Becca Jones
—Y por último, no quiero que vuelvas a meter tu lengua en mi boca.
Había terminado de establecer mis simples condiciones para ayudar a Eren en esta locura.
Eren esboza una sonrisa divertida, como si le acababa de decir el mejor chiste que en su vida había oído. Lo miro con mucha seriedad.
—Estás bromeando, ¿cierto? —Eren deja de sonreír.
—¿Acaso quieres meter tu lengua en mi boca de nuevo? —me horrorizo.
—¿Qué? ¡No! ¡No es eso! —Eren sacude la cabeza—. Vale, tampoco estoy muy de acuerdo con eso. —Me limito a observarlo con una mirada confusa, entonces exhala ruidosamente antes de explicarlo con simpleza—: Se supone que estamos saliendo. Tus condiciones no tienen sentido.
—Oh, claro que lo tienen —sostengo con firmeza.
Estamos en la cocina de su casa. Bueno, creo que de hecho es la casa de Patrick, pues fue él quien volvió a abrirme la puerta. Nos reunimos aquí para acordar nuestro trato, y como todo contrato tenía ciertos límites, yo tenía los míos.
Eren levanta la hoja con mis reglas escritas y las relee en voz alta:
—No besos en público ni en privado, no citas para espectáculos, no abrazos ni ningún tipo de coqueteo. —Me mira por encima del papel con una cara de pocos amigos—. ¿Es coña, Becca? No tiene nada de sentido.
Me encojo de hombros.
—Para mí tiene sentido —mascullo, cruzándome de brazos.
Eren se masajea la sien, tratando de mantenerse paciente y sereno.
—Mira, Becca. —Carraspea su garganta y se inclina un poco hacia delante, mirándome—. Serás mi novia por solo cuatro meses. No te propondré follar ni busco ver más allá de tu estúpido sweater, pero entiende que soy una figura pública y todo esto es para limpiar la imagen que tú me has hecho con tu... tonto juego de desenmascararme.
El contrato dura cuatro meses. Solo cuatro meses. Sin excepciones.
Un contrato en el que resaltábamos que era para salvarle el culo a Eren a cambio de las respuestas para la nota final de mi trabajo universitario, con el que planeo sorprender a todos y conseguir un buen puesto laboral en las mejores editoriales de Miami.
Bufo en su cara para remarcar mi descontento con ese peculiar detalle, aunque él tenga razón.
—Bien —acepto sin más, pero lo apunto con mi dedo índice, muy seria—. Pero nada de besos con lengua hasta la tráquea, ¿ok? ¿No sabes lo que es un beso tierno?
Eren alza una de las comisuras de sus labios y afila los rasgos de su rostro.
—¿Quieres practicarlo?
Me ruborizo al instante.
—Practícalo con tu almohada —contraataco.
Eren menea su cabeza a los lados y se me queda mirando tan fijo que siento que puede observar cada sensación que su mirada provoca en mí.
—Como si no hubieras fantasiado alguna vez conmigo —resopla detenidamente con aires de ególatra.
Mis acaloradas mejillas me queman mucho más que antes y durante unos segundos tengo ese impulso de encogerme en el asiento para que dejara de verme.
Eren sabe muy bien el efecto que tiene sobre mí, porque aunque me haya decepcionado y ahora lo aborrecía su cara seguía siendo estúpidamente atractiva como para ignorarle.
ESTÁS LEYENDO
Dorado©
RomansBecca está estudiando periodismo. Eren Hawkins es un escritor de romance. Becca le hará una entrevista a su escritor favorito (y crush desde hace años), y allí descubrirá que no es el chico que ella creía. "Antes de conocerla creía que el amor era n...