un silencio súbito y todas las miradas se dirigieron a Jungkook.

Jungkook los miró con confusión fingida y luego rio, cubriéndose la boca intencionalmente con la mano izquierda, exponiendo su sortija de matrimonio. Un "iiihh" le sucedió al silencio y Jimin entró al comedor.

—¿Qué pasa? —preguntó con desconcierto al ver a todo el mundo callado y mirándolos. Jungkook se dio la vuelta con una sonrisa y fue hacia él para plantarle un beso bajo la atención de veinte trabajadores— ¿Querido? —Jimin le había devuelto el beso un poco consternado.

Era la primera vez que se besaban en público, pero a Jimin no le importó mucho la atención de sus hombres y abrazó a su esposo por la cintura, aunque sí tenía curiosidad sobre lo que estaba pasando.

—¡Tres hurras por el matrimonio Park! —exclamó Yeonjun, sonriendo.

—¡Hurra!

Jungkook se rio y miró a Jimin.

—No puedes juzgarme, llevo un buen tiempo deseando que me llamen señora Park.

Jimin sonrió y volvió a besarlo entre el escándalo de los hombres celebrando su unión.

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La vereda completa los felicitó por su matrimonio y recibieron tantos regalos que Jungkook estaba seguro de que quedaron abastecidos de sobra para tres inviernos, incluso las grandes fincas de las que Jimin era socio le mandaron regalos como animales, telas, frutas y verduras, vajilla y un montón de cosas más. Era un cargamento completo de regalos de boda.

Por otra parte, Yoongi estaba especialmente emocionado con la noticia de que ya compartían un anillo de matrimonio. Aunque la unión no era legal, era suficiente para ellos.

Jungkook a veces sentía que se había transportado a una realidad alterna, una realidad donde sus sueños de vivir con un hombre que lo amaba sinceramente y ejerciendo un oficio del que disfrutaba se hicieron reales. Su vida de universitario en la ciudad se sentía tan lejana que no se creía que ni siquiera había pasado un año desde que su vida cambió al empezar a vivir con Jimin. Miró su sortija mientras lavaba los platos y sonrió, acariciándola. Habían pasado tres meses desde que era un doncel casado y no se había arrepentido ni una vez a haber renunciado a regresar con sus padres. Mirar su anillo de matrimonio seguía teniendo el mismo efecto que el primer día y era enormemente feliz en la finca Park. Ahora era una parte esencial de ella, la vida era buena.

Los días en que terminaba extremadamente cansado nunca faltaban, pero era haciendo cosas que disfrutaba y valía totalmente la pena si al final del día la recompensa era acurrucarse contra el firme pecho de su amado esposo, que terminaba igual de exhausto que él, o que Jimin se acurrucara en el suyo.

Después de lavar los platos del enorme almuerzo que se encargó de preparar para la multitud de trabajadores hambrientos, entre ellos su esposo, se fue a lavar la ropa, aprovechando el viento de otoño que estaba a punto de terminar. El invierno estaba a punto de llegar y todos se estaban apresurando en conseguir leña y asegurando una buena cosecha para no pasar hambre durante la estación más dura de todas. La finca Park de por sí era la más grande de la vereda, pero con la llegada de Jungkook su funcionamiento sólo creció al liberar a Jimin de las ocupaciones domésticas para poder encargarse a tiempo completo en la finca y sacar provecho de todas las extensiones de tierra de las que era dueño por herencia de su padre. Los cultivos se expandieron y su ganadería igual, así que Jimin pudo darle empleo y sustento a los campesinos que necesitaban llevar comida a sus hogares, más ahora que se estaba acercando el invierno.